Con el consumo interno en suave tendencia decreciente, los mercados del exterior se presentaban como la única oportunidad para los productores locales de vino. Y no se quedaron en las parras: entre 2000 y 2005 pasaron de 116 a 302 millones de dólares en exportaciones. En los seis primeros meses de 2006, las ventas al exterior crecieron un 23% respecto del mismo período del año pasado y se espera que para fin de año ese aumento llegue al 30% para rozar los 400 millones de dólares en exportaciones sólo de vino. La Argentina comenzó a exportar masivamente la industria del vino más tarde
que sus inmediatos competidores en el mercado mundial: Chile, Australia y Sudáfrica.
Aunque siempre hubo productos locales en varios países, se trataba básicamente
de ventas a granel o de negocios puntuales a un puñado de destinos. Ahora, en
cambio, los vinos locales se encuentran prácticamente en todo el mundo (aunque
el 57% de las ventas se concentran en seis mercados). En parte, como consecuencia
de inversiones por 1.500 millones de dólares en los últimos 10 años.
"Llegamos más tarde a los mercados. Esto significa una contra, pero también es
una oportunidad porque ya sabemos contra qué competimos", explicó Dolores Lavaque,
titular de una consultora especializada y que -como su apellido indica- conoce
la industria desde ambos lados del mostrador. Organizó, junto a La Rural Predio
Ferial, la exposición "Vinos y Bodegas 2006", y explicó que la apuesta
de la Argentina es exportar los vinos de entre 7 a 10 dólares "un nicho
en el cual tenemos productos realmente muy competitivos".
Si bien la exposición se orientó básicamente a los consumidores finales, también
hubo una "ronda de negocios" para compradores extranjeros a cargo de la gente
de la Fundación Expor.Ar. Se realizaron más de 300 reuniones con potenciales
compradores de Rusia, Colombia, Dinamarca y Brasil, para citar algunos países.
"Nosotros comenzamos a exportar en el 91. Nos dimos cuenta en ese momento que
el crecimiento importante se daría en el exterior, pero no por eso descuidamos
el mercado interno. Al contrario, aprendimos muchas cosas que también volcamos
aquí, tanto en cuestión de gustos como de diseño y packaging. Actualmente, vendemos
afuera entre el 55% y el 60% de nuestra producción en mercados que van desde Londres
a Singapur. Pero ya estamos cerrando negocios en otros países", se alegró Jose
Zuccardi, titular de la bodega Zuccardi, que pasa "más horas volando
para vender que en el campo".
Actualmente hay unas 2.000 bodegas en el país, de todo tipo, nacionalidad y tamaño. De este total, las que exportan actualmente no superan las 400 y se verifica una importante concentración: 20 bodegas exportan el 60% del total. Respecto de las variedades preferidas en el exterior, las banderas locales son el malbec y el torrontés.
Ercilia Nofal es otra "bodeguera" que divide su tiempo entre las vides y los aviones.
"Vendemos en el exterior el 35% de nuestra producción. Nuestros principales mercados
son Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, Holanda y estamos a punto de
firmar contratos para entrar en Brasil y Japón. Tenemos muchas oportunidades y
nuestra intención es exportar el 50% de la producción, pero también es
cierto que la competencia es muy fuerte", sostiene.
Ejemplo: en el mundo hay unas 250.000 etiquetas (marcas) y anualmente se incorporan
entre 2 y 3.000. "Por eso es importante mantener la relación precio—calidad. La
gente en el exterior compra 'vino argentino' no una bodega determinada
que ni conoce. Y si lo que toma no le gusta o no es de buena calidad, dejará de
comprar 'vino argentino', no la marca", sostiene Nofal.
Un imán para todos
Las exportaciones no sólo son importantes para las bodegas nacionales. También
para multinacionales las góndolas extranjeras son una tentación y una necesidad.
"Nosotros exportamos el 70% de 'Terrazas', que es nuestro proyecto exportador
a 45 países. Y del total de la producción vendemos al exterior el 15%", explicó
Pablo Naumann, de Chandon, que pertenece al gigante Moët Hennessy.
"Que un vino local sea parte del proyecto exportador global es fantástico
y nos facilita las cosas. Pero también es verdad que tenemos que competir internamente
con marcas muy prestigiosas y con años de presencia internacional".
"Somos de los pioneros en exportación, ya que comenzamos en 1974. Actualmente
tenemos presencia en más de 40 países y somos los líderes argentinos en mercados
como Dinamarca, Suiza, Japón y Brasil y seguimos apuntando fuerte a América latina
y Central", aseguró María Virginia Zarategui, Area Manager de Bodegas Santa
Ana.
"Vendemos un 15% de nuestra producción con una oferta muy completa. Tenemos algunos
preparados especialmente para la exportación, como varietales, bivarietales,
espumantes y una línea 'premium' y también despachamos los vinos que se consiguen
aquí", aseguró.
Un dato llamativo es que la promoción en el exterior es doble: individual de cada
productor y colectiva a través de Wines of Argentina, un organismo público
no estatal integrado por 12 miembros del sector privado y cinco por el sector
público provincial y financiado por el aporte de todos y cada uno de los productores.
El organismo trabaja en el marco del Plan Estratégico Vitivínicola 2020,
un proyecto también consensuado entre los sectores privado y el público.
"Ya se abrió la primera sucursal operativa de Wines en Londres, en la sede
de nuestra embajada. La idea es utilizar íconos nacionales, el tango, la carne,
la Patagonia, Maradona, para promocionar el vino. Llegamos tarde, pero queremos
pegar más fuerte", contó Lavaque. Por Oscar Martínez - Diario Clarín