El comercio internacional de las provincias acusa un fuerte impacto; un futuro complicado. Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires. De eso, en el interior parecen no tener dudas. Y si los golpes de la crisis se sienten claramente en el comercio exterior del país, la situación particular de los distritos suele ser más aguda. Es cierto que la realidad es diferente según la provincia. Resultan fundamentales los mercados de destino y la diversificación de la canasta exportadora de cada una, tal como lo muestra un estudio realizado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
Según explicó Lucio Castro, director de Inserción Internacional de Cippec, más de la mitad (el 51%) del incremento de las exportaciones provinciales en los últimos 13 años se debe al crecimiento de la demanda mundial, y no a mejoras en la oferta de los exportadores locales.
"Si extrapolamos a grandes rasgos estos cálculos de la sensibilidad [elasticidad] de largo plazo de las exportaciones provinciales a los cambios en la demanda mundial, y asumiendo un piso de contracción económica mundial de 1% y un máximo de 2%, la caída en las ventas externas de la provincia promedio argentina fluctuaría entre una contracción de mínima de casi el 10% y un máximo del 20% en 2009".
Ercole Felippa, titular de Pro Córdoba y empresario lácteo, resumió lo que pasa en su distrito.
"Córdoba es reflejo de la situación que se vive a nivel nacional. En la provincia tenemos, por un lado, un sector de productos primarios, cárnico, lechero, que vive una compleja situación. Al mismo tiempo, el sector industrial automotriz, autopartista y de maquinaria agrícola, entre otros, también transitan momentos sumamente dificultosos que involucran, además, a otros sectores relacionados, como es el de bienes de capital para estas industrias. Tenemos fuerte presencia en ambos polos [primario e industrial], motivo por el cual la situación económica-productiva se muestra muy sensible", dijo.
Señaló luego algunas contradicciones de la política argentina respecto del comercio internacional. "Debe constituir una política de Estado. De poco sirve capacitar los recursos humanos, producir lo que el mundo demanda y generar estrategias de promoción, si no hay lineamientos de base sobre los cuales poder construir una política exportadora sostenida en el tiempo. La promoción de las exportaciones no puede cumplir el efecto deseado si existen hechos que dificultan el crecimiento de las ventas al exterior: imposición de derechos, burocracia, falta de previsibilidad y financiamiento, entre otras cosas."
Carlos Rafaelli, gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe, explicó que en su provincia se mezclaron varios ingredientes para dar vida a la actual situación.
"Hubo un mix terrible: una importante sequía que azotó a la región y la crisis económica internacional. Y a eso hay que sumar la crisis interna caracterizada, principalmente, por la falta de definiciones y una burocracia creciente. La situación comenzó a complicarse en marzo de 2008. Luego, entre julio y agosto hubo una suerte de meseta."
Rafaelli consideró que la crisis entre el Gobierno y el campo "desnudó la falta de resolución sobre varios temas". En el caso de Santa Fe, por ejemplo, "se resintió fuertemente la actividad relacionada con las maquinarias agrícolas y los insumos, como todo lo que se elabora a partir de los desechos de los frigoríficos".
Aunque admitió que era "fundamental" mantener los mercados actuales y buscar nuevas alternativas para intentar escapar a la crisis, contó dos cuestiones que atentaban en contra de eso.
La primera: "Hasta hace poco, los empresarios veían a las misiones comerciales y ferias como herramientas exploratorias. Hoy piensan más antes de viajar. Se preguntan para qué ir a buscar nuevos clientes si, en muchos casos, no pueden saber siquiera si tendrán la materia prima. Otro punto que analizan detenidamente es si la agenda con las contrapartes amerita el gasto".
La segunda: "La realidad económica local cambió las estructuras provinciales que ejecutaban los programas de comercio exterior. Por los problemas que tienen los eslabones iniciales de la cadena productiva, especialmente en el sector de lácteos y miel, se puso el foco en el mercado interno. Una vez más, lo urgente supera a lo importante", concluyó Rafaelli.
Visión patagónica
En Chubut, la realidad parece tener dos caras: la del sector petrolero, por un lado, sin inconvenientes aparentes, y la del resto de las industrias, por el otro.
Sebastián Jelusic, presidente de Pro Chubut, dijo: "El turismo fue muy afectado por la crisis. La ocupación hotelera bajó abruptamente, a la mitad de lo que tradicionalmente era. En Puerto Madryn, un destino de turismo internacional por excelencia y donde los cruceros son muy importantes, el cimbronazo fue fuerte. Lo mismo pasó en Ushuaia y en el Calafate. El sector de las frutas finas también fue muy golpeado. Las cerezas, por ejemplo, se pudrieron en las plantas. Era más caro pagar los costos para cosecharlas que lo que pagaba el mercado".
