La Argentina se consolida como uno de los principales exportadores de medicamentos del mundo. La capacidad del sector no se agota en el mercado interno. Hoy, los laboratorios nacionales y las firmas extranjeras que establecieron plantas en la Argentina para elaborar medicamentos también están al servicio de la salud de habitantes de las partes más disímiles del globo. Actualmente, el grueso de las ventas al exterior -un 67%- se realiza a los países del Mercosur y de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Y poco a poco los laboratorios están descubriendo mercados más distantes, como los países de América Central, del Lejano Oriente, de la ex Unión Soviética y del norte de Africa.
Los resultados están a la vista: las ventas al exterior del sector crecieron un 30% en el primer cuatrimestre del año respecto del mismo período de 2003. Con estos números, el país mantiene su puesto como primer exportador de medicamentos de América del Sur y se ubica entre los 18 principales del mundo.
"Desde la devaluación se vive una ola de ventas al exterior en grandes y medianos laboratorios nacionales. En este período, que supuso las primeras operaciones de muchas firmas del sector, se creó una conciencia exportadora notable", dijo, entusiasmado, el subdirector ejecutivo de la Cámara Empresaria de Laboratorios Farmacéuticos (Cooperala), Juan Carlos López. Esta entidad agrupa a 87 laboratorios pyme nacionales que exportan una gran variedad de "medicamentos éticos" (de venta bajo receta) y especialmente medicinas oncológicas o para el tratamiento del sida.
Un 80% de estas firmas argentinas ya exporta a América latina, mientras que unos "14 laboratorios exportan al norte de Africa o a naciones de la ex Unión Soviética, como Azerbaiján y Turkmenistán", según López.
Un número más pequeño (que incluye a BioSidus, Bagó y Pablo Cassará) "ya está vendiendo o se está registrando para vender a países como China, Singapur, Tailandia, India, Paquistán, Taiwan, Malasia y Corea", añadió.
Los laboratorios extranjeros con plantas productivas en el país -agrupadas en la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme)- también se muestran optimistas respecto del desempeño de las exportaciones. Estas empresas -que absorben el 56% de las exportaciones del rubro- creen que las ventas al exterior de productos farmacéuticos podrían trepar de 266,3 millones de dólares en 2003 a 300 millones de dólares este año.
El gerente de relaciones internacionales de Caeme, Víctor Hugo Quiñones, explicó que el crecimiento exportador de los laboratorios extranjeros comenzó mucho antes que la devaluación del peso. El gran salto se produjo en los años 90, cuando se multiplicaron las exportaciones de medicamentos (ver cuadro) gracias a la apertura de nuevos mercados regionales, especialmente en el Mercosur.
"Eso está ligado con un proceso internacional de complementación de plantas productivas -subrayó-. La industria se concentró en México, Brasil y la Argentina, y se desmantelaron líneas de producción en países de la región en donde no eran rentables." Hoy existen 20 corporaciones que captan el 62% del mercado farmacéutico de América latina. Esas 20 empresas tienen plantas productivas en México, 19 en Brasil y 15 en la Argentina, según datos de Caeme.
Más que Brasil
Pese al menor número que se estableció en el país, la Argentina está "exportando por 280 millones de dólares y Brasil no llega a los 100 millones de dólares en ventas al exterior", comentó Quiñones, aunque aclaró que el negocio farmacéutico brasileño triplica al local en facturación total.
Pero no sólo la depreciación del peso y la concentración en pocos países de las plantas de las principales firmas del sector explican el perfil exportador que está logrando el país en el rubro farmacéutico. También existen razones culturales, según expresó el director ejecutivo de la Fundación ExportAr, Marcelo Elizondo.
"Gracias a su clase media, la sociedad argentina tiene un nivel de gasto médico y farmacéutico superior al de otros países y esto permite producir más medicamentos para más gente a mejores costos", dijo el funcionario.
Actualmente, las ventas al exterior representan el 20% de los ingresos del rubro cuando a principios de los años 90 no llegaban al 2%, según Caeme. "Nuestro sector es generador de divisas pese a que no lo había sido históricamente", señaló Quiñones.
Pero no todas son rosas. La devaluación redujo el atractivo de la venta de medicamentos en el mercado interno y encareció las importaciones de "principios activos" que son la materia prima de los medicamentos.
Aun cuando el costo de importación de estas sustancias es de tres a uno en relación con el de 2001, los laboratorios nacionales pueden competir en el exterior porque disponen de "alta tecnología, gente capacitada y costos competitivos", explicó López, de Cooperala. La inversión en tecnología y en capacitación del personal se relaciona con la tarea de fiscalización encarada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), encargada de regular al sector. Este organismo adoptó en el país recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para asegurar las buenas prácticas productivas del sector.
Y realiza inspecciones periódicas en los laboratorios del país para cerciorarse de que se aplican en la producción métodos químicos y físicos validados en el globo. Si se detectan fallas, la Anmat puede determinar la clausura de los establecimientos.
El desarrollo actual de la industria farmacéutica no sólo permite a la Argentina exportar productos terminados. También está llevando a los laboratorios internacionales a invertir aquí unos 50 millones de dólares al año en investigaciones para el desarrollo de nuevos medicamentos.
Estos estudios tienen por objetivo lograr la aprobación de los nuevos productos por parte de organismos como la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos y la Agencia de Medicina Europea (EMEA, en inglés), entre otros.
"En este campo, el costo es secundario. Lo que importa es la exactitud de los datos, porque si hay algún inconveniente se retrasa y se encarece el proceso", señaló el director médico del laboratorio norteamericano Elli Lilly, Daniel Flores. Esta empresa invierte 2,2 millones de dólares al año en el país para realizar investigaciones clínicas que se efectúan al mismo tiempo en la Argentina, Estados Unidos, Japón y Australia.
Actualmente lleva adelante 30 proyectos diferentes para la elaboración de nuevos medicamentos oncológicos y para tratar la osteoporosis, la esquizofrenia y la depresión, entre otros.
Así, "el país se beneficia por la inversión y la transferencia de tecnología, los médicos obtienen entrenamiento y los pacientes tratamiento" sintetizó Flores.
Por Leandro Uría
Fuente Diario La Nación