El polo y los animales de trabajo son los principales rubros de exportación del sector. El negocio de los caballos no desensilla, a pesar de la crisis. Creció un 16 % en el último trienio y atraviesa la tormenta con buenos índices, pese a la retracción en la compra de animales de diversión, gracias a las ventas de caballos de trabajo. En estos días se embarcan rumbo a Colombia 1.900 ejemplares mestizos, animales fuertes, altos y mansos, que serán montados por efectivos de una fuerza de seguridad de ese país. Así lo confirmaron los empresarios del sector, entre quienes se cuentan el exportador y dirigente tambero Guillermo Draletti, de Interpampas, el organizador de la muestra "Nuestros Caballos", Carlos Solanet, y el gerente de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo, Guillermo Buchanan. Los envíos al exterior ya son equivalentes a la mitad de los caballos exportados en 2008, donde los petisos de polo ocuparon casi el 45% de las ventas.
Hace dos años, la firma que dirige Draletti exportó a Rusia 25 caballos de polo, los primeros en llegar a ese país desde la caída del zarismo, con destino al Moscow Polo Club, sede de uno de los deportes amados por la nobleza rusa. El precio de los mestizos ronda los 2.000 dólares, mientras que el promedio de una yegua de polo anda en los 5.000 dólares.
Con más de US$ 33 millones, en 2008, las exportaciones crecieron 8 millones de dólares respecto a las del año anterior. Y el conjunto de la actividad hípica en la Argentina, ronda los US$ 800 millones anuales, lo que representa el 5 % del producto bruto agropecuario. El sector emplea a 70.000 personas y a otras 110.000 en forma indirecta.
El secretario de Ganadería, Luciano Di Tella, dijo a Clarín que "el complejo hípico de la Argentina es de una complejidad y sofisticación crecientes y, en los últimos años, ha venido aportando divisas importantes". Más de 2.500 caballos mestizos de trabajo, salto y actividades de recreación fueron exportados el año pasado, según datos oficiales de la SAGPyA.
Pero la industria hípica no termina allí, porque puertas adentro genera muchos recursos. Entre ellos los provenientes de la actividad de trabajo y la recreativa. José Enrique Miguens, de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos, recordó la selección natural de 400 años que tienen estos animales, descendientes de caballos españoles que crecieron libremente en el actual suelo argentino desde 1.536.
Carlos Solanet, gerente comercial de La Rural, dijo que "la industria hípica sigue funcionando y creciendo, pero cada vez se potencia y exige el caballo de calidad, con acento en la genética". Solanet aclaró que esto no abarca sólo al caballo de polo, sino a "11 razas de pedigree de alta calidad".
El médico veterinario Buchanan, en medio de su tarea de extraer muestras de sangre para certificar el ADN de petisos de polo, aseguró que que"si hay algo que tiene la Argentina es que hay una industria que juega polo y produce caballos para abastecer a distintos lugares en el mundo". En Europa no se cría el caballo de polo -se usan el sangre pura de carrera o razas mestizas- pero aquí, al haber alto nivel de polistas en calidad y cantidad, se produce un caballo específicamente para polo. "Eso nos diferencia del resto del mundo, con una producción anual de unos 7.000 caballos", precisó. Por Patricio Downes. Diario Clarín