En el granero del mundo, una industria de las más sofisticadas crece a un ritmo que es más del doble del PBI del país y, desde hace seis años, exporta cada año un 20% más que el anterior. El software argentino, que en 2000 exportó por US$ 35 millones, proyecta para este año superar los 300 millones y espera llegar a 1000 millones en 2014, según el plan estratégico del sector. La exportación de software y servicios informáticos incluye, básicamente, el desarrollo de aplicaciones de distinto tipo -desde programas para empresas y portales de Internet hasta juegos multimedia- y el mantenimiento offshore, es decir, desde aquí. Según un informe de la Cámara Empresaria de Software y Servicios Informáticos (Cessi), el 60% de las exportaciones corresponde a grandes empresas y el resto a pymes, la gran mayoría agrupadas en la ciudad de Buenos Aires. Los principales destinos son América latina (con México a la cabeza), Estados Unidos, el Reino Unido y España.
Devaluación y después
Asociar la bonanza exportadora de esta joven industria con la devaluación del peso, en 2002, es casi lógico. Pero, para los empresarios, el fin de la convertibilidad no es la razón que explica el fenómeno: "Es obvio que, con la devaluación, las exportaciones se potenciaron -admite Martín Migoya, CEO de Globant Offshore IT Outsourcing- pero el nivel de competitividad no es un factor aislado". Para el presidente de Cessi, Carlos Pallotti, "la devaluación hizo tres veces más caro viajar y abrir oficinas en el exterior, e hizo caer el mercado interno, nuestra fuente de financiamiento".
En verdad, el sector vio en los mercados externos la solución para la recesión que sintió a fines de los 90, cuando terminaron las privatizaciones, ya que las empresas surgidas de ese proceso eran sus principales clientes.
Y encontró factores sobre los que basar su propuesta de valor: la creatividad y buena calidad de los recursos humanos, las afinidades culturales con Europa y los Estados Unidos y los husos horarios similares a los de ese país, algo importante a la hora de brindar servicios online . Son los fundamentos, dicen los empresarios, para pelearle una porción de mercado a la India, cuya industria supera los US$ 14.000 millones, casi un 30% de los US$ 40.000 millones que mueve el software en el planeta.
Las exportaciones a fin de este año podrían duplicar las de 2004, cuando el volumen de ventas fue de US$ 170 millones. La ley de promoción, sancionada ese año, otorgó beneficios fiscales que incentivaron al sector.
El director de Promoción de Exportaciones de la Cancillería, Gustavo Martino, enfatiza: "Exportamos casi tanto software y servicios informáticos como vino fino, que es una industria centenaria. Eso da una idea del potencial de crecimiento".
Las empresas tienen una participación activa en las giras multisectoriales organizadas por ese ministerio, y en unos días partirán a México y a Washington.
Globant, por ejemplo, tiene entre sus clientes al Grupo Santander, de España, la automotriz Renault y el portal de Internet británico Last Minute, uno de los más visitados del Reino Unido. Los directivos de la compañía, que en 2005 ganó un premio de la Fundación ExportAr como exportador de servicios, sostienen que año tras año duplican su facturación en el exterior.
La importancia del software en el mercado interno también es cada vez mayor. Un informe de la Cancillería señala que, en 2005, el software y los servicios informáticos movieron negocios por $ 3880 millones y estima que llegarán a $ 4700 millones a fin de año. Según el Ministerio de Economía, el sector emplea a unas 50.000 personas, lo que genera el triple de puestos de trabajo que la industria automotriz, por ejemplo. La gran mayoría son profesionales calificados o estudiantes, y el salario promedio es de 3000 pesos, según datos de Cessi. Por Esteban Rafele - Diario La Nación