La importancia de la economía china sigue creciendo rápidamente y, de hecho, se espera que para 2020 supere en tamaño a la de Estados Unidos y pase a ser la mayor economía del mundo. Hoy, el PBI de China ya representa el 15% del PBI mundial cuando se lo mide a un tipo de cambio de paridad adquisitiva, comparado con sólo 3,5% en 1980, y hoy ya es la segunda economía del mundo. Este fortísimo crecimiento de la economía china ha aumentado su inserción internacional, ya que en la actualidad su comercio internacional representa el 9,5% del comercio mundial. Además, se está convirtiendo en el mayor importador de muchas materias primas, tales como el petróleo, el cobre y la soja entre otras.
Hoy ya no es posible para un país o una región establecer una política de comercio exterior sin tomar en cuenta la realidad de la economía china y sus prácticas comerciales. Esto es cierto tanto para la Argentina como para el Mercosur, donde el tema del acceso al mercado chino debería ocupar un lugar cada vez más importante en la agenda de política exterior. De hecho, los países industrializados en general, y Estados Unidos en particular, dedican cada vez más esfuerzos para poder penetrar en ese mercado.
China tradicionalmente fue una economía muy cerrada, en la que los exportadores que trataban de ingresar enfrentaban numerosas trabas tales como elevadas tarifas de importación, cuotas para muchos productos y restricciones paraarancelarias generalmente relacionadas con regulaciones fitosanitarias o de estándares de calidad.
Estas trabas han disminuido a partir de que China se incorporó a la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero aún siguen siendo importantes en muchas áreas, donde priorizan la entrada de productos primarios para su posterior industrialización y desincentivan fuertemente la entrada de productos con valor agregado.
Según consta en muchos informes, preparados por organismos internacionales, todavía existe preocupación acerca del acceso al mercado para la exportación de productos agropecuarios, donde exportaciones procedentes de Estados Unidos, Brasil y nuestro país se vieron demoradas en reiteradas ocasiones debido a barreras fitosanitarias que impone, muchas veces en forma arbitraria, la Agencia China de Inspecciones y Cuarentena. El uso de este tipo de regulaciones es una de las principales preocupaciones de los exportadores y de los negociadores de los distintos países, ya que requiere un gran esfuerzo conocer todas las trabas para el comercio exterior que introduce China. Por ejemplo, un reciente informe del gobierno de EE.UU. afirma que China ha creado más de 100 nuevos estándares de calidad para alimentos desde que ingresó a la OMC. De muchos informaron a la OMC como corresponde, pero otros no fueron comunicados, especialmente los que fueron dictados por el Ministerio de Salud. Las trabas a las importaciones a China se extienden a muchos sectores económicos, tales como el acero, el petróleo, los fertilizantes y el sector automotor, entre otros, en los que a través del uso de normas de calidad se busca defender y estimular la producción local más allá de lo permitido por la OMC.
Batallas diplomáticas
Nuestro país ya se ha visto perjudicado durante muchos años por las políticas de subsidio al sector agropecuarias de la Unión Europea y por numerosas restricciones al comercio que pone Estados Unidos, que en muchos casos se escudan en razones sanitarias u otras de dudosa razonabilidad técnica. Hoy se están dando muchas batallas diplomáticas para abrir esos mercados.
China ya es el segundo mercado más importante para nuestras exportaciones y con un potencial enorme para los próximos años. Por lo tanto, es crucial que la política de comercio de la Argentina y del Mercosur con China ponga el acento en entender y monitorear la política comercial y en buscar mecanismos para facilitar el acceso de nuestras exportaciones, principalmente, las de mayor valor agregado a ese gran mercado.
Por Miguel A. Kiguel - Diario La Nación