Los referentes económicos de los gobiernos establecen pautas comunes de inflación, deuda pública y déficit fiscal para el futuro.
El costo de vida debería caer al cinco por ciento en los próximos tres años en todo el bloque.
El equipo de Roberto Lavagna negocia límites para los subsidios brasileños.
Los representantes del Mercosur decidieron aquí en las últimas 48 horas resucitar las metas comunes de inflación, deuda pública y déficit fiscal, entre otras variables.
Las pautas habían sido fijadas en la cumbre de diciembre de 2000, pero la crisis de la Argentina y su contagio a los vecinos impidió cumplirlas desde entonces. Ahora, volvieron.
La meta de deuda pública estaba fijada en el 40% del producto bruto interno (PBI) para 2010, pero resultará difícil de cumplir tras la devaluación que dejó a la Argentina con una relación de más del 100% del PBI.
El objetivo de déficit fiscal del 3% se impuso ahora para el año próximo, mientras que el de inflación se estableció en el 5% a partir de 2006. Las buenas intenciones sólo podrán concretarse si se evitan nuevos cataclismos regionales.
Esto, además de que los empresarios argentinos despotrican contra Brasil cada vez que se importan productos desde ese país.
Se quejaron de la devaluación del Real, en 1999, y de la recesión actual porque ha impulsado las exportaciones del gigante sudamericano hacia sus socios del Mercosur.
El lamento contra Brasil y sus subsidios a la producción y a la radicación de inversiones volvió a incluirse ayer en la agenda del bloque, aunque no del modo en que pretendían los ejecutivos argentinos ansiosos por una mayor protección.
La Unión Industrial Argentina (UIA) le había pedido hace dos semanas al ministro de Economía, Roberto Lavagna, que se creara la figura de las salvaguardias (aranceles y cuotas) para proteger a sectores específicos que eventualmente fueran perjudicados por competidores del Mercosur.
Lavagna, pese a que no estuvo ayer en el inicio de la cumbre regional de Paraguay, descartó en forma pública esa propuesta (también rechazada por Brasil), pero instruyó a sus colaboradores que propongan la instauración de otros mecanismos que compensen el efecto distorsivo que tuvieran sobre el comercio los desequilibrios económicos que puedan registrarse en alguno de los cuatro países socios.
En reserva
La negociación se maneja con absoluta reserva. "No lo vamos a discutir por la prensa", declaró el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Martín Redrado, en la terraza del exclusivo Yacht y Golf Club Paraguayo, sede de la reunión que hoy finaliza con la participación de los presidentes.
En el encuentro de ayer de ministros de Economía y Relaciones Exteriores, a la que tampoco concurrió el canciller Rafael Bielsa, la Argentina propuso que a partir de fines del año próximo rijan normas que disciplinen los incentivos a la inversión.
La iniciativa apunta a las subvenciones brasileñas. "Se deben establecer cuáles son los límites a los subsidios y cuáles son las compensaciones que el país que los tenga les dará a los socios", detalló Redrado.
El canciller brasileño, Celso Amorim, se mostró dispuesto a debatirlo, pero dentro de una discusión global que también termine con los "mecanismos compensatorios" y establezca normas regionales de defensa de la competencia.
Tres avances
La Argentina está de acuerdo con promover una legislación común antimonopolios, pero se opone a la eliminación de las normas antidumping (competencia desleal por precios debajo del costo), a las que suele recurrir frente a Brasil.
Otra medida para evitar futuros conflictos comerciales consiste en estabilizar la economía.
Por eso los representantes de los ministros del área y presidentes de los bancos centrales decidieron anteayer, en una reunión previa a la cumbre, que se resucitaran las metas comunes macroeconómicas.
La cumbre de Mercosur finalizará con tres avances, según Redrado. En primer lugar, el acuerdo rubricado ayer con la India, que servirá de contexto para la apertura comercial en ciertos sectores. Las ventas indias al bloque ascendieron en 2001 a US$ 710 millones, mientras que las exportaciones del Mercosur hacia aquel país sumaron US$ 728 millones.
En segundo término, el abordaje de temas que afectan a la unión aduanera, como la armonización de normas técnicas nacionales o la recomposición del deteriorado arancel externo común para las importaciones de fuera del bloque.
El calendario para homogeneizar esas reglas se determinará sólo en otra reunión extraordinaria de ministros en octubre próximo y, ante las dificultades burocráticas de los países, sólo se completará en 2006.
La cumbre de Asunción, por último, servirá para iniciar la discusión de protocolos sobre liberalización de los servicios, compras gubernamentales y protección de las inversiones.
A la Argentina le interesa esta última cuestión después de que el Estado brasileño de Paraná rescindiera, sin abonar compensaciones, los contratos de 24 concesionarios viales, incluidos los participados por Roggio y Cartellone.
Por Alejandro Rebossio
Fuente Diario La Nación