El consumidor de la Unión Europea (UE) transformó su paladar y se convirtió uno de los más exigentes compradores a la hora de elegir los productos que integrarán su vida cotidiana. Ahora, el mercado europeo demanda trazabilidad y privilegia los productos orgánicos y con valor agregado. La 34º edición de la Feria Mostra Internazionale dell'Alimentazione (MIA), realizada en los primeros días de febrero en Rimini, ciudad balnearia recostada sobre el mar Adriático, constituyó una cita obligada para propietarios de restaurantes, bares, empresas de catering y de servicios de comida para empresas y escuelas, entre otros rubros vinculados con la comida fuera de casa. Este sector representa un negocio de 53.000 millones de euros -aunque parezca mentira- y reúne anualmente a casi 100 mil concurrentes.
La muestra es un fiel reflejo de la variedad de productos que componen la gastronomía italiana, pero al mismo tiempo suele convertirse en foro de discusión de los temas que preocupan a la producción, la agroindustria y la restauración (comida extradoméstica), así como de las políticas agrícolas y comerciales de la Unión Europea.
Aspectos que quedaron en evidencia cuando el ministro de Políticas Agrícolas y Forestales de Italia, Giovanni Alemanno, aceptó participar de un seminario destinado a analizar el futuro del negocio del "fuori casa" en el primer decenio del nuevo siglo. Al tiempo que se conocían datos de la consultora ACNielsen sobre la tendencia consumista de los italianos, por ejemplo el 50% de lo que se come en este país corresponde al fuera de casa), surgieron dos aspectos en los cuales el ministro puso especial énfasis.
Durante la conferencia de prensa que tuvo lugar con posterioridad al encuentro, Alemanno sostuvo que la Argentina podrá seguir siendo un privilegiado proveedor de alimentos de la Unión Europea si logra avanzar rápidamente en materia de trazabilidad y producción orgánica.
El ministro resaltó que el próximo ingreso de 10 nuevos países al bloque regional, le dará mayor impulso a la demanda de productos con valor agregado. Y dijo que la trazabilidad ya es una necesidad imperiosa para acceder a este mercado, en virtud de los requerimientos del consumidor, que quiere tener las mayores garantías respecto a lo que consume.
La trazabilidad no es sólo una exigencia vinculada a las carnes, donde el fantasma de la vaca loca, mal omnipresente en este continente, sino también en todo tipo de alimentos que se pretenda ingresar con garantía de continuidad.
Respecto a las carnes bovinas, dos empresas estuvieron presentes en Rimini, dentro del stand "Argentina Catering", que montó la Cámara de Comercio Italiana en la República Argentina. Fueron la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) con su marca Acabeef, y Campos del Tesoro, una empresa que provee de hamburguesas a una importante cadena local de comida rápida.
El biológico está de moda
El ministro italiano también habló de los productos biológicos u orgánicos. Y en este punto Argentina tiene un papel significativo que cumplir. En Europa se reconoce que Argentina se ubica entre el reducido lote de países que fueron pioneros en certificación orgánica. Pero atención, porque la "mujer del César no sólo debe ser honesta, sino también parecerlo". Cabe decir esto porque aunque se sepa que algunas producciones locales, como la ganadera, tienen en general por sí mismas características naturales, lo "bio" va de la mano con la trazabilidad.
El mercado europeo no pide sólo la certificación del proceso productivo bajo las normas orgánicas, sino que también hay otro tipo de exigencias, como el Fair Trade, un "comercio limpio" que implica que el productor debe recibir un precio justo por lo que vende.
En Italia se estima que la demanda de orgánicos crecerá en los próximos años del 6% al 15% en su participación del total bruto de alimentos vendibles en este mercado.
Así lo aseguró el ministro, quien señaló que ve a la Argentina como un proveedor natural de este tipo de productos. Al respecto, no hay que desconocer que la UE es el principal cliente de agroalimentos de nuestro país.
En Italia existen en la actualidad unos 60 mil establecimientos que tienen incorporada la producción orgánica, total o parcialmente. El sector facturó en 2002 por valor de 1.600 millones de euros y aunque aún no hay datos finales del año último, se estima que se mantendrá la tendencia creciente en la demanda de biológicos. Como se aprecia existe un nicho potencial al que se debe prestar mucha atención.
Por lo demás, MIA fue una notable vidriera de toda la gama de productos que hacen de la gastronomía italiana la de mayor prestigio en todo el mundo. Dentro de este rubro, los alimentos argentinos pueden llegar a ocupar un lugar importante, gracias a la competitividad en precio, la calidad del producto y la contraestación en el caso de los artículos perecederos. Para ello, claro está, se deben cumplir las exigencias como las que señaló el ministro Alemanno.
Por Juan Carlos Fola
Fuente Diario La Capital de Rosario