En un mundo que se vuelve cada vez más competitivo, el gran desafío para las PyMEs argentinas es encontrar la forma de potenciar su producción, agregando valores diferenciales sea por precio o por la calidad. En la actualidad, en distintos puntos del país se han formado clusters industriales en donde la suma de esfuerzos claramente redunda en beneficios para cada una de las empresas que conforman esos grupos asociativos. El planteo es en su génesis sencillo: varias PyMEs se juntan creando
un círculo virtuoso que genera una mejora de producto y permite un aumento en la escala de producción, lo que de forma consecuente posibilita ir en la búsqueda de nuevos mercados externos. Si bien la asociación requiere la puesta en consideración de una serie de factores que son determinantes para el éxito futuro, el hecho de aunar voluntades les permitió a muchas pymes alcanzar un presente positivo.
En el país funcionan unos 130 clusters de los sectores de la actividad metalmecánica, madera y mueble, textiles, software, alimentación, biotecnología, bioingeniería, electrónica, turismo, indumentaria, diseño gráfico, artesanías y de la industria cultural. Estos grupos reúnen a 1.400 empresas en 18 provincias, generando unos 10 mil empleos, lo que demuestra la solidez del entramado de empresas, los cuales aún poseen un mayor potencial de crecimiento. Por otra parte, para este año la facturación estimativa en exportaciones de los 17 clusters asistidos por la Sepyme rondará los 18 millones de dólares.
Respaldo
Desde el Ministerio de Industria consideran la formación de clusters como un factor determinante para que las pymes puedan quebrar su techo productivo y avanzar en la mejora de la competitividad. Es por eso que desde la cartera conducida por Débora Giorgi se le da apoyo al asociativismo de las empresas de un mismo sector o cadena de valor mediante programas de financiamiento y de asesoría.
Quienes buscan conformar un cluster y acceder a los programas de apoyo deben ser empresas o unidades productivas legalmente constituidas en el país, de un mismo sector o cadena de valor, que tengan un proyecto común; deben ser cinco mipymes como mínimo y presentar un proyecto conjunto.
Los beneficios que ofrece el programa de Sistemas Productivos Locales de la Sepyme se canalizan a través de aportes económicos no reembolsables. El subsidio cubre las inversiones y actividades pautadas en un Plan de Trabajo Asociativo por hasta 300 mil pesos en aportes no reembolsables para una inversión de uso común y en el caso de clusters ya maduros, el aporte asciende a 600 mil pesos (o el 60% del proyecto). A su vez, para asesorar a los empresarios en la ejecución, la Sepyme cuenta con la línea de Fortalecimiento Asociativo que cubre, durante un año, los honorarios de un coordinador elegido por el grupo para formular un plan de trabajo con los objetivos y adquisiciones programadas para aumentar la producción y competitividad de las empresas. Por otro lado, el resto de los programas de la Sepyme -que son de acceso individual por parte de las empresas también sirve para fortalecer a los clusters. Así, por ejemplo, el Fonapyme puede ser utilizado para financiar proyectos individuales de las empresas que están en un cluster, pero orientados en la lógica del grupo asociativo. Del mismo modo las empresas pueden aprovechar los beneficios del programa PACC de asistencia técnica. "El programa de asistencia a los grupos asociativos rescata una idea sencilla y con mucho potencial, como es que las pymes, al asociarse, no pierden identidad y en contrapartida ganan escala de producción y de negocios", explican desde el Ministerio de Industria.
En cuanto al respaldo recibido, Adrián Tittarelli, coordinador del Grupo Exportador de Agropartes de Las Parejas (ver «De Las Parejas al mundo») consideró: "El apoyo de Sepyme fue muy valioso, dado que el Programa de Sistemas Productivos Locales se hizo cargo del financiamiento del coordinador durante un año, se consiguió apoyo para realizar la imagen institucional del grupo, como página web, folletería, banners, etc. Además se logró asesoramiento en todo lo que refiere a asistencia a ferias y armado de consorcio de exportación. Por otro lado, realizar un seguimiento del plan de actividades propuesto mediante informes mensuales posibilitó que el grupo no dilate las decisiones y se lleven adelante los compromisos asumidos. El hecho más importante que logró el grupo fue poder establecer su propio centro de distribución en los Estados Unidos, que está en la ciudad de Louisville en el estado de Kentucky.
Esto posibilitó que las exportaciones del grupo sean más fáciles de realizar, dado que se cuenta con personal permanente, servicio posventa y asistencia técnica en ese país".
Según datos del Ministerio de Industria, durante los últimos cuatro años la inversión pública en el estímulo a estos grupos suma alrededor de 12 millones de pesos. La asistencia se incrementó año a año y, por ejemplo, en 2011 se duplicó esa inversión con respecto a 2010. Ese monto hay que leerlo con cuidado: por un lado, no toma en cuenta los honorarios de los profesionales del programa ni de los coordinadores técnicos de los clusters, financiados por el Estado. Más allá del apoyo económico, desde la cartera industrial indicaron que "en cuanto a los beneficios que el programa tiene para las pymes, su mayor impacto no son tanto los fondos que se entregan para financiar inversiones sino todo el trabajo técnico y articulado con las empresas, que finaliza con la constitución de un cluster sostenible en el tiempo".
