Una delegación chilena mixta, conformada por representantes del Gobierno y de las empresas, estuvo esta semana en Córdoba promocionando Chile como destino de inversiones y trampolín para saltar a un potencial mercado de 1.300 millones de habitantes (si se toman en cuenta todos los acuerdos comerciales que tiene Chile), pero con especial énfasis en los países de la Unión Europea (ahora ampliada de 15 a 25 países), los Estados Unidos y Corea del Sur.
Es que el país trasandino tiene acuerdos de libre comercio con todos estos países y bloques regionales, lo que significa que muchos de sus productos pueden ser exportados a esos destinos con arancel cero o aranceles bajos.
Lo que vinieron a ofrecer los chilenos fue que empresarios argentinos aprovechen esta circunstancia para exportar a esas regiones (sobre todo Estados Unidos y la Unión Europea) a través de Chile y que los productos argentinos salgan con un rótulo “made in Chile”.
Además de que muchos empresarios argentinos lograrían por esta vía acceder a mercados a los cuales ahora no pueden entrar por los altos aranceles, también les conviene a los propios chilenos, porque podrían garantizar cantidades en sus exportaciones. De hecho, en la actualidad, suelen recibir pedidos que exceden largamente su capacidad de producción.
Esto se lograría, en muchos casos, con una asociación entre empresarios de ambos lados de la cordillera para darle valor agregado al producto. Es que si no se le da una vuelta de tuerca al proceso de producción, el bien no puede ser considerado chileno para seguir el recorrido.
Por ejemplo, la simple combinación de productos o el empaquetamiento de los mismos, no alcanza para cambiar el origen del producto y lograr por consiguiente el cambio arancelario.
La clave de todo el proceso es el valor ajustado, que es el valor determinado por el Acuerdo de Valoración Aduanera, excluyendo todos los costos, cargos o gastos en que se incurriere por concepto de transporte, seguro y servicios relacionados inherentes al embarque internacional de las mercancías desde el país de exportación hasta el lugar de importación, (FOB).
Concretamente, lo que se permite por ejemplo, es llevar ganado en pie a Chile y de allí, exportar la carne faenada; llevar pollos vivos y exportarlos congelados; llevar cuero curtido y exportar confecciones de vestimenta o calzado; maderas en troncos o tablas y exportar muebles, puertas, ventanas o molduras.
En cuanto a lo que más interesa en Córdoba, se puede ingresar trigo a Chile y exportar fideos, o ingresar soja y exportar aceite.
O también enviar piezas de autopartes para que se les agregue valor. Por ejemplo, piezas para ser incorporadas a cajas de velocidad que exporta Chile.
Fuente Diario La Voz del Interior