Un año récord, tras otro año récord. Si en 2003 los 29.349 millones de dólares exportados hicieron historia, será por poco tiempo. Para 2004, los especialistas prevén que el país venderá al mundo entre un 5 y un 10% más que el año pasado, aunque la crisis energética amenaza con tirar los números por la borda. Las cifras del primer trimestre de 2004 pueden ser tomadas como una pequeña muestra. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el aumento de las exportaciones en ese período fue de 11%, en tanto que las importaciones subieron un 85% (ver página 8). De esta forma, se obtuvo un superávit comercial de 2658 millones de dólares.
Las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario (MOA) subieron (25%) impulsadas por el fuerte incremento de los precios (22%) y en menor medida de las cantidades (3%). Le siguieron las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI), que crecieron un 10%, y los productos primarios, un 4 por ciento.
El director ejecutivo de la Fundación ExportAr, Marcelo Elizondo, estima que en 2004 la Argentina estaría exportando un 10% más que en 2003 y destaca el fuerte crecimiento de las manufacturas de origen agropecuario. "Esto indica que los alimentos con algún grado de valor agregado y procesamiento están teniendo una importancia relativa cada vez mayor, convirtiendo a otros productos, sobre todo a commodities como el combustible y sus derivados, en productos relativamente menos importantes", señaló.
En cambio, el presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), Enrique Mantilla, mantuvo el pronóstico realizado en 2003 sobre un "piso de crecimiento del 5% para 2004 y un techo del 10%. En el medio consideramos variables como la crisis energética y el crecimiento de Brasil, que nosotros estimamos en 2%, en gran parte gracias a exportaciones a la Argentina. Vemos un crecimiento seguro del 5%, probable del 7%, pero, por aquellos dos factores, no creemos posible un crecimiento del 10%", indicó.
Principales productos
Gran parte del aumento de las ventas tiene que ver con las exportaciones del complejo sojero, estimuladas por un contexto internacional de altos precios.
No obstante, para el analista Ricardo Baccarin, vicepresidente de la corredora de cereales Panagrícola SA, difícilmente se repitan los precios de la soja del primer trimestre: "Fue lo mejor que vimos. Los precios de la segunda quincena de marzo tocaron en Chicago (mercado formador de precios) los niveles más altos en 15 años", narró. Por su parte, las carnes, pieles y cueros registraron un alza importante. Según el presidente de la Cámara de la Industria Curtidora Argentina, Eduardo Wydler, marzo fue récord en la exportación de cueros, lo que explica el dinamismo del sector durante el primer trimestre.
Si bien Wydler asume que este año se podrían superar los 860 millones de dólares de 2003, los cueros no pueden despegar abruptamente porque escasea la materia prima. El incremento en las ventas al exterior depende, entonces, del aumento de los precios internacionales y del valor agregado del mismo. El desafío es vender manufacturas, pero no se consigue esto de la noche a la mañana: "Si decidiéramos hacer zapatos hoy con todos los cueros que tenemos, no alcanzarían las fábricas para procesarlos", explicó.
Los productos químicos orgánicos, los herbicidas y los farmacéuticos mostraron gran dinamismo en sus ventas, como también el mineral de cobre y sus concentrados, los materiales plásticos y los lácteos.
Las previsiones para 2004 son alentadoras. Sin embargo, penden de un hilo. La crisis energética es todavía un signo de interrogación y aunque los empresarios coinciden en que la producción no se vio afectada todavía, afirman que de haber cortes las previsiones optimistas se derrumbarán. "En una curtiembre, todos los mecanismos, según la etapa del proceso, son eléctricos o a gas, y hay procesos que si se interrumpen se corre el riesgo de perder la materia prima", contó Wydler.
Pero el conflicto energético tiene dos vetas: el abastecimiento interno y la incertidumbre sobre el racionamiento del gas, por un lado, y el precio internacional del barril del petróleo, por el otro, cuyas oscilaciones se sienten directa e indirectamente en la producción de todo el globo.
Además, en el caso del gas específicamente, es preciso distinguir su uso como recurso energético, el principal destino, de su papel como insumo clave en la producción de fertilizantes para la agricultura y en el secado y tratamiento del poroto de soja, paso previo a la producción del aceite.
Mala noticia
"No es una buena noticia para los granos que aumente el petróleo, porque se encarece la logística y el costo de la próxima campaña podría ser mayor porque se encarecerían los insumos [fertilizantes]", sostuvo Baccarin, al tiempo que añadió que un petróleo más caro es sinónimo de un flete más costoso, que se trasladará directamente al precio de la soja.
Eddy Fay, director de la agroexportadora Cargill, explicó que el impacto del precio del petróleo es directo en el caso de la urea (un importante insumo para el agro fabricado a partir del gas) y de los fertilizantes fosfatados, hechos sobre la base del amoníaco, derivado del petróleo. "Por ahora no vemos problemas. Pero faltan siglos en términos de mercado para ver si estos insumos se van a encarecer, sobre todo por la alta volatilidad del precio del petróleo. Puede que haya ajustes en los precios", dijo Fay.
El director de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), Alberto Rodríguez, expresó que las fábricas suelen abastecerse de fuel oil durante la época de cortes de gas, pero sólo por pocos días. "Si los cortes se extienden, hay que prever mayor espacio de almacenamiento. Pero hay una parte del proceso que sólo se puede hacer con gas, que es el secado y tratamiento del grano previos al procesamiento para que salga seco y limpio, con lo que aquí tendremos problemas." Si bien el 85% del costo de las aceiteras está fijado por el precio del grano, el gas es uno de los componentes más importantes dentro del 15% restante y, hasta ahora, uno de los "costos manejables".
Por su parte, José María Fumagalli, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Química y Petroquímica (Ciqyp), manifestó que la industria (una de las de mayor crecimiento dentro de las MOI) se verá afectada en distinto grado: "Los sectores más críticos son los que usan gas metano y etano en forma directa para la producción de fertilizantes, etileno, polietileno y PVC, entre otros. Si se interrumpen las plantas separadoras para destinar más calorías al consumo doméstico esas producciones se pararán", advirtió.
"Hay empresas que contrataron gas por anticipado a un precio muy superior para asegurarse la provisión futura y ahora les dicen que por la crisis esos contratos no se pueden renovar; ese valor superior abonado pierde su contraprestación", agregó.
Fumagalli estimó una caída en la producción y en la exportación, pero siempre atada a cómo se den los cortes de energía.
Por último, Mantilla dijo que "la crisis energética va a pegar sobre todo porque los empresarios no tienen garantías sobre los suministros, se manejan con hipótesis y deben programar sus plantas con mucha antelación, mucho antes de que el Gobierno tome decisiones".
Por Lucila Marti Garro y Emiliano Galli
Fuente Diario La Nación