Las exportaciones de helado artesanal oscilan entre los 750.000 y 1,5 millones de dólares. El helado argentino es hijo de la inmigración italiana que llegó a estas tierras. Basta con revisar ligeramente el listado de apellidos relacionados con el rubro para darse una idea. Ahora, los descendientes de aquellas familias sostienen que los sabores que se logran aquí no tienen equivalente en el mundo. Algunos dicen que ni siquiera se puede comparar con el famoso gelato, el pariente europeo de los sabores helados de estos lares. Algo de eso habrá, a juzgar por los mercados que se están abriendo. Ya no se trata solamente de destinos cercanos, accesibles mediante transporte carretero; el helado local también viaja en contenedor refrigerado y hasta llega, por ejemplo, a Africa.
Así, Chungo -asociado a un proveedor de implementos para la actividad supermercadista e integrando el consorcio exportador Food Concept- puso sus helados en Angola, en el sudoeste del continente africano. Con la marca VIP -creada exclusivamente para el exterior- , la firma propiedad de la familia Davalli ya envió este año 14 toneladas de cremas heladas en potes. Además, tiene un contrato firmado para desembarcar en Dubai, Emiratos Arabes Unidos, y obtuvo del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) la certificación que lo habilita para exportar a la Unión Europea.
"Dada la gran demanda externa, estamos avanzando en la apertura de los mercados de Sudáfrica, España y México. Pero somos una pyme y nuestras metas para 2006 son tranquilas: queremos entrar en Chile y Brasil. Nos adaptamos a los hábitos de consumo de cada mercado, por ejemplo, a Angola no fue dulce de leche, pero sí va a Dubai. En Brasil, andaría muy bien el helado de café", afirmó Ariel Davalli, vicepresidente de la empresa. Según el empresario, un contenedor de 40 pies puede valer entre 40.000 y 60.000 dólares.
Aunque no se puede hablar de boom exportador -sólo se vende en el exterior un 2,5 por ciento de lo que se produce-, el sector del helado artesanal está haciendo valer su mejor receta: alta calidad y precios competitivos. Y conviene aclarar que no se habla aquí del helado industrial, que es un negocio completamente distinto y concentrado en pocos pero grandes jugadores (Nestlé, Unilever y, a partir de este año, Arcor).
Para los exportadores, los beneficios están a la vista: desestacionalización de las ventas e ingresos en divisas. De hecho, a esta tendencia buscan sumarse las heladerías más pequeñas, y algunas del interior.
En Rosario, donde el consumo per cápita es el doble al del resto del país, la municipalidad local trabaja junto con, entre otros sectores, la Cámara Industrial y Comercial del Helado Artesanal (Cicha) para sumar la participación de los heladeros en las acciones de promoción que se encararán en el exterior a partir del año próximo. "La cadena de frío ha mejorado mucho en los últimos años, especialmente en los supermercados, con la amplitud de los pozos de frío, en el hogar y mediante el transporte especializado. Todo eso ha facilitado y ampliado el negocio de los helados, lo que favorece la incorporación de nuevos actores al bajar una barrera de ingreso que hace unos años era una seria limitante", destacó una investigación de la consultora de inteligencia comercial Claves. Para el especialista Sergio Mantello, de la consultora Mundohelado.com, "en líneas artesanales o semiartesanales, hay ciertas posibilidades, hay empresas que algo exportan, generalmente a países vecinos".
Dos importantes cadenas de heladerías que tienen planes para sus productos en el exterior son Munchi´s y Persicco. Según fuentes del mercado, la primera de ellas prepara su arribo a Chile, donde replicaría su estrategia de diferenciación basada en la materia prima: leche de vacas Jersey, más nutritiva y de la que se logra un helado más cremoso. En cuanto a la segunda cadena, sus dueños repitieron este año su intención de poner sus productos en "ciudades estratégicas".
Otro de los clásicos que también se consiguen afuera es Freddo. La cadena comercializa sus productos en Uruguay y Paraguay con una red de locales propios que ofrece los más de 60 sabores que se encuentran en sus 35 sucursales argentinas. "El paladar de los consumidores uruguayos y paraguayos es muy parecido al del argentino. Hay sabores característicos de la región, como el dulce de leche, que lideran el ranking de ventas junto con los chocolates", contó Martín Arias, gerente de marketing de la empresa.
En Uruguay, Freddo tiene tres locales en Punta del Este (dos en la península y uno en La Barra). "Durante la temporada instalamos chiringos en las playas, esta vez habrá uno en El Esturión de Montoya", agregó Arias. En Paraguay, se abrió un local a mediados de este año dentro del Paseo de las Carmelitas, una nueva galería de Asunción. Pero la expansión de Freddo no termina allí. El próximo año se abrirán dos locales más y estarían estudiando instalarse en Colombia y en México.
La apertura de locales fue una estrategia encarada por las heladerías durante los años 90, cuando la convertibilidad facilitaba las inversiones en el exterior. Por entonces, varias empresas decidieron probar suerte. Por ejemplo, El Piave, legendario helado del sur del conurbano, que mantiene una sucursal con fábrica incluida en Miami, Estados Unidos. Es que el negocio del helado también tiene varios costados. "En contacto con empresarios extranjeros, vemos que hay mucho interés en tomar franquicias. En México, nosotros estamos asesorando a una firma que quiere instalar heladerías del «tipo argentino»", agregó Mantello.
Cuando el helado se exporta ya elaborado, la gran pregunta parece obvia: ¿cómo transportarlo sin que pierda su calidad? "Nuestros productos van por vía terrestre en camiones especialmente acondicionados para asegurar la cadena de frío, con el control de un termógrafo y a una temperatura entre 25º y 28º C bajo cero. El transporte se realiza sin traspasos, en un único vehículo, puerta a puerta, esencial para asegurar la calidad de nuestros helados en el lugar de destino", contó Arias, de Freddo. Pero cuando la góndola queda a un océano de por medio la herramienta es el contenedor refrigerado a -25 o -30 grados. Así, en este capítulo, los costos de los fletes obligan a exportar alto valor agregado.
El primer paso fue la recuperación de los mercados de la región; el segundo es el que está en marcha: diferenciación del producto con mayor calidad y apertura de nuevos destinos. Es significativo que esta renovada tendencia exportadora se de paralelamente a la recuperación del consumo local, que había caído mucho tras la devaluación.
Por ahora, las exportaciones de helado artesanal oscilan entre los 750.000 y 1,5 millones de dólares, pero las ventas crecen y el sector confía en que esa cifra tiene gran margen de crecimiento. Y si es verdad que, como acaba de "descubrir" un grupo de psiquiatras ingleses, comer helado hace más feliz a las personas, la expectativa es todavía mayor.
Por José Crettaz
Suplemento Comercio Exterior - Diario La Nación