La estrategia comercial del gobierno argentino, está recogiendo elogios en el exterior. Hace dos semanas, el secretario de Comercio, Martín Redrado, y el director del Centro de Economía Internacional (CEI) de la Cancillería, Hernán Lacunza, expusieron en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Washington, un trabajo titulado "Una nueva inserción comercial para América latina". En el marco de un programa del BID sobre comercio e integración, el presidente de la entidad, Enrique Iglesias, destacó que en el trabajo de Redrado y Lacunza se insiste en que "los países deben desarrollar políticas comerciales multipolares y no unipolares", es decir, negociaciones en simultáneo con distintas regiones, "para buscar todas las oportunidades que ofrece la economía global".
Iglesias también señaló que el documento expresa: "El Estado debe tener políticas proactivas para el fomento de las exportaciones y para ello se requiere crear un ambiente propicio en la economía nacional y consensos para producir sinergias entre el sector público y el privado, en amplia consulta con la sociedad civil".
El titular del BID coincidió con Redrado y Lacunza en que la identificación de oportunidades y la evaluación de los comportamientos de la economía en caso de apertura de mercados exigen la utilización de herramientas de modelos de equilibrio general -que permiten determinar efectos sobre la producción, la exportación, el empleo y las remuneraciones- y de equilibrio parcial (identificación de ganadores y perdedores en el nivel sectorial mediante índices de complementariedad comercial, de ventajas comparativas y de comercio intraindustrial).
"El valor del estudio de Redrado es que da una visión integral de cómo impulsar las fuerzas de exportación de una nación, con políticas públicas respetuosas del mercado (market friendly)", concluyó Iglesias.
A partir de la experiencia exitosa de países como Irlanda y Corea del Sur, el secretario de Comercio y el director del CEI concluyen, entre otras cosas, en que la comercial debe ser una política de Estado permanente, ha de acompañarse con un entorno macroeconómico estable, flexibilidad y estabilidad cambiaria, una minimización del sesgo antiexportador e inversión en infraestructura de base; las ventajas naturales deben potenciarse mediante la inversión en formación de capital humano y desarrollo tecnológico; y el acceso a los mercados más importantes debe sumarse a un agresiva estrategia de desarrollo de mercados.
Objetivos
A modo de sugerencia para toda la región, Redrado y Lacunza señalan que la política comercial debe tener cuatro objetivos:
- El primero, incrementar las exportaciones hasta niveles más adecuados a las necesidades de financiamiento externo.
Con la excepción de México y Chile, países como la Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Perú y Uruguay necesitan del equivalente a más de dos años de ventas al exterior para cubrir su deuda externa. Entre las naciones emergentes con "grado de inversión" de su deuda -la mejor calificación-, Hungría precisa un año y Malasia, cinco meses.
- El segundo objetivo consiste en diversificar los productos, tendiendo a los de mayor valor agregado.
- El tercero, desconcentrar las ventas por destino para reducir riesgos.
- El último, multiplicar el número de exportadores mediante la construcción de cadenas de valor. De hecho, cada vez más pymes argentinas exportan.
Para lograr estos objetivos, el trabajo recomienda multipolaridad, sin falsas antinomias, como Estados Unidos, Brasil o la UE.
Fuente Diario La Nación