Los ministros de las 34 naciones que negocian el Área de Libre Comercio para las Américas (Alca) lograron ayer en Miami salvar la formalidad del proceso, al acordar una fórmula que permitirá firmar tratados bilaterales o plurilaterales entre los socios hemisféricos. Así lo anunció ayer en Miami el secretario de Comercio Internacional, Martín Redrado, al término de la primera jornada de trabajo de la cumbre ministerial que cerró sus deliberaciones en forma anticipada debido a incidentes con manifestantes.
Redrado dijo que ahora el Alca está “entrando en la etapa final de negociaciones, que es lo sustantivo, donde entendemos que hay distintas realidades y estructuras productivas”.
De tal forma comenzará desde ahora la competencia por la firma de acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos.
“Logramos conformar un esqueleto de negociación y ahora hay que ponerle la carne”, sintetizó el vicecanciller argentino, ante el cierre abrupto de la cumbre.
Los distintos ministros y cancilleres presentes, excepto Cuba, ratificaron la nueva versión del Alca que a instancias de los países del Mercosur, liderados por Brasil, permite avanzar en un acuerdo más flexible y gradual en la liberación comercial continental.
Advertencia de Kirchner
En Argentina, el presidente Néstor Kirchner ratificó la posición de su Gobierno de negociar el Alca desde el bloque Mercosur. “No vamos a hacer nada que perjudique a la Argentina” sintetizó Kirchner quien consideró que es necesario “dar una discusión nacional sobre los temas en los que convenga avanzar y en aquellos que no”.
La nueva versión del Alca flexible, gradual o “a la carta”, es un logro de la estrategia de negociación 4+1 (Mercosur más Estados Unidos) que se puso en práctica durante toda la semana en el marco de las negociaciones por un acuerdo de libre comercio continental que deberá cobrar forma en enero de 2005.
Aunque se anticipó el cierre de la cumbre del Alca, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, arribará hoy a Miami y después se reunirá con organismos de crédito.
La declaración excluye compromisos específicos sobre asuntos controvertidos como los subsidios agrícolas, compras del sector público, reglas de inversión, políticas de competencia, leyes antidumping y derechos compensatorios, poniendo solamente una fecha tope (setiembre de 2004) para un acuerdo sobre el acceso a los mercados.
El nuevo planteo para negociar el Alca es establecer un conjunto de obligaciones y derechos mínimos que puedan adoptarse por los 34 países y profundizar este “Alca light” con acuerdos bilaterales o plurilaterales que cada miembro esté interesado o quiera tener con otros y que no sean excluyentes del tratado general. El hecho más trascendental de la cumbre es que esta vez Estados Unidos parece no haber podido cumplir con sus objetivos previos.
Ante el temor del “efecto Cancún” –donde el rotundo fracaso de las negociaciones por la intransigencia a ceder entre países pobres y ricos impidió todo avance– obligó a Estados Unidos en esta oportunidad a acercar posición con el Mercosur y atenuar la suya.
A su vez, Estados Unidos centró el foco de las protestas desde varios lados. Con imágenes similares a las de Denver, donde la escalada de incidentes entre policías y manifestantes obligó a levantar la rueda de negociaciones auspiciada por la OMC, como fondo debió enfrentar también las protestas de sus socios comerciales más estrechos –México, Canadá y Chile–, molestos por el Alca limitado.
Ante tanto rechazo, en la ceremonia inaugural, el representante de Comercio Exterior estadounidense Robert Zoellick debió pedir a los ministros que “definan y enfoquen” el documento propuesto, delineando lo que será el Alca .
El ministro brasileño de Relaciones Exteriores Celso Amorín, quien presidió la reunión junto con Zoellick, exhortó a los participantes a que el acuerdo sea ambicioso pero equilibrado, y exhortó a los presentes a que “sigan adelante”.