Apesar de competir con China, el mayor productor y exportador actual, y con México entre otros países, la miel argentina se abre paso en el mundo. Quedó demostrado en 2005, cuando las exportaciones alcanzaron un récord de 107 mil toneladas e ingresos por U$S 124 millones. En ese contexto, la apicultura mendocina, más reconocida por su calidad que por el volumen, según sus impulsores, participa hasta con un 10 % de las ventas al exterior. En el primer semestre de 2005 había totalizado casi U$S 820 mil sólo de miel a granel, contra U$S 1,5 millón de todo 2004. El promedio de producción, que ronda los 15 kilos por colmena, aún es bajo y permanece alejado de los más de 100 que pueden extraerse en las zonas más fuertes, como provincia de Buenos Aires o La Pampa.
La facturación nacional supera ampliamente a los ingresos de 2004; sólo en 1999 se alcanzó un nivel cercano, de U$S 91 millones. En Mendoza, la evolución no sigue el mismo ritmo, pero busca afianzarse a nivel nacional para despegar hacia los mercados externos. La actividad suma más cultores y también asistencia financiera y técnica.
Intermediación vs. autonomía
Según los productores-fraccionadores-exportadores, la clave fue mantener los mercados ya conquistados y haber sumado otros durante el año pasado. Pero, a pesar de que vende el 98% de la miel elaborada a granel, la actividad se enfrenta a otros dos obstáculos: no está del todo consolidada internamente, y la caída del 15% de los precios internacionales el último año, limitan la rentabilidad al 20% .
En respuesta a la dispersión existente, la apicultura local empezó a nutrirse de cooperativas. Logró resultados, pero la presión de los formadores de precios se hace sentir. “Hay no más de dos o tres exportadores directos y muchas unidades productivas atomizadas que venden a terceros. Es una pena que no haya una fuerza exportadora”, dice Servio Gracia, de la Cooperativa La Reina, que concentra a 18 asociados.
La organización vende a los acopiadores de la Pampa Húmeda, los principales demandantes.
Mientras tanto, quienes se abrieron paso afuera llegan a tres de los mercados que más compran: Alemania, Italia y Brasil. Es el caso de Ricardo Suárez, productor y acopiador de San Martín, que despacha dos contenedores anuales a una cadena supermercadista europea. Así y todo, Suárez sugiere que “en Mendoza no se logran los beneficios suficientes. Por eso se deberían vender núcleos (colmenas y abejas reinas) y propóleo. Aquí no tienen colocación y en otras provincias hay demanda”.
Precios y valor agregado
En tres años, el kilogramo de producto cayó de casi U$S 3 a una tercera parte. El cierre de una operación reciente con un importador alemán fue de U$S 1,3 por kilogramo (o U$S 1.300 la tonelada). No obstante contar con la mejor calidad (por ser de una zona seca, es la más demandada para mezclar con la miel de regiones de mayor humedad). La falta de valor agregado hace complicado que repunte por ahora, mientras se agranda la brecha de precios (en las góndolas llega a $ 10) y se achican las utilidades para los apicultores. "Estimo que será un año bueno, pese a que los precios que recibimos son demasiado bajos. El acopiador trata de bajarlos para su negocio con los brockers o importadores, quienes a su vez ya imponen precios bajos. Sin olvidar el problema de las trabas paraarancelarias”, afirma Gracia, para quien la posibilidad de empezar a vender fraccionado dependerá de “determinados subsidios.
En la zona sur funciona la Cooperativa Apícola El Chañar, que explota alrededor de 1.500 colmenas. Su vicepresidente, Silvana Nofal, reconoce los problemas, pero considera que “el aumento de las exportaciones es un aliciente para la competitividad. Mendoza, sin estar reconocida estadísticamente, también participó a través de los intermediarios”. Según Nofal, la provincia necesita identificar a su miel. “Una forma de darle valor agregado es lograr una Denominación de Origen; pero como no se trabaja, tampoco se exige”.
Tras una marca registrada
A la par del crecimiento en números, algunos ya fogonean ideas para revertir las debilidades del sector. Por un lado, integrar a los productores y convertirlos en acopiadores y, por otro, identificar genéricamente a la miel mendocina de exportación con rasgos distintivos, que le permitan competir mejor en el mundo.
Germán Tittarelli es uno de los pocos exportadores directos que trabajan en la provincia, y forma parte de la veintena que hace algunos meses formaron la Comisión de Fraccionadores y Exportadores de Miel. Quienes la integran reconocen su pretensión de emular el ejemplo de Wines of Argentina, la entidad que trabaja en la promoción de los vinos en el exterior.
“Se está trabajando para impulsar una marca Argentina para la miel. Y hemos avanzado bastante”. Paralelamente, parte del posicionamiento proyectado para este año se sustenta en negocios paralelos, como la venta de material vivo para reproducción de insectos, polen y propóleo.
Por Miguel Flores
Los Andes