La devaluación y un dólar que se mantiene cerca de los tres pesos puso en carrera emprendimientos que con la convertibilidad tenían pocas chances de desarrollarse. Es lo que admiten los gestores de un nuevo nicho de mercado, aún en desarrollo, pero en fuerte crecimiento: el de las producciones animales alternativas. Hablamos de conejos, liebres, ciervos, jabalíes, ñandúes, llamas, boas, ranas, yacarés, truchas, salmones y otras especies que encuentran buena demanda, sobre todo en el exterior. El fenómeno más notorio es el de las liebres y conejos, unas de las pocas carnes no tradicionales que se pueden exportar desde Argentina. En 2003 se vendieron afuera —sobre todo a Europa— 3.855 toneladas de liebres, por US$ 11,7 millones; y 342 toneladas de conejo por un valor de US$ 1,4 millón. La venta de conejo literalmente se disparó puesto que en el 2002 se exportaron 124 toneladas por US$ 491.000.
El conejo da de comer a muchos. Entre ellos a Carlos Ruiz, que trabajaba como empleado en una fábrica de pinturas y lo despidieron. Hace un año, con su indemnización compró un equipo de jaulas por $ 3.500, dos conejas ($ 30 cada una) y un macho ($ 50). Los puso a reproducirse en el fondo de su casa, en Temperley, de 8 por 6 metros, y en ese ínfimo espacio conviven hoy unos 100 adultos entre madres y machos, además de 100 gazapos (las crías). Como otros conejeros, Ruiz vive de este negocio, una cadena que además "alimenta" tanto al mercado de las mascotas como a la exportación de carnes y pieles.
En el país hay centenares de criaderos de todo tipo, cuya producción —al menos las declaradas— controlan la Dirección de Fauna Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente, por una parte, y el SENASA, por la otra. Son iniciativas oficiales o privadas, individuales o colectivas, muchas de las cuales aún funcionan de manera aislada e informal. El mismo Ruiz pertenece a una asociación que agrupa a un puñado de conejeros bonaerenses.
Otro sector que crece es el del ciervo, que espera luz verde para exportar. Argentina cuenta con ciervos de altísima genética. Tanto que algunos animales vivos pueden llegar a los 50.000 dólares, contó a este diario Adrián Viera, que asesora a varios de los más exclusivos criaderos, entre ellos Ciervos Argentinos S.A., del neocelandés Neville Johnson.
Como el mercado de yacarés o el del ñandú, el ciervo es un universo más exclusivo. También son altos el costo de la inversión (se estima una hectárea por animal para que alcance ese estado ideal de ser vivo "no estresado") y su rentabilidad, valuada, asciende a un 50% más que el de la vaca, indicó Viera. En el país hay unas 20.000 cabezas de ciervo, cuyas ventas se triplicaron en tres años. En 2003 se vendieron 10 toneladas de este animal, cuya carne cotiza a 22 pesos el kilo.
Pese a que no hay animales infectados, la carne de ciervo no se puede exportar hasta que el país sea declarado libre de aftosa. Por ahora, sirve como producto gourmet en supermercados y mesas de cruceros y hoteles cinco estrellas. Entre éstos está el hotel Alvear, que recientemente ofreció un banquete de Año Nuevo con Don Perignon, ciervo y faisán a casi $ 500 el cubierto..
Otra de las estrellas de las nuevas producciones es el ñandú, protagonista del primer congreso latinoamericano (virtual) sobre conservación y cría comercial de este animal que el INTA llevará a cabo hasta mediados de abril. Desde Córdoba, el vicepresidente del Congreso, Diego Rossi, dijo que hay unos 130 productores en todo el país.
Rossi contó que hoy no se monta una unidad comercial de ñandú en la Argentina con menos de 60.000 pesos. La demanda, que incluye a los grandes supermercados, es inmensa, y no se cubre por la falta de oferta. Del ñandú se aprovecha todo, la carne, el cuero y hasta los huevos, con los que se hacen trabajos de joyería fina.
Fuente Diario Clarín