¿Cuál ha sido la reacción del Gobierno; hubo ayuda oficial para financiar ferias, misiones o rondas de negocio, por ejemplo?,
"No, nada fuera de lo habitual. La agenda de actividades para este año es similar a la de 2008. Lo que sí hemos visto es que en el sector metalmecánico, por ejemplo, la participación de las empresas se redujo a la mitad: si no hay agenda de reuniones cerradas seguras no viajan como antes", respondió Jelusic.
En Pro Mendoza, estiman que en una hipótesis optimista, la provincia terminará 2009, a lo sumo, con un monto de exportaciones similares a las del año pasado, pero con una composición interna diferente.
El gerente de ProMendoza, Marcos Abihaggle, explicó que la crisis generaba oportunidades para algunos productos, pero también deterioraba las de otros. "El tipo de producto es determinante. Por ejemplo, el ajo se cosecha y exporta a partir de noviembre, pero en esa época, el año pasado, el mundo se caía a pedazos y nadie mandaba órdenes de compra: un claro caso de perdedor de mercados. Con el vino en botella está pasando casi lo contrario, los mercados del mundo siguen descubriendo en el vino argentino una muy buena relación precio-calidad."
En ProMendoza creen que la clave para sobrevivir a la crisis "no es hacer muchas actividades, sino poner el foco en acciones puntuales y consensuadas con los sectores o las empresas". En ese sentido, consideran que las rondas inversas son una excelente opción.
En Bahía Blanca también se siente el freno. "El fuerte de nuestro comercio, que es el cereal, está muy parado. La cebolla, que se exportaba a Brasil y a Europa, también. Lo que mantiene con vida al puerto es el polo petroquímico", dijo Damián Limansky, presidente de la Cámara Regional de Comercio Exterior de Bahía Blanca.
Más allá de los efectos directos de la crisis, ¿agrega "sufrimiento" la distancia con Buenos Aires?
"Las necesidades reales del interior son muy diferentes de la realidad de escritorio de quienes deciden cosas en Buenos Aires. Muchos trámites sólo se pueden hacer allá y eso significa, además de tiempo, gastos extras", dijo Rafaelli.
Los mayores costos logísticos -por la distancia y la falta de infraestructura adecuada- son un dato que se repite, y si bien es cierto que es un factor independiente de la crisis, en momentos complicados cobra mayor peso.
Hubo coincidencia en que resulta muy difícil torcer el brazo a la crisis más profunda que se recuerde desde 1930, pero también se señaló que el Gobierno tiene herramientas "al alcance de la mano" con las que podría aliviar de modo sustancial la situación de miles de empresarios.
"Hay grandes demoras en la devolución del IVA y reintegros. Ponerse al día con eso solucionaría un gran problema, o ejecutar los programas de la Sepyme", dijo Rafaelli.
Es cierto que todos están sintiendo el golpe, pero el estudio de Cippec distingue cinco grupos de provincias para mostrar que el futuro no será uno solo.
1) Afortunadas. Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos gozarían de un crecimiento superior al 3% en su demanda externa, dada su fuerte orientación a mercados que seguirán creciendo este año, como China, Brasil y Chile.
2) Compensadas. Balancearán su dependencia del mercado norteamericano (Jujuy -el 16% de sus exportaciones van allí- y Buenos Aires -el 11%), con el mantenimiento de la demanda de Brasil. El dinamismo de la economía chilena sostendría, por su parte, la demanda externa para San Luis y La Rioja, donde China jugaría también un rol crucial.
3) Brasil-dependientes. El destino de distritos como Catamarca, Misiones, Tucumán y La Pampa estará atado al mercado brasilero, que representa en todos los casos más del 20% de sus exportaciones. Para ellas, la demanda externa podría crecer apenas por encima del 1%.
4) Crecimiento cero. Aunque Chile continuaría creciendo en 2009, eso no alcanzaría para compensar el fuerte sesgo hacia los Estados Unidos y Europa. La demanda externa podría ser prácticamente nula para Río Negro, Chubut, Mendoza, San Juan, Formosa, Corrientes y Salta.
5) Desafortunadas. Un último grupo enfrentaría con toda crudeza el viento de frente mundial, atenazados por la recesión de sus principales mercados: Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. Neuquén, Santa Cruz y Tierra del Fuego podrían experimentar una caída cercana al 1,5% promedio en la demanda mundial de sus productos.
Otro factor importante que determina el impacto de la crisis es el elevado grado de concentración de las exportaciones. Según Cippec, si bien la provincia típica exporta en promedio 529 productos a 54 mercados, existen fenomenales diferencias. Mientras Buenos Aires vende casi 5000 productos a más de 100 mercados, Formosa sólo exporta 19 productos, y Santa Cruz vende a menos de 70 países.
Por Florencia Carbone. Suplemento Comercio Exterior - Diario La Nación.