Productores de zapallo Anco o Coreanito se unieron para exportar. Enviaron 115 contenedores a Europa. A partir de un proyecto piloto implementado por la Secretaría de Agricultura (SAGPyA) que derivó en la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), bajo protocolo EurepGap, en producciones de zapallos tipo Anco, productores de San Juan y Mendoza vienen exportando con viento en popa. El proyecto, coordinado por la Subsecretaría de Política Agropecuaria y Alimentos, a cargo de Claudio Sabsay,
benefició a 350 personas ligadas a la producción y comercialización de
este producto, además de repercutir sobre 5.000 hectáreas destinadas al cultivo
en la región cuyana.
Para afianzarse en la exportación, los productores invirtieron en optimizar
sus establecimientos para adecuarlos a las exigencias de los mercados internacionales.
El esfuerzo de certificar arrojó sus frutos: el reconocimiento internacional para
el 100% de los aspirantes.
El grupo de productores de San Juan y Mendoza, en yunta con otros de Chaco y Formosa, envió 115 contenedores de zapallo a Gran Bretaña, Holanda, España e Italia. Dado que la región cuyana produce en contraestación, estará en breve en condiciones de abastecer al mercado inglés en forma constante, desplazando a sus competidores. Claro que no dejan de lado el mercado interno y, por separado, abastecen la demanda local.
"Empezamos a funcionar como grupo, para exportar, en marzo de 2004, abordando el cultivo y empaque de zapallo Anco en conjunto", comentó a Clarín Rural Javiera Alejandra Arturo, responsable del Sistema de Gestión de Calidad Quality System para Fincas y Empaques y Licenciada en Tecnología de Alimentos.
Los inicios no fueron sencillos. "Se reunió un grupo de productores de zapallo
Anco de la región con experiencia en la producción y comercialización para mercado
interno con el objeto de buscar indicios de comercialización en el extranjero.
Para ello se realizaron contactos con exportadores locales a mercados frutihortícolas
europeos quienes enviaron muestras para su análisis y prueba en diversos mercados.
El interés fue creciendo en los años subsiguientes para formalizar un volumen
interesante para la pasada temporada", contó Arturo.
Uno de los inconvenientes que encontraron en el camino fueron el abastecimiento de los volúmenes solicitados. "Para ello se establecieron programas periódicos de provisión anual. Hubo que verificar el grado de compromiso de los participantes y la infraestructura disponible para ello; implementar y certificar un Sistema de Gestión de Calidad en BPA, tanto grupal como individual; diseñar y efectivizar un Programa de Capacitación General de todos los participantes; y programar y probar la eficiencia de un siste ma documentado que garantice la Trazabilidad", detalló.
En cuanto al cultivo en sí mismo, "se realiza de acuerdo con los métodos tradicionales de reconocida eficiencia de los productores locales", indicó. Además trabajan con sistemas de riego a través de acequias de regadío, las que se abastecen tanto de agua de turno del sistema oficial de riego o por pozos de extracción. Aprovechan las pendientes establecidas y se controla mediante registros documentales los consumos realizados.
En cuanto a los objetivos, en primer lugar apuntan a mantener los clientes actuales con el cumplimiento de las pautas establecidas. Luego implementarán otros sistemas de gestión de calidad de mayor exigencia para mejorar de forma continua los programas establecidos efectuando una revisión permanente de las condiciones de provisión del grupo. "Una vez consolidado esto, estaremos en condiciones de hacer frente a nuevos requerimientos comerciales", afirmó Arturo.
En referencia a los costos de producción, indicó que son variables de acuerdo con cada producción. "A pesar que el valor de la semilla es la misma para todos los productores, los sistemas de riego inciden directamente en ello. Intentamos practicar una agricultura sustentable y se evita la aplicación de fertilizantes y agroquímicos cuando no son necesarios. Hacemos análisis de suelos para establecer programas de fertilización acordes a cada terreno, eliminando la práctica de fertilizar por las dudas. Además, aunque es un cultivo que requiere pocos tratamientos fitosanitarios, se realizan programas preventivos que minimizan el costo de producción por hectárea", explicó.
A futuro, el grupo espera que otros productores argentinos se sumen a esta modalidad
exportadora y completen los requerimientos externos para que la Argentina
siga posicionándose con este producto en el mundo.
Por Liliana Cobelo
Fuente Diario Clarín