Las exportaciones de vino fino crecerán un 35% este año respecto de 2003, a u$s 180 millones, según los datos preliminares de Bodegas de Argentina, la entidad que nuclea a las principales empresas del sector. Si bien hasta marzo el crecimiento de los envíos al exterior fue del 44%, hasta llegar a los u$s 37 millones, las previsiones para el año marcan unos nueve puntos menos, por las alzas y bajas típicas de las distintas estaciones.
Como viene ocurriendo en los últimos años, Estados Unidos y el Reino Unido concentran cerca del 50% de las exportaciones de vino fino. Sin embargo, con volúmenes todavía pequeños Canadá, Dinamarca y Holanda están en crecimiento. Otra de las novedades es Australia -competencia de la Argentina, en el mapa de productores de vinos del nuevo mundo- que, aunque tiene un poder de compra de unos u$s 100 millones anuales, sólo adquiría productos argentinos por u$s 45.000. Las previsiones marcan un volumen de u$s 700.000 este año, en caso de que avancen las tratativas de varias bodegas.
Marcas
Hoy, el país exporta unas 355 etiquetas a 68 destinos. Entre los vinos mejor posicionados en el exterior están Marcus James (de Fecovita), Trapiche, Norton, Argento (Catena Zapata) y Picajuan y Santa Julia (La Agrícola). También las marcas de Chandon,
Santa Ana y Finca Flichman están haciéndose un lugar. Estas firmas y el resto del sector realizaron inversiones por u$s 1.300 millones en los últimos diez años.
La luz de alarma
Sin embargo, Brasil aparece como el mercado de mayor potencial y también el de mayor riesgo. En los últimos años los despachos de vinos desde la Argentina a la tierra del samba aumentaron de 600.000 a 6 miIlones de litros y ya representan poco más del 6% de las exportaciones.
Además de un cambio cualitativo en los consumidores del país vecino, el incremento de las ventas se fundamenta en que la carga impositiva del sector en la Argentina llega al 20%, contra el 46% de Brasil. Eso se refleja en precios hasta un 50% más bajos.
Esta diferencia disparó el enojo de los productores brasileños, y el avance local en ese mercado podría frenarse si el gobierno vecino da luz verde a las medidas para contener el ingreso de vinos locales, que incluyen la implementación de cuotas de importación para los países del Mercosur.
"Brasil crece a ritmo sostenido y esa posibilidad nos preocupa ya que no respeta la naturaleza del Mercosur. En este caso la solución sería bajarles la carga tributaria a los productores de ese país y no poner trabas a nuestros envíos", señala Sergio Bunin, presidente de International Wine Consultants.
Por su parte, Mario Giordano, gerente de Bodegas de Argentina, asegura que "no existe ninguna medida concreta respecto de posibles cupos ya que el Mercosur no permite aranceles unidireccionales".
Para Giordano, la mayor estabilidad en el contexto políticoeconómico local, y el regreso de algunos mecanismos de financiación, se reflejará en las exportaciones. "Ya no dependemos de uno a otro destino y estamos trabajando para sumar mercados", comenta.
Cuidar el consumo
No obstante, el ejecutivo aclara que "la idea es no descuidar el mercado interno, por eso la mayoría de las compañías buscan lograr su equilibrio financiero entre las ventas locales y las del exterior".
En el mismo sentido opina José Alberto Zuccardi, director de la bodega familiar y presidente de la Unión Vitivinícola Argentina. "Uno de los principales atractivos de producir en la Argentina -dice- es que tenemos un alto consumo per cápita y eso no se debe descuidar".
El ejecutivo anticipa que, en el marco del Plan de desarrollo del sector, las bodegas crearán un fondo de $ 8 millones, destinado principalmente a la difusión de los terruños argentinos fuera del país.
Fuente Diario El Cronista