Danie Kritzinger, dueño de la bodega Zidela Wine y representante de otras 15 bodegas sudafricanas, está en Mendoza negociando -principalmente con Fecovita- la compra de 20 millones de litros de vino blanco de blancas a granel. “Durante 2003 esta cifra puede crecer a los 30 ó 40 millones y a 20 mil toneladas de mosto”, confirma Alex Berardone, de Safield Trade, responsable de la exportación. Es que el vino blanco está faltando en el mercado interno de Sudáfrica tras las erradicaciones de viñas (21 mil has. en cuatro años) que originaron las bajas de precios de esas uvas. Muchas hectáreas fueron replantadas con uvas tintas y ahora hay excedentes de vinos tintos pero escasez de blancos.
Aún replantando hoy las 21 mil has. de uvas blancas demoraría cuatro años la producción. Esto significa que Sudáfrica necesitará obligatoriamente -al menos durante cuatro años- importar vino blanco y mosto. Es decir que para productores cuyanos hay un negocio asegurado (si se acuerdan calidad y precio) y continuo. Aquí circulan los nombres de Fecovita, Resero y RPB Baggio.
“Elegimos Argentina como proveedor porque estamos en el mismo hemisferio y el estilo de vinos es similar. Los países productores del Hemisferio Sur deberíamos tener un plan estratégico común y no pelear entre nosotros, sino con los vinos del Hemisferio Norte”, afirma Kritzinger. “Entre Sudáfrica y Argentina existe una hermandad hemisférica, en la que no hay contraestación ya que cosechamos, regamos y plantamos en la misma época. Nos podemos ayudar mutuamente en el movimiento de vinos a granel”, ratifica Berardone. Ambos confirman que a Sudáfrica le conviene comprarle a la Argentina y no a Chile por ventajas de costo en los fletes.
Un tetra brick en góndola en Johanesburgo se vende a 3 pesos argentinos (existe un costo adicional de transporte y seguro, que son superiores al valor del vino en Mendoza, y hay impuestos a la importación del 5% en mosto y del 15% en vino). Cuando se usa el vino argentino para corte y hacer blends, la legislación sudafricana obliga a colocar en la etiqueta ‘producto de origen argentino’.
- Mercado doméstico
En los últimos doce meses en el mercado local sudafricano se consumieron 360 millones de litros de vino, a un ritmo promedio de 30 millones por mes y un crecimiento del 2% (los sudafricanos toman 8 litros per cápita por año, con tendencia a subir). El país del extremo sur africano, a su vez, exporta 198 millones de litros y sus ventas al mundo vienen creciendo a un ritmo del 16% anual. El vino en Sudáfrica está venciendo con éxito a otras bebidas más consumidas, como la cerveza y el cognac.
Y Sudáfrica es el trampolín para atender un mercado africano creciente -en el que es muy fuerte la cerveza- para la venta de vino en Kenia, Congo, Etiopía, Nigeria, Camerún, Mozambique, Libia, Angola o Egipto. Allí existe un mercado no desarrollado pero potencialmente importante, sobre todo en el África subsahariana, que no es musulmana y consume alcohol. En todos los casos compran el vino en Sudáfrica.
- Los inconvenientes
A la hora de mencionar las dificultades que debe sortear el comercio vitivinícola argentino-sudafricano, tanto Kritzinger como Berardone destacan que los grandes volúmenes han generado algunos problemas de logística para exportar con el empleo actual del flexitank, lo que está atendiendo debidamente la empresa Centauro. Y destacan también la presencia “de una docena de intermediarios o brokers que dicen representar a bodegueros de Sudáfrica, y que -por conocer poco de vinos- sólo logran confundir el mercado”. Y finalmente, hacen mención al envío de vinos argentinos de poca calidad -el año pasado- por parte de pequeños productores no integrados, que recibieron críticas en las publicaciones sudafricanas.
- Los protagonistas
Kritzinger integra la Sociedad Sudafricana de Enología y Vitivinicultura, es juez internacional de vinos y miembro del directorio del organismo que informa la evolución del mercado de vinos a nivel internacional. Suele estar en Mendoza cuatro a cinco veces por año, oportunidades que utiliza para constatar personalmente la calidad de los caldos vínicos mendocinos.
Manejó durante quince años la más grande destiladora de alcoholes de Sudáfrica y se dedicó 18 años a producir vinos en distintas cooperativas. Desde hace un año tiene su propia compañía, Zidela Wine, cuyo nombre (Convivencia) fue elegido en honor a la labor de Nelson Mandela. Se dedica a importar vinos faltantes en Sudáfrica y a la exportación de vinos a mercados como Holanda, Suiza, otros países europeos y asiáticos.
“Es mi intención que los problemas comerciales de Argentina y Sudáfrica puedan ser discutidos a muy alto nivel, no a nivel medio o pequeño de comisionistas, sino de grandes productores. Es el caso en Sudáfrica de cuatro o cinco compañías y en Argentina de Resero o Fecovita. No podemos dejarnos llevar por gente que vende vinos que no tiene, ya que se crean sobreexpectativas y un precio artificial”, afirma en un claro: ‘¡especuladores, abstenerse!’.
Los sudafricanos están dispuestos a pagar entre 8 y 10 centavos de dólar el litro de vino blanco. No se muestran interesados por el vino en poder del Estado (“hay mucho blanco escurrido y necesitamos blanco de blancas”), admiten que más adelante podrían llegar a comprar vino embotellado, pero descartan la compra de vino envasado en tetra brick (‘no dan los costos’).
Por su parte Alex Berardone es el introductor de los vinos argentinos en Sudáfrica y en los últimos años ha colocado en ese mercado 25 millones de litros de Fecovita. La cooperativa de Maipú es la empresa pionera en grandes volúmenes de granel a Sudáfrica, aunque cronológicamente Peñaflor vendió antes volúmenes menores.
“Hoy volvemos a tener un escenario económico que nos permite satisfacer el mercado sudafricano con escasez de vino blanco y en el 2003 los requerimientos serán mayores. Los volúmenes de vino pedidos por Sudáfrica son excedentarios en Argentina y esto es importante para lograr un mercado permanente”, subraya.
Hace nueve años que Sudáfrica compra en Argentina a Fecovita, Resero, Peñaflor y RPB.
Safield Trade está vinculada exclusivamente con Zidela Wines “para garantizarnos trabajar con productores serios y de espalda ancha”. Hay un acuerdo inicial con Fecovita y una tradición de compra establecida. Y reclaman que los incluya el fondo de promoción de exportaciones vitivinícolas que se discute “y no se reduzca a fomentar los negocios de las bodegas boutique de vinos finos”.
Fuente: Diario Los Andes