Lo más revelador de la reunión ministerial realizada en Miami en noviembre pasado para negociar un acuerdo de libre comercio entre 34 países del hemisferio fue un detalle anecdótico: los más de 3000 maletines de computadora entregados por los organizadores a los participantes de la reunión llevaban la etiqueta Made in China. Cuando abrí mi maletín para ver qué había adentro, encontré una carpeta azul, que también llevaba la etiqueta Made in China. Y la lapicera blanca que estaba adentro también tenía el mismo origen.
La única cosa en el maletín que no venía de China era una botella de plástico azul con líquido para hacer burbujas de jabón, que decía Made in Taiwan.
El detalle del maletín simbolizó mucho de lo que ocurrió, tanto en público como detrás de bambalinas, en la reunión del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), donde numerosos líderes empresariales y ministros de Comercio citaron la avalancha de productos chinos en la región para sustentar sus argumentos de que la única manera en que Estados Unidos y América latina podrán enfrentar la creciente competencia china será mediante un acuerdo de libre comercio hemisférico.
"El miedo a China está flotando en la atmósfera en esta reunión´´, me dijo César Gaviria, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, en los pasillos de la reunión.
"China se ha convertido en una amenaza para las Américas, no sólo por la mano de obra barata, sino también en tecnología y atracción de inversión extranjera´´, añadió.
En su discurso en la sesión ministerial, el secretario de Economía mexicano, Fernando Canales, dijo que mientras China y otros países asiáticos están inundando los mercados mundiales con exportaciones altamente competitivas y creciendo a un promedio de un 8% anual, los países latinoamericanos siguen enfrascados "en discusiones ideológicas´´ y creciendo sólo un 2% al año.
México, el más afectado
"Ya no estamos solos en el mundo´´, dijo Canales. Agregó que la avalancha de productos chinos "nos debe servir como incentivo para apresurar las negociaciones de libre comercio´´.
México ha sido uno de los países más afectados por el extraordinario aumento de las exportaciones chinas. Este año, China sobrepasó a México por primera vez como el segundo mayor exportador al mercado estadounidense después de Canadá, según cifras del gobierno de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, China está captando mucha de la inversión extranjera que antes iba a México y al resto de América latina.
El año pasado, México perdió más de 200.000 empleos de la industria maquiladora. Se calcula que más de 300 compañías se trasladaron de México a China para aprovechar los bajísimos salarios -de setenta centavos de dólar la hora- del país asiático.
Los beneficiados
Aunque Brasil y la Argentina se han beneficiado por un aumento de sus exportaciones agrícolas a China -al punto de que el gigante asiático se ha convertido en el segundo mayor mercado para las exportaciones de los dos países sudamericanos-, América latina en general está perdiendo a medida que China se inserta de lleno en la economía global.
Mientras las exportaciones de América latina han crecido a un promedio de 5,6% anual en la última década, las de China crecieron 17% por año, según datos de la Corporación Andina de Fomento. Y la brecha crece todos los días, dicen los economistas.
Entonces, ¿cómo puede el ALCA ayudar a Estados Unidos y América latina a competir con China?
- Primero: un acuerdo de libre comercio hemisférico les daría a compañías latinoamericanas acceso preferencial al mercado norteamericano, con lo que podrían reducir su actual desventaja respecto de las empresas chinas.
- Segundo: el acuerdo de libre comercio hemisférico les permitiría a las compañías latinoamericanas producir en gran escala, para un mercado de 34 países, con lo que abaratarían el costo de sus productos. "Si uno produce sólo para un pequeño mercado interno, los días están contados´´, dijo Frank Vargo, de la Asociación Nacional de Empresas Manufactureras de Estados Unidos.
- Tercero: un acuerdo hemisférico de libre comercio crearía un incentivo económico y garantías legales para aumentar la inversión extranjera en América latina.
Una cosa es invertir en Bolivia hoy, y otra cosa muy distinta sería invertir en Bolivia si uno puede exportar desde allí a Estados Unidos sin tarifas aduaneras, y con garantías legales.
Según me señaló la viceministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Nivia Rossana Castrellón, así como la gente se mueve por intereses o por temores, "el ALCA está avanzando por un interés colectivo en impulsar el desarrollo, y por un miedo colectivo a la amenaza china´´.
Acto seguido, la viceministra desapareció en la multitud de ministros, empresarios y periodistas que pululaban por los pasillos, aferrados a sus maletines Made in China.
Por Andrés Oppenheimer
Fuente Diario La Nación