Rio Negro. El interés por el cultivo de hongos en la región parece ir ‘in crescendo’ a medida que se conocen cada vez más, a nivel nacional y mundial, sus cualidades para el arte culinario y las interesantes posibilidades de inserción de este producto en diversos mercados internacionales. Más de una treintena de interesados -emprendedores, productores y profesionales- participaron en la primera semana de este mes en un curso intensivo que se realizó en Allen sobre la producción y comercialización de hongos. Las jornadas captaron la atención de gente de toda la región, que participó en la capacitación dictada por Jorge Deschamps, el coordinador académico del Centro de Estudios de los Agronegocios y la Calidad de los Alimentos de la Universidad de Belgrano.
El docente, amplio conocedor del tema, aseguró que esta región presenta condiciones inmejorables para el cultivo de hongos -con una alta viabilidad para llevar adelante una producción orgánica- y sostuvo que la actividad presenta interesantes proyecciones para quienes piensan en ella como una alternativa económica a largo plazo.
“Hoy el hongo es mundialmente visto como un alimento rico y que está clasificado entre los elementos light, no tiene colesterol, tiene un nivel muy bajo de sodio y muy pocas calorías. Esto lo hace muy atractivo para la venta”, indicó el doctor en Ciencias Biológicas a “Río Negro Rural”.
Este producto cobra singular importancia en las pautas de consumo de los países europeos, principalmente, pero también en otros como Estados Unidos, que es a su vez uno de los principales productores.
La Argentina se inició en el cultivo de hongos allá por los años ’50 -recordó Deschamps- y se convirtió en el primer país latinoamericano en emprender la actividad. Pese a esto, hoy participa con menos del 1% en la producción mundial.
Entre los productores más relevantes se encuentran Estados Unidos -en primer lugar-, Holanda, Italia, Francia y España; también China y Japón se destacan en la materia.
Pero en los últimos años, en Estados Unidos es donde se observó la evolución más importante en cuanto a niveles de producción y consumo de hongos.
“La demanda creció muchísimo, en general porque se empezaron a utilizar en una gran variedad de comidas. En Estados Unidos están de moda las ‘pizzas hut’, por ejemplo”, comentó Deschamps, “que generalmente llevan trocitos de pollo, cebolla y también hongos”.
En la Argentina los comienzos de la actividad se remontan al interés despertado por el cultivo de champiñones.
Si bien otros hongos han aparecido en la escena y compiten dentro de la actividad, actualmente “en América estamos por debajo del Brasil y con Chile, casi al mismo nivel”, indicó el profesor.
La producción del champiñón predomina en Buenos Aires y alrededores, se precisó, pero en el norte de la Patagonia se posiciona a la cabeza la variedad conocida como “pleurotus” o girgola. “Estamos haciendo los estudios, pero es posible que Neuquén o el Alto Valle estén prácticamente equilibrando lo que se produce en Buenos Aires”, añadió Deschamps.
Si bien en la cultura europea existe una mayor tradición en el consumo de estos productos -se estima una ingesta anual per cápita que puede rondar los diez kilos-, aquí la falta de difusión o conocimiento sobre sus cualidades en la elaboración de platos mina el terreno para un mejor posicionamiento en el mercado local.
Según explicó Deschamps, esta “falta de información” que a menudo poseen los consumidores hace que se vea el producto como excesivamente caro en relación con otros alimentos.
“Es una idea errónea la que acá existe en torno de su costo, porque al hongo no se lo come masivamente, entonces no se puede comparar cuánto vale el kilo de hongos con el precio del kilo de carne o de papas, porque no se lo come de la misma forma. El hongo estaría más cerca de ser un condimento que de ser un alimento en sí. Es algo que da gusto a la comida o acompaña, y se usa en pequeñas cantidades”, indicó el coordinador del curso, organizado por el CFI y el Crear.
Desde el país aún no se exportan hongos cultivados. “Los que salen son de El Bolsón, las morillas que van a Suiza”, se indicó, pero “con los otros todavía no se pueden hacer exportaciones porque no somos competitivos. A nivel mundial, si se pide un contenedor son 3.000 kilos de hongos secos, que son 30.000 kilos de hongos húmedos, y no los tenemos. Por eso creo que elevar los niveles de producción en forma asociativa es uno de los mayores desafíos”, concluyó Deschamps.
Básico: conocer el mercado
El cultivo de hongos es una actividad que no requiere grandes inversiones; se usan álamos para cultivar -que acá ustedes tienen muchos- y las semillas del hongo. Después, solamente requiere un lugar al aire libre y a la sombra y riego, nada más. Ni fertilización ni otras cosas raras”, despachó el profesional -que dicta clases en la Universidad de Belgrano y en la Universidad Católica- ante su auditorio, echando cuesta abajo todo tipo de inquietudes.
“Yo recomendaría esta actividad -agregó Deschamps-, pero siempre acompañada de capacitación, en un proyecto serio. Esto no es una cosa del otro mundo y, como en el resto de las actividades, es fundamental conocer el mercado antes de lanzarse, no producir nada que no se pueda vender. Eso es básico”, reiteró, en tono claro y conciso.
La variedad que más se produce en esta región es el pleurotus, cultivada sobre madera. La inversión no es abultada en el inicio, se requiere contar con un espacio al aire libre y a la sombra, pequeños troncos y las semillas de la variedad elegida, se destacó. Se obtienen dos cosechas anuales y las fuentes de cultivo deben irse renovando, porque duran entre tres y cuatro años.
La comercialización del producto final puede realizarse en fresco -aunque los hongos duran en este estado muy poco tiempo-, deshidratados o en conservas.
No obstante, no todo lo que brilla es oro, y una de las principales desventajas de la actividad está ligada a la comercialización. “Como se dice usualmente, ‘Dios firma en Buenos Aires’, y es el que consume, son 13 millones de personas y con que consuman hongos 100.000 nada más, ya tenés el gran mercado. Ustedes están lejos de ese mercado, y hay que conquistarlo, pero hay otros lugares de turismo interesantes, como Bariloche. Los precios son interesantes y normalmente la inversión que se hace se recupera en los primeros años”.
Fuente Diario Rio Negro