La serie de nuevos acuerdos que el Mercosur tiene en la mira con países que representan mercados no tradicionales abriría -según estiman los funcionarios de la Cancillería- una puerta para que muchos productores argentinos puedan expandir sus exportaciones de modo que el comercio exterior se multiplique, no sólo en cantidad sino en extensión global y diversidad de mercancías. Unos 25 escenarios de negociaciones permanecen abiertos en diferentes regiones del mundo, entre ellas: Corea, India, países africanos o Rusia. Se plantea entonces el interrogante acerca del éxito de estas gestiones y si podrían servir, en el mediano plazo, como una alternativa para que Argentina reciba un impacto menor en casos, como el presente, de una gran crisis internacional.
Vale recordar cuál fue, el año pasado, el destino de las exportaciones locales: Mercosur el 23%; a la UE el 18%; ASEAN (Corea, República Popular China, Japón e India) el 17%; Chile 7%; otros países de ALADI 6%; 4% a Magreb y Egipto; 3% a Medio Oriente y, a otros destinos, el 11%. La diversidad no ha sido el fuerte de nuestro comercio exterior.
El acuerdo de Libre Comercio firmado el año pasado entre el Mercosur e Israel -el primero extra regional- fue celebrado por los funcionarios argentinos como todo importante logro, por entender que simbolizaba el inicio para la expansión hacia otros puntos del globo, además de sumar un mercado potencialmente interesante en sí mismo y con el cual, hasta el momento, el intercambio fue muy restringido. Israel realiza la casi totalidad de su comercio exterior bajo acuerdos de libre comercio y muchos de los productos argentinos con chances de penetración en el mercado israelí debían franquear altísimas barreras arancelarias.
El subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur, embajador Eduardo Sigal, detalló la necesidad de producir una línea de acuerdos “Sur- Sur” en la estrategia negociadora del bloque: “Mercosur tiene una firme decisión de generar una línea de acuerdos comerciales con distintos países o bloques de países en el mundo, que cuesta instrumentar. Ser fuertemente competitivos en todo lo que lo que es la cadena agroalimentaria, pone en riesgo otras cadenas de los países con los cuales debemos negociar. Pero como, a su vez, estamos en recuperación en materia de manufacturas de origen industrial, las mismas se pueden ver amenazadas por otros países que son fuertemente competitivos en esto. La intención del Mercosur muchas veces colisiona con los intereses de sectores económicos concretos. Nos sucedió con el SACU, países africanos, porque allí está Sudáfrica, que es fuerte en la cadena agroalimentaria, como nosotros, pero a la vez tiene una desarrollada industria automotriz y entró en conflicto con Brasil”.
Durante este primer semestre del año, en que Argentina tiene la Presidencia Pro Témpore del Mercosur, se espera firmar un acuerdo de preferencias fijas con el Southern African Costums Union (SACU), que nuclea a Botswana, Sudáfrica, Lesotho, Namibia y Swazilandia; otro con la India, que ya está cerrado y avanzar en las negociaciones con Corea. “Estos son mercados que pueden resultar significativos aunque hoy no pesen mucho en la balanza comercial. India, Israel y Sudáfrica representan cada uno un 2% del comercio internacional argentino y Corea sólo el 1%”, informa el embajador, pero aclara que “en todos los casos las operaciones con estos países crecieron a un ritmo mucho mayor que el promedio y hasta lo duplicaron”.
“Se intenta una negociación India-Sacu-Mercosur, aparte de las negociaciones Mercosur-Sacu y Mercosur-India. Todos somos productores muy similares en la cadena agroalimentaria y el ir desarrollando acuerdos entre los países del hemisferio sur tiene importancia comercial pero, además, nos fortalecería en los ámbitos multilaterales donde se establecen las reglas del comercio, como es el caso de la OMC. Esta reunión tiene un valor clave más allá del comercio en sí que podamos generar entre nosotros”.
El acuerdo Mercosur-Sacu, que se inició en 2004, está en su etapa final y se trata de “un acuerdo de preferencias fijas porque aún no se puede tomar todo el universo productivo, pero igual estamos hablando de mil líneas arancelarias, y hay que pensar que cada una de ellas abarca desde decenas hasta un centenar de productos, es casi un sector de producción”.
Israel
Según un análisis del Centro de Estudios Económicos Internacional de la Cancillería (CEI), el acuerdo comprende casi todo el comercio bilateral: los productos excluidos representan sólo el 6% del valor de las exportaciones argentinas a Israel y el 10% de las importaciones.
Las exportaciones argentinas a Israel crecerían, según el escenario entre US$ 1,3 millones (6%) y casi US$ 27 millones (121%) en los productos donde hay desgravación arancelaria -a lo que hay que sumar 6 millones por las ventas de nuevas cuotas arancelarias para productos agrícolas-, lo que daría un total de 7,3 millones (5%) y 32,9 millones (24%), según sea el caso. Hasta ahora, para Israel este ha sido un comercio marginal, ya que casi exclusivamente comercia con acuerdos de libre comercio, no obstante se triplicó entre 2004 y 2006.
Los productos que presentan oportunidades a expandir son: trigo, preparaciones alimenticias, revestimientos, artículos de confitería, productos a base de cereales, bolsas de plástico, que están entre los que enfrentaron hasta ahora aranceles más elevados para ingresar. En general, los productos argentinos tenían aranceles de entre el 8 y el 15%, pero algunos cuya exportación está creciendo, como la miel y el aceite de oliva, tenían aranceles del 100%.
SACU (África)
El acuerdo de preferencias arancelarias con el SACU contempla una lista de 951 productos que aún no está vigente y abarca casi todos los productos en los que la Argentina presenta importante potencial: automotriz, agropecuario, bienes de capital e informática, combustibles, cueros y pieles, goma y caucho, herramientas, minerales, químicos y petroquímicos, siderúrgicos, textiles y vestuarios, entre otros.
Corea
Los productos del complejo sojero registran la mayor participación de la Argentina en las compras coreanas actualmente: aceite 82% y harina 17%, de acuerdo a datos del CEI. Ambos productos ingresan con un arancel inferior a 10% (5,4% aceite y 1,8% harina). Pero otros productos que tendrían demanda desde la nación asiática son: minerales de cobre y sus concentrados, cueros y pieles curtidos de bovino, depilados y secos, mozzarella, pescados congelados, tubos sin costura, invertebrados acuáticos, excluidos crustáceos para alimentación humana y tabaco desvenado o desnervado, entre otros.
Por Anahí Abeledo. Especial para Sobreruedas - Fundación Profesional para el Transporte (FPT)