Les vendió equipos agroindustriales. Fue una negociación muy difícil y ardua, pero valió la pena, aquí está el resultado", comentó el presidente de Mainero mientras presenciaba el acondicionamiento de los contenedores en los que viaja la primera exportación de cabezales maiceros y girasoleros argentinos a Ucrania. Casi al mismo tiempo, partieron otros equipos agrícolas con destino a Australia. Son nuevos mercados que ha ganado la firma cordobesa fundada hace 70 años en la ciudad de Bell Ville. Es precursora en la fabricación de cabezales -empezó en ese rubro en 1953- y en equipos forrajeros.
Mainero comenzó sus ventas al exterior en 1968. Las inauguró con un envío de moledoras de granos y pasto a Paraguay. "Siempre tuvimos voluntad exportadora y por eso, en 1969, con otras fábricas creamos Acicsa, que luego fue comprada totalmente por nosotros; hoy podríamos decir que es nuestro departamento de comercio exterior", cuenta el vicepresidente de la compañía, Lelio Lambertini, que además es uno de los más antiguos y activos dirigentes de la industria de la maquinaria agrícola.
Después logró un buen desarrollo en países latinoamericanos, en particular los vecinos. Más tarde se pasó por altibajos conforme los procesos económicos y los gobiernos favorecían o dificultaban las exportaciones. "Los años 90 fueron más bien flojos, por el tipo de cambio, aunque nunca dejamos de atender los que consideramos nuestros mercados tradicionales", dijo Mainero.
La paridad cambiaria posdevaluación dio condiciones propicias para vender afuera y entonces la empresa no sólo mejoró su posición entre sus clientes latinoamericanos, sino que pudo comenzar a trabajar para ingresar en nuevos mercados. Es el caso de Ucrania, que también ha sido considerada en alguna época el granero del mundo. "Fueron tres años de trabajo constante y de negociaciones difíciles", reitera el presidente de la fábrica cordobesa. Pero finalmente, con "el apoyo de gente de Lituania, con la que estamos relacionados", se consiguió colocar 35 cabezales maiceros y girasoleros.
Un mercado exigente
Con Australia, la experiencia fue completamente diferente. "Se inició en enero último a partir de una consulta por Internet", contó Mainero, que se declara un entusiasta navegador de la Web, "a través de la cual compro de todo, hasta zapatillas". Tras los primeros contactos por esa vía, los empresarios interesados hicieron en abril una visita a la Argentina, presenciaron demostraciones de los equipos que les interesaban y dijeron: "Estas son las máquinas que necesitamos".
Australia es un mercado tan exigente como el de la Unión Europea. Obliga al cumplimiento de protocolos semejantes a los del Viejo Continente. Mainero, precisamente, ha alcanzado la certificación de normas de seguridad IRAM para la maquinaria agrícola. Eso le dio el pase final a la operación y los contenedores ya están camino a su destino.
La empresa también puso sus ojos en Francia. Oscar Busón, responsable del área de comercio exterior, señaló que se está desarrollando ese mercado. Además de responder a las exigencias del comprador europeo las máquinas se tienen que adaptar "a las necesidades de ellos, que son muy distintas de las nuestras; en tanto aquí la tendencia es a equipos para extensiones cada vez más grandes, allá hay que tomar en cuenta la dimensión de sus explotaciones y las condiciones ambientales", dijo.
Mainero actualmente ocupa en forma directa a 400 empleados e indirectamente a un número similar en pymes de la región a las que encarga agropartes. Lidera varios rubros de equipos en el mercado argentino, como los cabezales de cosecha, rotoenfardadoras y mixers (alimentadores) para hacienda.
Por Juan Carlos Vaca
Fuente Diario La Nación