Las exportaciones del rubro crecieron el 60% por la incorporación de plazas no tradicionales. Mientras los productores textiles sufren la invasión de los productos brasileños y chinos, las empresas de indumentaria están recorriendo el camino inverso, y a fuerza de diseño y bajos costos -en este último caso, gracias a la devaluación- comenzaron a conquistar nuevos mercados internacionales. En 2003, las exportaciones de ropa argentina aumentaron un 59,2% hasta alcanzar los 46,8 millones de dólares, según el relevamiento que realiza la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria. En los primeros cinco meses de 2004, lejos de detener su crecimiento subieron otro 21,1 por ciento y ya suman 22,5 millones de dólares, con lo que, si se anualizan los resultados, durante todo 2004 se podría llegar a la cifra récord de exportaciones por 54,2 millones de dólares.
El crecimiento del sector se explica en gran parte por la incorporación de nuevas plazas internacionales, más allá de los compradores tradicionales, que siempre fueron los países sudamericanos.
Si bien hoy Chile sigue siendo el principal destino de la indumentaria local, el diseño argentino también se está haciendo lugar en Europa, Estados Unidos y en algunos mercados más exóticos como Japón o América Central.
"En nuestro caso empezamos a exportar hace diez años, con el 1 a 1, pero lo que nos permitió la devaluación fue ganar en mercados que hasta ahora no habíamos podido ingresar", explica Damián Koss, jefe de Exportaciones de Caro Cuore.
La marca de ropa interior fue una de las pioneras a la hora de llevar el diseño argentino al exterior y hoy cuenta con 27 locales, entre propios y franquiciados, en una docena de países, incluso destinos poco comunes para las marcas locales como El Salvador, Costa Rica y Arabia Saudita.
"Queremos seguir creciendo afuera, y ya tenemos confirmadas las aperturas de locales en México, Venezuela y Puerto Rico", explican en la compañía, que proyecta cerrar 2004 con exportaciones por 3,5 millones de dólares, lo que representa casi un 20 por ciento del total de su facturación.
La internacionalización de su marca también es el objetivo que persiguen en Mimo, la casa de ropa para niños que hoy cuenta con franquicias en 18 países de América latina. "El diseño argentino es muy valorado no sólo por nuestros vecinos, sino también en toda América Central. De hecho, Mimo hoy cuenta con locales con su marca en Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Puerto Rico", explica Daniel Erejomovich, director de Comercio Exterior de Mimo, que este año obtendrá ingresos por 2,5 millones de dólares en concepto de exportación.
En Wanama -otra de las marcas que más están creciendo en el exterior, con locales en Venezuela, México, Guatemala y Perú, entre otros países- destacan que en la región las marcas argentinas no compiten contra sus pares latinoamericanas, sino con los productos del Primer Mundo.
Capital de la moda
"Más allá de lo que representa San Pablo en materia de diseño, Buenos Aires es la verdadera capital de la moda de América latina, por una cuestión de idioma y gustos. Además, en ningún país de la región las marcas argentinas tienen competencia local, y en el caso de Wanama en cada uno de estos mercados estamos posicionados en el mismo nivel de precios que Guess, Calvin Klein o Tommy Hilfiguer", sostuvo Emiliano Fitá, dueño de la marca de indumentaria femenina. Otra de las plazas no tradicionales donde las marcas argentinas están empezando a ganar clientes es Japón, que debido a su alto poder adquisitivo es uno de los mercados más buscados por los fabricantes de indumentaria de todo el mundo. Los pioneros en poner un pie en el Lejano Oriente fueron Jessica Trosman y Martín Churba, que empezaron a vender sus primeras colecciones cuando eran socios en Trosman/Churba, y ahora que están separados continúan cada uno por su lado exportando a este mercado.
En el caso de Jessica, su nueva marca, Trosman, ya cerró un acuerdo con el holding japonés Onward Kashiyama, uno de los grupos líderes en la fabricación y distribución de artículos de lujo.
El convenio contempla no sólo la distribución en el mercado nipón de los productos fabricados por Trosman en el país y la instalación de un showroom de la marca en Tokio, sino también la exportación de diseño argentino para su posterior fabricación en Japón u otros mercados asiáticos. Por su parte, Churba tampoco se quedó de brazos cruzados. Con su nueva marca, Tramando, acaba de cerrar un acuerdo de distribución mayorista para Japón con el grupo local HP.
"A Japón estamos entrando por diseño y no por precio, y de hecho vamos a vender nuestras prendas al mismo precio que en la Argentina, pero en dólares. Es decir, que lo que cuesta 100 pesos en Buenos Aires en Tokio se va a vender a 100 dólares", explicó Martín Churba.
El diseñador destacó además que a pesar de lo que a simple vista podría pensarse, el origen argentino del producto, lejos de ser una desventaja, se convierte en una de los principales argumentos de venta en el mercado japonés. "Los grandes mercados consumidores de moda están buscando nuevas fuentes de abastecimiento, y en este sentido la Argentina es vista como un mercado exótico, lo cual le termina jugando a favor", señaló Churba.
Por Alfredo Sainz
Fuente Diario La Nación