La formación de consorcios de exportación para acceder a los mercados internacionales es el pasaporte de las pequeñas empresas para crecer y diversificar el riesgo de centrar sus ventas en una sola plaza; los casos locales exitosos. Si los mercados mundiales resultan exigentes para las grandes empresas, el esfuerzo de lograr una venta internacional puede parecer inalcanzable para una pyme. Por eso, los consorcios de exportación como alternativa asociativa para disminuir costos y ganar escala en el exterior ampliaron terreno en la Argentina.
Si bien del total de las pymes argentinas sólo algo más del 2% son exportadoras, este indicador muestra el gran crecimiento que puede lograrse en el futuro. Tanto en la Argentina como en el resto del mundo sólo una pequeña porción de las pymes logra acceder a los mercados internacionales. Por este motivo, y dado que este tipo de empresas constituye un camino seguro para crear fuentes de trabajo y combatir la pobreza, es necesario favorecer programas que contribuyan a incluir a este tipo de empresas en el sector exportador.
En este sentido, los consorcios de exportación como herramientas para lograr la inclusión de estas empresas en el circuito internacional resultan fundamentales para contrarrestar la escasez de recursos, en especial humanos. El asociativismo aporta innumerables beneficios a la actividad exportadora. Al trabajar en forma coordinada, las empresas pueden reducir los costos que deben afrontar para asistir a ferias y exposiciones, los gastos de viajes de promoción y ventas, o de contar con depósitos fuera del país. Además, pueden contratar agentes idóneos para la promoción, para generar economías de escala.
Los Estados nacionales benefician la conformación de grupos de pequeñas y medianas empresas para la exportación y, a medida que avanzaron en sus experiencias en los consorcios, cayeron en la cuenta de que era imprescindible involucrar a las autoridades regionales en estas iniciativas. El país que ha desarrollado más programas y leyes en este sentido es Italia.
La experiencia local
En nuestro país, el emprendimiento de mayor trayectoria en la formación de consorcios es el que llevan adelante la Fundación ExportAr y el Standard Bank, con once años de continuidad y 64 grupos en funcionamiento. El programa se complementa con acuerdos con distintas provincias que realizan aportes no reintegrables a las pymes de los consorcios para sus acciones de promoción comercial. En el sector frutícola existen, entre otros, grupos de exportación de frutas frescas desde San Juan, de pasas de uva o mosto orgánico de esa misma provincia, un consorcio de exportación de productos gourmet, y dos dedicados a la venta internacional de arándanos.
El objetivo es que los productores medianos de cada provincia se vean tentados al desafío de exportar y puedan entender su necesidad de complementarse con otras empresas que están en situaciones similares. Los consorcios se pueden formar tanto para buscar un mayor volumen de exportación como para aumentar la oferta exportable con productos complementarios.
Entre las claves para que un grupo exportador sea exitoso, según explica Oscar Alexandro, de la Fundación Export.Ar, se pueden mencionar contar con un plan de acción y una agenda de negocios viables, lograr un reglamento interno que evite problemas en el consorcio, lograr una calidad homogénea de productos y luchar contra el individualismo. Por eso, la primera acción recomendada es crear una página web. Esta pequeña acción puede funcionar como aprendizaje para el trabajo en equipo y para conocer sus tiempos. Como suele decirse, el grupo avanza a la velocidad del más lento. Y si bien esto no parece crucial a la hora de crear una página web, si puede serlo cuando el consorcio deba llenar su primer contenedor con productos perecederos.
A nivel provincial, existen otros organismos, como ProMendoza o el Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán (IDEP), dos organismos integrados por representantes de los sectores público y privado que fomentan las exportaciones, impulsan a las empresas a mejorar su competitividad y crean lazos entre ellas y sus contrapartes del exterior a través de misiones comerciales o de la participación en ferias.
ProFrutal, una empresa privada que apuesta al crecimiento del sector frutícola desarrollando cursos y encuentros para los integrantes de toda la cadena, promueve los consorcios de exportación y el asociativismo desde su Programa Federal de Capacitación que se realiza en las principales regiones frutícolas de la Argentina, con la participación de la Fundación ArgenINTA que brinda capacitación sobre la certificación de normas de calidad para mejorar el acceso a los mercados externos.
El programa
apunta a capacitar a los pequeños y medianos productores en cómo
formar consorcios de exportación.