Una de las señales de salud en la economía de un país es su nivel de exportaciones, así como la composición de éstas. Aquél que vende productos primarios en el exterior a buenos precios y en cantidad, dispone de divisas para encarar otro tipo de gastos, como las compras de bienes que no se producen en sus propias estructuras. Pero, si a esos productos se les agrega valor proveniente de su conversión, se establece un doble negocio. Por un lado, ingresan divisas por concepto de esas ventas, pero por otro proporciona trabajo para sus propios habitantes, algo que contribuye a que la distribución de la riqueza se vea perfeccionada.
Las naciones árabes que producen petróleo, por ejemplo, tienen enormes recursos a su disposición. Pero, la renta que ello genera queda en manos de unos pocos, y sólo a través de programas de asistencialismo pueden hacer llegar parte de esa riqueza a quienes en sus territorios carecen de ocupaciones realmente productivas.
En la propia Argentina, que alguna vez fue considerada el granero del mundo por su enorme nivel de exportaciones de granos y carne, hoy en día se advierte una señalada proporción de envíos con poco valor agregado.
El gas o petróleo que se vende a otras naciones no aporta en mucho al trabajo de los propios habitantes; no es lo mismo entregar petróleo que productos derivados de él, desde plásticos hasta químicos para otro tipo de utilidades. Hace algunos años, el abastecimiento de fueloil a centrales porteñas fue ganado por una firma brasileña, que compraba el petróleo en nuestro país, lo refinaba en su territorio y nos lo vendía a precios muy convenientes. Ese es un ejemplo de lo que debe tratar de evitarse.
El nivel de exportaciones con valor agregado, sin embargo, ha ido creciendo en los últimos tiempos y, aunque distemos de encontrarnos en el nivel de algunos países del Oriente Lejano, eso representa mayor ocupación para nuestro pueblo.
Tienen que ver estas reflexiones con lo que sucede con las exportaciones de Mendoza, que en los últimos tiempos, si bien han caído por debajo de la media nacional, por otro lado están integradas cada vez por mayor cantidad de bienes que implican no solamente trabajo para quienes participan en las etapas primarias de la producción, sino en procesos posteriores que implican la necesidad de operar fábricas y tomar empleados para ello.
Para muchos, la suma de la producción petrolera a las cuentas de nuestras exportaciones no resulta, en realidad, adecuada. Pero, si se desagrega ese producido a las cuentas de nuestros envíos al exterior se advierte que se han incrementado rubros como el de manufacturas de origen agropecuario, como aceite de oliva, vinos y frutas procesadas, y, aunque en general se advierte una tendencia ascendente en todos los capítulos de nuestras ventas al exterior, éste parece ser uno de los que mayor crecimiento habría tenido en el último quinquenio.
Si bien no se puede descartar a otras exportaciones como eficaces aportantes a nuestra economía, como las de frutas o productos hortícolas en fresco, es en los productos con mayor valor agregado donde se debe hacer énfasis si se trata de la promoción de nuestros envíos al exterior.
La Argentina, y Mendoza dentro de ella, deben perfeccionar sus diseños de forma tal de alentar el procesamiento de productos primarios hacia otras etapas: enviar ganado en pie no es lo mismo que enviarlo faenado.
Con los granos sucede lo mismo: si se los convierte en productos elaborados, nuestra ganancia será mayor y más fácil solucionar el complicado panorama de la injusta distribución de la riqueza que ha caracterizado a la Argentina durante ya bastante tiempo.
Mendoza, por su parte, tiene mucho para hacer y promover en cuestiones como las que comentamos en el presente. Las misiones comerciales que en los últimos tiempos han viajado al exterior han logrado resultados que están potenciados, por ahora, por el tipo de cambio que favorece las ventas al exterior.
El aliento a los envíos de bienes con alto valor agregado debe ser uno de los objetivos de las estrategias nacionales, y Mendoza, con sus particulares rubros de producción, debe operar sus propias políticas en la materia. Diario Los Andes