Las empresas argentinas, grandes, medianas y pequeñas, apuestan decididamente por el mercado chino y van conquistando prometedores resultados, puesto que en seis años las exportaciones con ese destino se incrementaron un 300 por ciento. Curtiembres, frigoríficos o laboratorios farmacéuticos argentinos, decididos a ampliar vigorosamente su actividad, incursionan en el gigantesco mercado chino y están obteniendo prometedores resultados.
Una de las empresas pioneras en la aventura oriental fue la curtiembre Sadesa, que ya en los años setenta del siglo XX realizó sus primeros negocios con China.
Se trataba de una partida de cuero vacuno para la confección de botas de mujer, y a partir de esa tímida prueba supo reconocer el inmenso potencial de crecimiento que deparaba ese mercado.
En la actualidad, la firma argentina exporta cueros industrializados a China por valor de 130 millones de dólares anuales, lo que constituye el 60 por ciento de los 2 millones de cueros de ese tipo que vende el país a Pekín.
China es el mayor productor mundial de calzado: nada menos que 7 billones de pares por año, sobre una producción de 13 billones de pares en todo el mundo. Es decir, fabrica el 54 por ciento del total y representa el 35 por ciento de la demanda internacional de cuero.
- Plantas en territorio chino
Debido al crecimiento de la demanda y a la imposibilidad de satisfacer desde Argentina en los plazos adecuados ciertas entregas, Sadesa instaló una curtiembre en China, en donde completa la elaboración de cueros semiacabados provenientes de Buenos Aires, lo que complementa con la tradicional exportación de cueros ya procesados.
Pero no sólo grandes empresas como Sadesa, o como Siderca, que exporta caños de acero, han emprendido la ruta asiática: también pequeñas y medianas firmas de distintos sectores de actividad se han atrevido y observan con esperanza ese enorme mercado.
Tal es el caso del Frigorífico La Pompeya, que comenzó hace 15 años con sus exportaciones a China, y ahora embarca hacia allí interesantes cantidades de chorizos, salchichas y morcillas congeladas.
Pero últimamente descubrió un nuevo y prometedor rubro, que está ligado a las apetencias de la naciente clase media china, que requiere alimentos más exóticos. Así, aprecia las patas, orejas y estómagos cocidos de cerdo, que en Argentina no tienen ninguna aceptación y que el Frigorífico La Pompeya ha empezado a exportar.
- También medicamentos
Otro ejemplo es el laboratorio farmacéutico Bio Sidus, que tras arduos e interminables trámites burocráticos con la Administración Estatal de Medicamentos de China, que se prolongaron durante tres años, logró embarcar en 2002 el primer cargamento de productos farmacéuticos por valor de 150.000 dólares. Existen indicios de que sus exportaciones pueden incrementarse mucho en el futuro.
Pese a que entre 1995 y 2001 el comercio exterior argentino con China creció un 300 por ciento y las ventas ascienden casi a 1.200 millones de dólares, la participación en las importaciones chinas representa apenas un 0,52 por ciento del total.
El potencial de crecimiento es, por lo tanto, ilimitado. Los productos argentinos con más porvenir son las frutas frescas, jugos de fruta, pescados, lácteos, conservas, vino y alimentos orgánicos.
Pero también existe un creciente interés por la vestimenta, el software, la madera, la pulpa de papel y los productos biotecnológicos.
(Buenos Aires/Comunica)