En tan sólo una década la India se convirtió, con ventas superiores a los 10.000 millones de dólares, en el mayor exportador de software del mundo. Si un país con altos índice de pobreza y en donde el 43% de la gente no sabe leer ni escribir lo consiguió, la Argentina también puede hacerlo pero debe, al igual que la India, actuar rápido con una estrategia que promueva la creación de empresas sin trabas burocráticas y el desarrollo de productos simples, pero buenos. Así lo considera Sowmyanarayanan Sadagopan, director y fundador del Instituto Indio de Tecnología Informática de Bangalore, que es el principal centro de investigación de nuevas tecnologías y formador de profesionales para la industria del software de India.
Sadagopan, uno de los impulsores del polo tecnológico de Bangalore, es asesor de Idea Factory, empresa del Grupo BGH que provee software, y visitó la Argentina para participar de una junta de asesores de la firma y reunirse con empresarios y funcionarios locales con el objetivo de incentivar la industria en el país.
En una entrevista con La Nación, el catedrático del Instituto Indio de Tecnología de Kanpur y doctorado en ingeniería industrial revela el camino que llevó a su país al éxito y que podría consolidar la industria del software en la Argentina.
-¿Qué debería aprender la Argentina de la India para posicionarse como uno de los principales proveedores de software del mundo?
-Tendría que observar varias cosas. La primera es que las empresas indias se perfeccionaron en lo referente a la calidad. Dos tercios de las compañías de software que poseen las más altas certificaciones CMM (normas de calidad específicas para el sector) están en la India. También tendría que tener en cuenta que nosotros nunca pensamos que el tener un mercado doméstico chico nos frenaría. India genera 14.000 millones de dólares por ventas de software y sólo el 10% de esa cifra corresponde a los negocios dentro del país. Mi consejo es que no se preocupen por tener un mercado chico sino que miren la oportunidad que se les presenta en el nivel global. Pueden exportar a España, Estados Unidos, etc.
-Pero ¿cómo se llega a los mercados externos si la imagen del país está deteriorada?
-India también tenía un problema de imagen hace diez años cuando empezó a desarrollar la industria y lo sigue teniendo. Estamos hablando de un país con uno de los mayores índices de pobreza en donde viven miles de chicos sin agua potable, lo cual no dibuja la mejor imagen. Pero si uno se queda quieto y dice que hasta que no se consiga comida para los niños hambrientos no se hará nada no llegará a ningún lado. La Argentina tiene sus problemas y ojalá que los solucione pronto, pero son sólo una parte del país. Tiene muchas cosas buenas como la cercanía con Estados Unidos, que la India no tiene, y que significa una gran ventaja para este negocio. El problema de la imagen estará siempre presente, pero si prueban ser capaces a la gente no le importará. Estados Unidos deterioró su imagen con el tema de Irak, pero la gente le sigue comprando.
-¿En qué debería concentrarse la industria local?
--Estuve hablando con gente del gobierno y de la industria. Di dos conferencias y la gente siempre me preguntó sobre los nichos y las tecnologías que debería desarrollar. Si se toman mucho tiempo para decidir el nicho que van a desarrollar alguien más lo ocupará. El tiempo pasa y todos los países quieren una porción de la torta del negocio del software desde China hasta Nicaragua. Tampoco creo deban concentrarse en una tecnología específica porque este negocio está en permanente renovación. No hay que esperar y especializarse mucho en determinados productos. Busquen una estrategia que quizá no sea la más brillante, pero háganlo pronto como la India. Desarrollen primero los mercados horizontales y luego los verticales. Uno necesita tener un conocimiento general para producir y luego especializarse.
-¿El Estado debe participar del proceso?
-Sí. El Estado ayudó mucho a la India. Tuvimos tres ayudas claves de su parte. La primera es que invirtió mucho en investigación y enseñanza superior, lo cual debería ser una prioridad para la Argentina. Por otro lado, redujo la burocracia y hoy un emprendedor sólo necesita llenar una planilla y en menos de doce horas puede abrir y empezar a operar su empresa. Además, el Estado se encargó de facilitar el acceso de los emprendedores a las computadoras y estableció reducciones de impuestos para las firmas del sector. Esta es una industria que no genera polución y el gobierno debería alentarla. En nuestro caso desarrolló políticas que alimentaron la calidad también, como por ejemplo el hecho de devolver parte de las inversiones que las empresas realizaron para certificar los procesos de calidad.
-¿El sector puede crecer sin crédito?
-Una de las buenas cosas del negocio del software es que no demanda mucho capital: una computadora, oficinas, sillas y nada más. La computadora y las oficinas se pueden alquilar y a medida que el negocio crece se van cubriendo esos gastos. Pero más allá se pueden conseguir créditos. El software generó muchos millonarios dispuestos a invertir en nuevas ideas y también hay fondos de inversión que proveen el capital.
-¿Tener mano de obra barata ayuda?
-Al principio para la India fue una ventaja. Pero luego la calidad pasó a primer plano. No quiero decir que ese costo no sea importante, pero digo que no se consiguen negocios sólo por el costo. La Argentina tiene esa ventaja, pero también tiene otras ventajas, como una buena ubicación y una democracia sólida.
Por Mercedes García Bartelt
Fuente Diario La Nación