Rio Negro. La fruticultura atraviesa un mal momento. El Estado presiona sobre el mercado. Los efectos generados por las medidas intervencionistas del Estado, tanto nacional como provincial, determinarán una sensible caída sobre las exportaciones regionales de frutas.
La fijación del precio sostén, definido a partir de los costos de producción que se aplicó con la firma del acta de Choele Choel a principios de la temporada, terminó por expulsar a quienes no son competitivos en el sistema. Los exportadores compraron a los productores todo lo que ellos consideraban que en el mercado podía generar retornos por 14 centavos de dólar para la pera y 12 centavos para la manzana, valores acordados a pagar por los empresarios a los chacareros. Toda aquella fruta que se encontraba con riesgos a ser vendida por debajo de estos retornos pretendidos desde Viedma no fue comprada por los empaques.
Conclusión: las primeras estimaciones muestran que alrededor de 100.000 toneladas de peras y manzanas en esta temporada no se destinarán a los mercados de ultramar o, lo que es lo mismo, unos 45 millones de dólares menos ingresarán este año al sistema por la caída en las ventas en este importante mercado.
Obviamente se pueden escuchar otros argumentos para justificar esta caída en los embarques: una menor cosecha, mercados más atractivos que los de ultramar, etc., etc. Pero en la intimidad de la decisión empresarial, en esta temporada, primó la cobertura del riesgo: “Compramos lo que verdaderamente podemos pagar a estos precios”, confesó un ejecutivo de la actividad al ser consultado por el tema.
Según datos preliminares, la industria de jugos concentrados este año dispondrá de unas 400.000 toneladas más de fruta para molienda, respecto del histórico trabajado de los últimos cinco años. Habrá que analizar si existe la capacidad física en la industria para poder soportar este incremento de volumen.
Gran parte de este excedente esta generado por la determinación de los empresarios de comprar selectivamente pera y manzana para ser colocada en fresco.
Aquellos productores que ofertan calidad, no tendrán inconvenientes en esta temporada. El resto, que son mayoría, se verán perjudicados con la decisión del gobierno provincial de imponer un precio sostén para la fruta.
Ahora la Nación
Otra de las medida que desestimula las exportaciones frutícolas son los precios de referencia impuestos por la Aduana sobre los cuales deben tributar los exportadores al pagar sus retenciones. La semana pasada, el organismo fiscalizador determinó que una caja de 20 kilos de la variedad de manzana Pink Lady debe ser declarada por el exportador a un valor FOB (puesto en puerto de origen) de unos 25 dólares. Esto quiere decir que esa manzana, teniendo en cuenta toda la cadena de costos hasta que la misma llega a la góndola europea, tendría que ser pagada por el consumidor entre 4 y 5 euros el kilo. Una Pink Lady de calidad difícilmente sobrepase los 2,5 euros en los supermercados del viejo continente. Esto demuestra que los exportadores están pagando impuestos por encima de lo que debieran hacerlo. La voracidad fiscal en el Estado Nacional impone este tipo de irracionalidad.
Los desvíos observados en los precios consignados por la Aduana son muy importantes en la mayor parte de las variedades de peras y manzanas. Esto sin duda terminará por impactar en las exportaciones, por los sobrecostos que deberá pagar el sector.
Desde el organismo oficial señalan que la medida apunta a corregir la evasión que hoy existe en el sector.
Esta claro que el Estado debe intervenir en el mercado cuando existen desvíos que generan desequilibrios en el mismo. Para ello debe tener en claro el diagnóstico, sino el remedio termina siendo peor que la enfermedad.
Diario Rio Negro