Las exportaciones argentinas de biodiésel alcanzaron un récord de 160.000 toneladas en enero último, por un valor de 140 millones de dólares. De mantenerse el ritmo de los últimos meses, se proyectan ventas externas por 1.500 millones de dólares en el 2010. Superará ampliamente el valor de las exportaciones de carne vacuna, lácteos, trigo, frutas y otros rubros agrícolas. De esta manera se consolida como el producto estrella de la canasta exportadora argentina.
Los primeros embarques de biodiésel datan de fines del 2008, y ya en el 2009 rozaron los 1.000 millones de dólares a pesar del impacto de la crisis global.
Pero lo más llamativo es que serán también superiores a las exportaciones de petróleo y sus derivados. La paradoja es que la Argentina, sin mucha tradición en el mercado energético, de pronto pasa a jugar un rol decisivo en el mundo de la energía renovable.
El biodiésel se elabora a partir del aceite que se extrae del grano de soja. Desde hace algunos años, la Argentina viene liderando el mercado mundial de aceites vegetales, gracias a la expansión de la cosecha sojera, acompañada por inversiones del orden de los 10.000 millones de dólares en plantas de molienda. La mayor parte de estas fábricas se sitúa cerca de Rosario. Allí hay capacidad instalada para moler 50 millones de toneladas de soja por año, una cifra que alcanza para procesar toda la producción argentina. Los dos productos principales que se obtienen son la harina de soja y el aceite. Argentina también es el principal exportador de harina de soja. Todo el complejo genera entre US$ 15 y 20.000 millones anuales.
La abundancia de aceite de soja, que se exporta prácticamente en su totalidad, dio lugar al interés por instalar plantas de biodiésel. Las primeras inversiones fueron por cuenta de las propias aceiteras, pero luego llegaron otros jugadores de grupos locales, que compran el aceite a las plantas.
El grupo local Vicentín, asociado a la internacional Glencore es hoy el mayor procesador individual de biodiesel del país, con 400.000 metros cúbicos de capacidad. Pero allí nomás están Dreyfus, T6 (sociedad entre Bunge y AGD), Explora, Unitec Bio (Eurnekián), Molinos y ahora Viluco, emplazada en Santiago del Estero.
El principal destino de las exportaciones de biodiésel es la Unión Europea. Allá rige la obligación de mezclar no menos de un 5,75% de biodiesel con el gasoil de petróleo, como una forma de reducir la quema de petróleo, responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero. Argentina optó por este mismo camino, iniciando el corte obligatorio hace pocos días. Esto agregará una demanda de 700.000 toneladas adicionales de biodiésel, lo que colmará la capacidad instalada de esta nueva industria. Diario Clarín.