Por Rafael Bielsa. El crecimiento de las exportaciones argentinas ha sido tema de múltiples tratamientos y análisis en el último tiempo, a partir de la comprobación objetiva y contundente que arrojan las cifras: la Argentina ha incrementado su comercio con el mundo en un 13% y se prevé para este año un nuevo récord que las llevará a los 33.500 millones de dólares. Este es un dato contundente que muestra sin atenuantes un crecimiento de la actividad económica. Ahora, si tomamos en este marco que el crecimiento de las empresas que se volcaron a la exportación es de 21%, siendo a la vez el sector pyme -el principal demandante de mano de obra- el de mayor dinamismo, podemos concluir naturalmente que estas cifras representan algo más que simples valores para la estadística o los índices fiscales: el comercio exterior ha significado para el país un fuerte incremento de puestos de trabajo.
Como se ha ventilado ampliamente, es cierto que existen factores de coyuntura favorables: precios internacionales y tipos de cambio. Pero en un país que se asomó al abismo hace dos años y que enfrenta serias restricciones crediticias sería necio argumentar que las exportaciones crecen sólo porque tienen buen precio. Es sabido que el tipo de cambio constituye una condición necesaria pero no suficiente para alentar la exportación. Un elemento vital ha sido la interacción entre el Estado, que ha favorecido las condiciones para el crecimiento del comercio exterior, y la acción dinámica del sector privado, que ha aprovechado las oportunidades generadas.
La política en materia de comercio internacional que ha llevado adelante la administración del presidente Néstor Kirchner por medio de la Cancillería ha trabajado claramente en una estrategia de inserción económica internacional animada por cuatro objetivos básicos: multiplicar las exportaciones nacionales; diversificar la oferta de productos con mayor valor agregado; desconcentrar los embarques hacia todos los destinos posibles, y extender los beneficios sobre el conjunto de los sectores productivos y de las regiones del país.
En ese marco, la Argentina ha incrementado su participación en diversos andariveles de las negociaciones comerciales, tanto bilaterales como regionales y multilaterales, sobre la base de un enfoque multipolar y abarcativo que prioriza la interacción con aquellas naciones con las cuales nuestros productos poseen complementariedad.
Veamos los datos que sustentan estos presupuestos, a partir de tendencias que merecen destacarse.
En primer lugar, las exportaciones crecieron en términos de precio. Durante el primer semestre, las ventas argentinas al exterior alcanzaron los 16.567 millones de dólares, representando un incremento del 13% en relación con el mismo período del año anterior. Para 2004 se prevé un nuevo récord -del orden de los 33.500 millones de dólares- impulsado sobre todo por las exportaciones de manufacturas, tanto de origen agropecuario (22%) como industrial (19%).
En segundo lugar, aumentaron las cantidades exportadas. Con excepción de los productos primarios -cuyas ventas disminuyeron un 16% debido a factores climáticos-, el resto de los rubros creció: las manufacturas de origen agropecuario (MOA) se incrementaron un 6% en volumen; las de origen industrial (MOI) un 9%; en tanto los combustibles y energía lo hicieron en un 3%.
En tercer lugar, la tendencia hacia la mayor participación de las manufacturas señala un cambio en la composición de las exportaciones argentinas, en tanto se trata de productos con mayor valor agregado, mayor estabilidad de precios a largo plazo y, fundamentalmente, mayor capacidad de generación de empleo por sobre los productos primarios.
En cuarto lugar, aumentó la cantidad de empresas exportadoras en un 21%, siendo el sector pyme el de mayor dinamismo, con una actividad orientada principalmente a los mercados de América latina (30% Mercosur; 12% Chile; 7% Comunidad Andina), aunque también es interesante destacar el aumento de sus ventas a China, que pasó del 2 al 4% en apenas un año. En términos absolutos, esto significa la inclusión de unas 1550 firmas más a la actividad exportadora del país. En el primer semestre de 2004, las pymes exportaron por un valor cercano a los 2060 millones de dólares, representando el 12% del total exportado, con un perfil predominantemente industrial.
Es de destacar que las empresas pequeñas y medianas son las más intensivas en términos de empleo. Las estimaciones señalan que, por cada millón de dólares que exportan, crean aproximadamente 42 puestos de trabajo, en tanto que las empresas grandes sólo crean 26. A la luz de estos datos, el crecimiento de las exportaciones argentinas no sólo ha redundado en un beneficio fiscal sino, esencialmente, en la generación de empleo. Finalmente, hemos dado pasos importantes en cuanto a la diversificación de los mercados para los productos de nuestro país, sumando a los tradicionales -Unión Europea, Mercosur, Chile, Comunidad Andina y Estados Unidos- otros como Corea, China, Japón, India y Medio Oriente, que recibieron el 20% de nuestras ventas al exterior.
En cuanto a los escenarios de negociación internacional, la Argentina ha incrementado su participación tanto en los andariveles bilaterales como regionales y multilaterales porque, como repetimos invariablemente, debemos sentarnos en todas las sillas para defender los intereses de la Nación
Una política de comercio internacional moderna como la descripta tiene como objetivo fundamental generar riqueza y nuevos puestos de trabajo. Esta impostergable construcción colectiva no acepta dilaciones ni demoras.
Dr. Rafael Bielsa. Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación.
Fuente Diario La Nación