Fundamentos
La integración potencia a las partes, redundando en beneficios que para las empresas serían difíciles de alcanzar de forma solitaria. Es por eso que desde la cartera industrial consideran sumamente importante el fomento y respaldo a los clusters. "La asociatividad es una herramienta central para el desarrollo de las pymes, y por lo tanto su difusión y su generalización son una prioridad de la política pública para el sector. Asociándose, la pymes pueden, sin perder su individualidad, aumentar su escala productiva, exportar, incorporar tecnología, entre otros aspectos, en condiciones mucho mejores que si lo intentaran individualmente.
El asociativismo es, de alguna manera, una respuesta y una consecuencia a la creciente interdependencia productiva que ha generado la globalización. El mundo se ha tornado extremadamente competitivo y es necesario desarrollar los saberes colectivos. La tecnología avanza inexorablemente. Por lo tanto, el aprendizaje tecnológico debe recorrer el mismo camino colectivo. Ninguna empresa aprende a producir sola. Produce en conjunto y aprende a producir en conjunto. Por eso es que incentivar el funcionamiento colectivo de las empresas está entre las prioridades del Ministerio de Industria", enfatizó Giorgi.
En cuanto al futuro de los grupos asociativos, desde el Ministerio de Industria consideraron que "hay sectores que tienen una potencialidad significativa, tanto por el factor territorial como por la cuestión sectorial. Dentro de la cadena de valor agroalimentaria las pequeñas unidades productivas pueden mejorar la competitividad sistémica y proyectarse desde las economías regionales. También hay mucho potencial en la industria de la madera y el mueble, la cadena textil y la producción metalmecánica".
Dentro los grupos asociativos, un caso destacado es el desarrollo de clusters combinando diferentes cadenas de valor, como por ejemplo la cadena metalmecánica que desarrolla equipamiento para la producción agropecuaria. El caso de la maquinaria agrícola para la producción cerealera es paradigmático: la interacción entre usuarios y productores de maquinaria genera un flujo constante de información sobre el producto que mejora los procesos productivos y promueve avances tecnológicos. Esto mismo se está desarrollando y podría potenciarse en otras producciones, como la vitivinícola y de las frutas tropicales, entre otras.
"En general, la estrategia de la política de asociativismo desde la Sepyme ha sido, y continuará en la dirección de apoyar prioritariamente las cadenas de valor identificadas desde el Ministerio de Industria como las centrales para la política industrial, plasmadas en el trabajo iniciado con el Plan Estratégico Industrial 2020", indicaron desde la Sepyme.
Internacionalización
La asistencia técnica y económica que brinda la cartera industrial, posibilita que los grupos asociativos realicen inversiones en equipos, nuevas tecnologías, espacios físicos y maquinarias que se destinan al uso común de las empresas que lo integran. El desarrollo del cluster ofrece ventajas para los planes de conquista de mercados extranjeros, ya que el proceso de asociación entre empresas con la misma oferta aumenta la escala de producción y en consecuencia las exportaciones, reduce costos de logística y así mejora la posición en la negociación. La asociatividad también implica beneficios para empresas ubicadas en distintos puntos de la cadena de valor o sector de actividad una vez que, en este marco, realizan acuerdos de complementación.
A partir del proceso asociativo, alrededor de 60 pymes integradas en 17 grupos pudieron colocar sus productos industriales, primarios y sus servicios en el mercado internacional, exportando a países como Estados Unidos, Francia, España, Italia, Alemania, China, Japón y Marruecos, además de países integrantes del Mercosur y otras naciones latinoamericanas.
Por otra parte, los grupos asistidos por la Sepyme participaron en misiones comerciales a Alemania, México, Chile, Estados Unidos, España, Bolivia y Brasil. Además, algunos grupos desarrollaron proyectos que les permitieron visitar ferias internacionales, o directamente comenzar a exportar a nuevos mercados.
Regiones
El ciclo de recuperación del país que comenzó en 2003 tuvo la peculiaridad de que las economías regionales fueron las primeras en reaccionar tras la profunda recesión que había dejado la década del 90.
La recuperación proveniente del interior estuvo sustentada en las pymes que aprovecharon instalaciones ociosas para comenzar con el proceso de sustitución de importaciones, para en una segunda fase comenzar a vender sus productos en el mercado externo. Las ventajas que ofrece a las pymes ser parte integrante de un grupo asociativo queda de manifiesto en la distribución geográfica de los clusters, que pueden encontrarse en la mayoría de las provincias, potenciando además a las más relegadas, teniendo en cuenta que seis de cada diez grupos están asentados en provincias del norte del país.
Pero sostener la competitividad es uno de los aspectos más complejos a los que se enfrentan las pymes. Es por eso que los grupos asociativos son una forma de fortalecer a las empresas que en muchos casos son parte importante del dinamismo de pueblos y ciudades del interior. Al respecto, Giorgi evaluó que "el derrame productivo que generan los clusters permite fortalecer regiones, en algunos casos muy alejadas de centros urbanos, con sistemas que industrializan la producción y ofrecen opciones de empleo y desarrollo para sus habitantes. La política de incentivo a la asociatividad empresarial es también una política de federalización de la industrialización.
En efecto, promueve la creación de complejos productivos en todo el país, lo que a su vez estimula el fortalecimiento de las cadenas de valor regional y la industrialización de la producción primaria. Los clusters son instrumentos para que las pymes se arraiguen productivamente en las localidades, especialmente en aquellas zonas alejadas de los centros industriales o con dificultad de acceso a la tecnología. Cuando se trabaja en conjunto, el productor mejora su situación y la de la comunidad a la cual pertenece". Por: Guillermo Gammacurta - Ambito Financiero.