La venta de productos orgánicos producidos en un paisaje único y la oportunidad que ofreció la devaluación a los productos "gourmet" aseguraron a la empresa De mi campo la inserción en el mercado en un corto lapso. Así logró pasar de una facturación de 50.000 pesos en su primer año de vida a un millón de pesos en 2003. De mi campo es un emprendimiento familiar iniciado hace cinco años, que produce en forma orgánica especias, tomates deshidratados, aderezos, infusiones, dulces de membrillo y alcayota, y perfumes de rosa y lavanda.
La iniciativa de Marcelo y Cecilia Zunino surgió para aprovechar una propiedad familiar en Barreal, una población ubicada a 170 km de la capital sanjuanina, en el valle de Calingasta. "Mis abuelos fueron pioneros en la zona y nos trasmitieron el amor por esta tierra. Cuando se descubrió que el lugar era ideal para el cultivo de especies, decidimos producirlas", contó Cecilia Zunino, que maneja desde Mendoza el área comercial de la firma.
"Luego de capacitarnos con el consultor Pedro Landa empezamos a experimentar con las especias. Eso fue en 1999 y en 2001 obtuvimos la certificación para producir. Nuestros primeros productos fueron cinco hierbas clásicas, que conocíamos más y tenían salida en el mercado", dijo Zunino, que agregó que ahora fabrican 50 productos.
La empresaria contó que uno de los pilares del éxito fue la elección de un packaging especial. "Sabíamos que teníamos que invertir en ese ítem, porque los productos gourmet entran por los ojos", graficó.
Otra clave del negocio fue que de entrada se hizo pensando en exportar. "Siempre quisimos exportar, porque producimos orgánicos que tienen mucho éxito afuera." La presencia en varias ferias internacionales fue vital a la hora de dar a conocer un producto que recién comenzaba a difundirse, dijo Cecilia Zunino.
Alianza con bodegas
El gran salto al mercado, recordó la emprendedora, se fue dando de diferentes maneras. Por un lado, la empresa hizo una alianza estratégica con algunas bodegas."Decidimos que sería una buena estrategia pegarnos al éxito de ellas, ya que teníamos claro que al ser un producto gourmet la asociación con el vino era natural", evocó. A partir de esa alianza surgió además la idea de producir tomates deshidratados al Malbec, uno de los productos estrella de la firma.
Luego, De mi campo entró en el difícil mercado porteño en 2001, inserción que fue complicada porque entonces "había mucho producto importado compitiendo", según relató Zunino. "Lo bueno es que estuvimos presentes antes de la devaluación, y cuando ésta llegó y se disparó la demanda de productos nacionales gourmet, nosotros estábamos listos, así que las puertas se abrieron instantáneamente." Otra paso decisivo fue que la cheff Dolly Irigoyen le propusiera a los Zunino que produjeran las especias para su línea Espacio Dolly.
Los productos de De mi campo se venden en supermercados, vinerías, bodegas, freeshops y en las parrilladas De mi campo, que vende la línea en sus locales y la usa en la preparación de sus platos.
La firma exporta su producción a Italia, Alemania, Japón y Chile, mercados donde los tomates al Malbec, las hierbas, y el membrillo, "tienen gran aceptación entre los clientes".
En De mi campo trabajan, además de los Zunino, la hija de Cecilia, Milagros Stornell; y unos 10 empleados, además del personal temporario que está presente sólo en épocas de cosecha. La firma posee 40 hectáreas de cultivos orgánicos y dos galpones donde se lavan, secan y envasan los productos.
Por Mercedes Colombres
Fuente Diario La Nación