Con caídas en la producción de miel que fluctúan entre el 20% y el 80% respecto al ciclo pasado, la campaña apícola 2008/2009 dejó un sabor amargo en los productores mendocinos que, para colmo, se encuentran con un mercado poco menos que paralizado y una creciente incertidumbre respecto de donde y cuándo van a colocar la producción del año y a qué precio. La situación, con diferencias en unos casos más pronunciadas que en otros, se da en distintos puntos del territorio provincial, y se agrava -con vistas a la sustentabilidad del negocio- por la escasez de alimento producido por las abejas para pasar el invierno, el descuido de prácticas elementales de manejo en el que suelen incurrir muchos productores y los fuertes ataques de varroa que se están detectando que, de no salir con oportunas medidas sanitarias, podrían diezmar la población de las colmenas.
En el Norte de Mendoza los rindes, en general, han sido muy bajos, con pérdidas promedio estimadas por apicultores de la zona de Lavalle de entre 40% y 60% respecto de la campaña 2006/2007. Agustín José Luis, presidente del Consejo Asesor Apícola de ese departamento, cree que allí "la baja ha sido del 50%". Lo atribuye a la falta de lluvias cuando era necesario (en invierno o a finales del él) y a las lluvias "a destiempo". Llovió en primavera, cuando estaban los montes florecidos, lo que hizo que se corriera la flor.
"Una vez que llueve -explica- la flor necesita por lo menos tres días para recuperarse de ese lavado del néctar; y si vuelve a llover a los tres o cuatro días -como ocurrió- se pierde gran parte de la producción, porque la floración dura 10 ó 12 días a lo sumo". Además, "los calores han sido muy fuertes y eso hizo que la flor se deshidratara y no produjera néctar".
Los vientos, agravaron estas condiciones poco propicias para la producción apícola.
José Luis comenta que "hace un par de años que viene mermando la producción" una situación que esta temporada se ha dado en todo el país.
En el Norte provincial, los enjambres están muy poblados; la reina no ha dejado de poner huevos. Entre diciembre y enero se paró un poco y mermó la población de la colmena. Pero los calores y la floración "a destiempo" hicieron retomar el ciclo biológico en el apiario.
"Con las lluvias tardías -apunta- volvieron a florecer el chañar, el alpataco, el algarrobo, el llaollín, la yerba amarilla, el atamisque, entre otras especies autóctonas, además de dañar la planta, incentivó la postura de las reinas y ahora tenemos enjambres como 8 ó 9 marcos de cría. El problema que la colmena no tiene alimento suficiente para atender la demanda de toda esa población. "Si el productor se descuida un par de días, puede ser fatal".
El apicultor y dirigente de Lavalle (donde se calcula que hay alrededor de 14.000 colmenas) sentencia que "el año no ha sido nada positivo" y que el panorama para el próximo no es para nada halagüeño. La gente se está proveyendo de azúcar para el caso que sea necesario reforzar la provisión de comida".
El Valle de Uco
Mario Vicente, apicultor de Tunuyán, dice que el año se planteó bastante bien desde la primavera en cuanto al nivel de humedad y el desarrollo de la cadena de floración, pero hubo una baja a lo largo de la temporada -cuando llegó el momento del acopio- que se ha notado ahora, al final de cosecha, con (según su estimación) un 20% a 30% menos de producción que el año pasado" en toda la provincia.
"Ya en enero se registró una merma en la cantidad de miel acopiada. Primero sacamos una muy buena media alza con 10 ó 12 kilos y cuando fuimos a cambiarla, la sacamos a medias". No obstante, asegura tener datos de productores de Alvear (en lugares muy puntuales de Bowen y de Carmensa) y de algunas zonas de Lavalle, al igual que de Malargüe, que han tenido el mismo rendimiento que el año pasado. A pesar de ello, considera que la cosecha ha sido buena si se la compara con otras regiones del país donde han tenido sequía.
Estima que en el valle de Uco la producción de miel cayó en promedio el 20%. Interpreta que, por un lado, tiene que ver el hecho que los cultivos estén avanzando más sobre el monte natural y por la falta de expresión floral (no tanto por sequía, según dice, sino por las altas temperaturas de fines de primavera y del verano).
En este sentido apunta que, si bien las colonias han tenido muy buen desarrollo, la entrada de néctar no fue tan significativa como otros años. Especies como el melilotus, el trébol blanco, el hinojo (que aparecen espontáneamente en las zonas cultivadas) ni la flora de campo natural, como jarilla, chañar o algarrobo no manifestaron su floración de manera profusa como otros años.
Aún así, el promedio de producción "estuvo entre 15 y 20 kilos, cuando el año pasado llegó cerca de los 25 kilos" por colmena en esa zona del territorio mendocino que podría estar reuniendo entre los departamentos San Carlos, Tunuyán y Tupungato (en ese orden de importancia) alrededor de 10.000 colmenas, según estima Vicente. Los Andes