No hay cifras que permitan saber en qué medida los sanfrancisqueños exportan más que el resto de los argentinos. Pero es probable que así sea, según marcan algunos indicadores y la percepción de los industriales y funcionarios. Lo cierto es que después de la devaluación, el tejido industrial de esta ciudad –una red de Pequeñas y Medianas Empresas (Pyme) familiares– está sacando provecho de la situación.
Hoy, la mayoría de las industrias sanfrancisqueñas están colocando productos en países como Brasil, Chile, Bolivia, Uruguay, Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, México y Costa Rica. Algunas atienden a mercados más exóticos, como Marruecos y Sudáfrica.
Un termómetro de esta situación es el Resguardo Aduanero (una especie de sucursal de la Aduana que agiliza el proceso) que funciona en el Parque Industrial. Hugo Ribba, director de Desarrollo Económico y Comercio Exterior de la Municipalidad de San Francisco, precisó que en 2001 las operaciones de comercio exterior que pasaron por allí fueron sólo 44, por un monto de 2 millones, con 20 empresas involucradas. A mayo de este año, las operaciones fueron 227, por una suma superior a los 5 millones e implicando a 65 empresas locales.
Claro que esto es sólo una parte de lo que exporta la ciudad, porque muchas empresas despachan desde aduanas como las de Buenos Aires, Córdoba o Rosario, como remarcó Ribba. Es más: nada de lo que exporta el agro de la zona pasa a través del resguardo aduanero.
La Cámara de Comercio Exterior de San Francisco –que este año cumple 20 años– remarca, sobre todo, que hay un fuerte aumento en la cantidad de empresas locales que envían productos al exterior. El segundo rasgo importante es que han diversificado tanto la oferta de la zona como la cantidad de mercados a los que llegan.
Herlando Ruffino, presidente de la Cámara, aseguró que “el principal motivo que permitió este desarrollo fue la excelente calidad y la alta tecnología” que manejan las empresas locales. “Tradicionalmente, San Francisco se destacó por exportar productos con mucho valor agregado. En algunos rubros somos líderes del mercado, como laminados, electrodomésticos, máquinas de coser y autopartes. Terminales de automotrices de todo el mundo son provistas desde acá. Llegamos a lugares donde las exigencias son muy altas”, comentó.
El gobierno municipal de Hugo Madonna no es ajeno al fenómeno. La Municipalidad hizo mucho para que, por ejemplo, se instalara el Resguardo Aduanero en el parque industrial.
Con eso y el depósito fiscal preexistente se radicaron o formaron también despachantes de aduanas, transportes internacionales y empresas de logística. “Hoy San Francisco es una puerta importante de ingreso y egreso de productos. Y nuestras empresas pueden operar directamente”, dice Ribba.
Más cómodo
Un ejemplo es el de la firma Barbero Catamarca, que exporta herramientas. Carlos Barbero, su vicepresidente, explicó que hoy exportar desde San Francisco es “muy cómodo y mucho menos burocrático que en Buenos Aires. Uno tiene la seguridad de que el producto está siendo cargado”.
Hace 40 años que Barbero vende afuera. Hoy, sus principales clientes están en Canadá, México y Chile. Se hizo famosa como exportadora de secarropas. Hoy, su principal producto es el “tornillo de banco”, más conocido como morsa.
“Hace dos meses enviamos el primer pedido a Canadá y ya estamos trabajando en el próximo, que es mucho más importante en su volumen”, dijo Barbero.
También hay incentivos fiscales. La Municipalidad descuenta un porcentaje de la tasa que grava los inmuebles igual al porcentaje de la facturación total de la empresa que corresponde a exportaciones. Si alguien exportara todo lo que fabrica, no tributaría nada.
Otro pequeño aliento: la Municipalidad también entrega Certificados de Crédito Impositivo a empresas que participen en misiones o ferias internacionales. Ese certificado sirve para cancelar parcialmente la contribución sobre inmuebles y la tasa de comercio e industria. El beneficio tiene un tope de mil pesos.
Las delegaciones regionales de la Fundación Exportar y del Procor (Pro Córdoba), también ayudan. San Francisco es una usina de actividades de capacitación, conferencias, misiones comerciales y rondas de negocios.
“Made in San Francisco”
El 80 por ciento de las industrias de esta ciudad no superan los 25 empleados. Pero esto no les impide ser competitivas.
EFN Metalúrgica es un caso típico en San Francisco. Fue creada en 1977 por Enso Nottario y fabrica bombas de aceite para motores pesados y repuestos afines. Su historia comenzó en un pequeño taller, en la vivienda de Nottario. Hoy, tiene sólo 15 operarios y ha exportado a Sudáfrica, Venezuela, Bolivia, Uruguay, Chile, Estados Unidos, México y Francia.
Nancy, Laura y Mauro Nottario, hijos y socios de Enso, recordaron: “El primer mercado fue Sudáfrica, hace 11 años. El contacto surgió a través de un llamado telefónico que nos hizo el comprador”.
Después, incorporaron a otros clientes. “Papá comenzó solo, con un maletín, visitando distintos lugares. Siempre nos interesó abrir nuevos mercados y consolidar los existentes, por eso participamos de eventos internacionales”, aseguró Nancy.
Desde hace unos meses –junto a las empresas Rada, Cravero Repuestos, Pizzi y Schaum Poliuretanos– conformaron el Grupo Exportador Exsa. El objetivo es encontrar nuevos mercados realizando acciones conjuntas.
Hace 40 años, Barbero Catamarca exporta desde San Francisco sus productos a todo el mundo. Carlos Barbero, vicepresidente de la firma, puntualizó que “actualmente sus principales clientes se centran en Canadá, México y Chile”.
Si bien, esta tradicional empresa sanfrancisqueña se caracterizó por sus exportaciones de secarropas, hoy, su principal producto para el mercado internacional es el “tornillo de banco” – conocido comúnmente como morsa .
“Hace dos meses enviamos el primer pedido a Canadá y ya estamos trabajando en el próximo pedido que es mucho más importante en su volumen. Para insertarnos en ese país, debimos realizarles algunos modificaciones a la presentación, nunca habíamos trabajado con mercado tan exigente como este”, dijo Barbero.
Fuente Diario La Voz del Interior