La industria del calzado atraviesa por una incipiente recuperación impulsada por la sustitución de importaciones y, en menor medida, el aumento de las exportaciones de productos de alta calidad.
La situación no es ideal, pero los zapatos nacionales recuperaron en unos meses una gran parte del espacio que perdieron en la década del noventa. Así los señala un informe realizado por la Cámara del Calzado, que conduce Carlos Bueno, a partir del balance del año pasado y las perspectivas para este.
La devaluación impulsó la actividad sectorial, luego de años de aguda depresión por la importación masiva de productos asiáticos y brasileños, que sólo dejó en pie a 700 fábricas de las 2.500 que existían antes de la convertibilidad.
En efecto, el ingreso de mercadería extranjera se desplomó el año pasado un 86 por ciento con respecto a 2001. Pero la crisis también deterioró el consumo interno, que cayó el 21 por ciento. Es por eso que el incrementó de la producción nacional, que fue del 26 por ciento, se debió exclusivamente a la sustitución de importaciones.
Precisamente, el consumo de calzado en el país está en el orden de 1,3 pares anuales, cuando la media mundial es de 1,5 y en Europa llega 4 o 5 pares por año.
"La industria que sobrevivió a la apertura quedó bien parada porque se reconvirtió y atravesó por una gran remodelación de toda su maquinaria", señala el informe.
Precisamente, gracias al tipo de cambio favorable y la competitividad del diseño el año pasado comenzaron a exportarse calzados a Chile, que se perfila como uno de los principales mercados, los Estados Unidos, España y Holanda.
En síntesis, las ventas al exterior subieron el 60 por ciento el año pasado, ya que si bien en el primer semestre la actividad estuvo paralizada por la crisis, en agosto subieron un 110 por ciento con respecto al 2001; en septiembre, 150 por ciento, y en octubre 305 por ciento. El objetivo de la industria para este año "es continuar por el mismo camino".
Fuente PuntoBiz