Las exportaciones de Argentina prometen seguir creciendo y quebrar nuevamente su récord este año, pero sin resolver la asignatura pendiente del sector: diversificar la oferta externa del país, altamente concentrada en las materias primas. El año pasado, las exportaciones argentinas crecieron 14 por ciento a 29.349 millones de dólares y en el 2004 aumentarían un 15 por ciento si se cumple la proyección del gobierno.
Sin embargo, la actividad exportadora sigue atada al desempeño de pocos productos tradicionales de bajo valor agregado, como la soja y el petróleo, lo que la hace vulnerable a las oscilaciones de los precios internacionales.
"Crecieron los precios y los volúmenes, pero en cuanto a diversificación de mercados y de productos no hay gran cosa, más bien todo lo contrario", dijo Alejandro Mayoral, analista en Negocios Internacionales.
Con el objetivo de revertir esta tendencia -explicada por la ausencia de políticas de promoción comercial a largo plazo y de estabilidad cambiaria-, el presidente argentino Néstor Kirchner viajó esta semana a China, el cuarto cliente del país, para ampliar el listado de productos exportados.
China aumentó en un 400 por ciento sus compras de Argentina en los últimos cinco años, que totalizaron 2.500 millones de dólares en el 2003. Pero el 80 por ciento del total fue soja o aceite derivado.
El gobierno anunció que en la gira presidencial, iniciada hace tres días, Argentina concretó un acuerdo para exportar frutas frescas, obtuvo la promesa de que el gigante asiático comprará carnes termoprocesadas y el país espera ampliar las ventas de productos con mayor valor agregado, como software.
Pero los analistas consideran que diversificar las exportaciones llevará un largo tiempo y mucho más trabajo.
"No hay una respuesta de corto plazo para un problema estructural en Argentina y que se ha agravado con el tiempo", dijo Roberto Bouzas, analista de la Universidad de San Andrés.
En el 2003, sólo cinco productos de bajo valor agregado -de origen agropecuario y petróleo crudo- concentraron el 44 por ciento de las exportaciones.
Durante ese año, las ventas fueron impulsadas por los productos del complejo de la soja --granos, aceites, pellets y harinas--que crecieron un 42 por ciento de la mano de una escalada de la cotización internacional.
Y la historia se repitió en el primer cuatrimestre del 2004: las exportaciones crecieron 14 por ciento respecto de igual período del año pasado, pero concentradas en bienes primarios como la soja y sus derivados.
Efecto devaluación
La devaluación del peso en enero del 2002 generó esperanzas entre algunos exportadores de que el fin de un rígido régimen de cambio fijo les permitiría lograr una mayor competitividad en los mercados internacionales.
Pero la depreciación de la moneda -que perdió cerca del 66 por ciento de su valor- no bastó para cambiar la historia.
"Nadie debió pensar que se iba a diversificar por la devaluación en un año. A lo mejor en cinco o diez años, pero no en un año", indicó Marcela Cristini, economista de la Fundacin de Investigaciones Economicas Latinoamericanas (FIEL).
"El efecto inmediato de la devaluación es concentrar las exportaciones en lo que ya existe para exportar", agregó.
Los analistas consideran que el país es competitivo en la producción de productos no tradicionales como software o biotecnología gracias a la existencia de personal calificado para estos desarrollos, y a bajos costos de producción.
Pero creen que el principal obstáculo para desarrollar ventas no tradicionales y la actividad exportadora de empresas pequeñas y medianas es la restricción al financiamiento.
Argentina está en cesación de pagos con sus acreedores privados desde enero del 2002 por casi 100.000 millones de dólares, lo que entorpece el acceso al crédito internacional para empresas locales.
"Si queremos diversificar la oferta y aumentar la participación de las pequeñas y medianas empresas es imperativo mejorar el financiamiento", dijo Beatriz Nofal, economista de la consultora Eco Axis.
Por Juana Inés Casas
Fuente: Reuters