La devaluación hizo renacer a la industria. Y aparecieron marcas locales que compiten mano a mano con las extranjeras. Los límites de un sector de pymes. ¿Qué producto argentino está presente en 64 países del mundo? Es la indumentaria con la etiqueta "made in Argentina", que se encuentra desde Angola hasta Francia. Una industria que fue beneficiada como pocas por la devaluación y que ganó mercados, tanto como en el país, apostando a competir con las importadas -un mercado sofisticado-, en base a creatividad, diseño, calidad y el uso de fibras nuevas.
Un sector con mucha potencialidad, pero que todavía padece un notable grado de informalidad, muy poco financiamiento y, sobre todo, falta de personal y management capacitado. Una industria que trabaja casi al ciento por ciento de su capacidad instalada y en la cual comienzan a notarse cuellos de botella por la falta de inversiones.
"Los costos argentinos se abarataron por la devaluación, ahora me sale más barato producir en la Argentina que en Bali", explica Agostina Bianchi, una diseñadora que exporta el grueso de su producción bajo la marca "Hot Babe Couture" . "Tenemos excelente diseño y la mano de obra y la confección es muy buena", agrega Martín Arteaga, de Vitamina, que compite de igual a igual con marcas internacionales en varios paíeses de la región. "Básicamente se trató de un cambio en los precios relativos, la devaluación generó toda esta explosión en la moda", dice, a su turno, Ignacio de Mendiguren, ex ministro de la Producción, empresario del rubro y presidente de la Federación de la Industria Textil.
Los números de la indumentaria, una rama de la industria textil, son más que interesantes (ver infografía) y todos sus actores reconocen que la devaluación de 2002 fue el punto de inflexión. "No puede hablarse de un 'boom', pero sí claramente de un mejora importante, una recuperación, a partir de la devaluación. Hay una protección natural por el tipo de cambio y se nota también que mejoró el ingreso de la gente y el consumo", sostiene Héctor Kolodny, director ejecutivo de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI).
Productos segmentados
Explicó que "la base del crecimiento de la industria es el producto diferenciado. No podemos competir por cantidad, no hay inversiones ni mercado suficiente, pero tenemos la calidad y el diseño necesarios como para hacernos notar". Aseguró que "aparecieron marcas argentinas, con diseño argentino y materias primas y fibras locales", y sostuvo que "más del 17% de las compras de los turistas son indumentaria. No de cuero, sino textiles".
La apuesta por el "nicho" es evidente al menos en un sector importante de la industria. Y el auge de carreras universitarias o terciarias vinculadas al diseño y la confección, así como la aparición de barrios o ejes comerciales dedicados a la que podría definirse como "indumentaria de autor", como Palermo y en menor medida San Telmo, o la aparición en los shoppings de locales dedicados a la venta de ropa con marca "nacional", parecerían indicar que el sector tiene mucho para seguir creciendo.
Agujas con poco hilo
Según Kolodny, este pronóstico se enfrenta con algunos frentes de tormenta. "Tenemos un importante déficit de capacitación, y no sólo de operarios, sino también de supervisores, mecánicos, gerentes e incluso empresarios". Y agregó que "si bien ésta no es una actividad capital intensiva, se necesita mejorar el acceso al crédito", aunque reconoce que "uno de los mayores problemas que tenemos es la informalidad. No sólo por la ferias de La Salada o Francisco Solano, sino también porque el 78% de la actividad productiva, los talleres, está en la marginalidad, en negro para decirlo más claro".
Por eso, quizás, están pensando en armar mecanismo de financiamiento propios de sector, tales como fideicomisos, para lo cual están trabajando con el "paraguas" de la Federación de la Industria Textil y Garantizar, la sociedad de garantías recíprocas oficial.
En el mercado local, las marcas nacionales y los productos fabricados en el país ya se ganaron un lugar en las vidrieras. El desafío es salir en mayor escala al exterior. "Las posibilidades son muy buenas. Las marcas nacionales ya compiten y en muchos casos reemplazaron a las extranjeras. El público ABC1 ya nos elige y no sólo en el país. El año pasado exportamos 200 millones de dólares y vamos por más en 2006", se entusiasmó De Mendiguren. Y brinda una cifra: "por cada millón de dólares que exportamos le damos trabajo a 22 personas. En la industria petrolera, la proporción es de una persona por millón exportado".
Por eso, "es importante ayudar a que este fenómeno salga al exterior". Y rescata, en ese sentido, el convenio que firmó la CIAI con la Fundación ExportAR, de la Cancillería, para formular un Plan Estratégico de Promoción Internacional de indumentaria, y aportar valor al proyecto de Marca País para consolidar la imagen de la Argentina como ámbito productivo de moda y diseño. La idea es duplicar las exportaciones y entre las actividades previstas se encuentra "La Semana Argentina" que se realizará en la Tienda Harrod's, de Londres.
"La mayoría de las empresas locales estaba en convocatoria o a punto de bajar las persianas y ahora podemos decir que salimos solos, sin ayuda de nadie. La devaluación fue el punto de partida, y ahora ya tenemos una base importante para crecer más", sostuvo el dirigente empresario.
Modelo propio
Explica que, a diferencia de otras experiencias, "en la Argentina la mayoría de las marcas tienen talleres y locales propios" y que esto significa "una multiplicación del capital y la necesidad de capacitación, ya que muchas veces el mismo empresario es el que diseña, fabrica y supervisa los locales". Asegura que "vender moda es vender creatividad" y que "el diseño no es sólo ropa. Muchos diseñadores comenzaron con ropa y ahora ya tenemos muebles, vajilla y diversos artículos bajo la misma marca".
Arteaga es uno de esos multiempresarios que, con un toque de orgullo, sostiene que "competimos con las primeras marcas internacionales". Dice que las prendas argentinas tienen muy buen diseño y excelente calidad, "para un público ABC1". Como ejemplo, da su propio caso: "estamos en Chile, Uruguay, Perú y acabamos de desembarcar en Colombia con mucho éxito. En Europa ya tenemos buena presencia en Italia, Francia y España. Y a fin de mes viajamos a Rusia con una delegación de empresarios de varios rubros, para abrir ese mercado. Pero nosotros no financiamos al comprador, es una desventaja porque sería muy bueno disponer de líneas de prefinanciación".
Explica que su empresa no tiene una gran escala porque "apuntamos a un público muy acotado". Y comenta que, al menos en su producción, "el 90% de lo que tenemos, menos algunas telas, es producido en la Argentina. La mano de obra y la confección es muy buena, pero necesitamos hilados más sofisticados e impulsar fibras nuestras, propias, para tener más elementos distintivos".
Pero Artega cree que esto no será sencillo: "la industria está trabajando a full. Pero no hay inversión suficiente y están funcionando los viejos talleres de siempre. Para seguir creciendo y dar todo lo que tenemos hay que invertir mucho más".
Por Oscar Martínez
Diario Clarín