Desde hace tres años el país cuenta con un tipo de cambio real superior al que prevaleció en la última década. A priori, éste debiera ser un estímulo importante para las exportaciones y una oportunidad para que las economías regionales despeguen en términos de inserción internacional, incentivadas por la mayor competitividad cambiaria. Esta nota analiza precisamente cuál ha sido el comportamiento de las exportaciones de las distintas provincias argentinas en el período posconvertibilidad. En el fondo, se acuerda con la idea de que la competitividad de una región puede aproximarse razonablemente bien a partir de un estudio de lo que sucede con sus exportaciones. En efecto, una región revelará mayor capacidad para participar en el mercado global si su producción se integra a este último en forma activa y creciente. Se trata de una metodología que se aproxima al tema de la competitividad por el lado de sus manifestaciones o resultados, tales como lo son las exportaciones, y que tiene una gran ventaja de orden práctico: sólo requiere estudiar lo que sucede con estas expresiones a los efectos de inferir lo que sucede con la competitividad de una región.
El interés de la columna reside en analizar aspectos cuantitativos, si las exportaciones de las distintas provincias crecieron o no, y también cualitativos, tales como la evolución de la estructura de comercio de cada región y la concentración geográfica de las exportaciones regionales. El tema se desarrolla respondiendo sucesivamente a aquellas preguntas más relevantes.
En primer lugar, ¿el mayor tipo de cambio logró impulsar las exportaciones en todas las provincias? No, sólo las exportaciones de dieciocho jurisdicciones crecieron en valor en el período 2001-2004 (diecisiete provincias más CABA).
Respecto de esto, el impulso fue muy diferente entre jurisdicciones: en algunos casos la tasa promedio de variación anual no superó el 5% (Tucumán, Mendoza y Formosa), mientras que en otros excedió el 20% (Entre Ríos, Catamarca y Santiago del Estero). Debe advertirse que las exportaciones de seis provincias fueron menores en 2004 respecto de 2001; el caso más preocupante es el de Tierra del Fuego, cuyas ventas externas tuvieron un retroceso anual promedio del 13% en el período. Segundo, si se evalúa sólo el grupo de las provincias que mejoraron sus exportaciones, ¿cuántas de ellas lograron seguirle el ritmo al comercio mundial, de gran dinamismo en los últimos tres años? Sólo seis de las dieciocho provincias incrementaron su participación en el comercio mundial en términos agregados (ganaron market share).
En efecto, tal como puede apreciarse en la gráfica adjunta, sólo las exportaciones de Catamarca, Entre Ríos, Misiones, San Juan, Santa Fe y Santiago del Estero crecieron a una tasa promedio anual superior al 13%, que fue la expansión aproximada que tuvo la demanda mundial de importaciones entre los años 2001 y 2004 según estimaciones de la Organización Mundial del Comercio.
Tercero, ¿qué grupos de productos transmitieron su dinámica a las ventas externas de las distintas jurisdicciones?
Las dos provincias que más crecieron en exportaciones lo hicieron gracias a un fuerte incremento en las ventas de productos primarios. En efecto, tanto en Catamarca como en Santiago del Estero, el 92% del incremento de las ventas externas se explica por el aumento de las exportaciones de commodities agropecuarios y productos minerales. En el caso de Santiago, la ampliación de la frontera agrícola y el fenómeno de la soja son la explicación de fondo. Por su parte, en cuatro de las seis provincias reseñadas, el retroceso de las exportaciones se explica por una importante declinación en las exportaciones de combustibles.
A pesar de la importante suba en el precio internacional de los combustibles, y de los estímulos que este debiera haber generado, las exportaciones de combustibles cayeron casi un 50% en Tierra del Fuego, un 38% en Río Negro y un 33% en Santa Cruz en el período 2001-2004.
Cuarto, ¿se produjeron cambios en la estructura de comercio de las distintas regiones? Si, en casi todas las provincias. En términos generales, se observa que las manufacturas de origen agropecuario (MOA) se han hecho más importantes en la mayoría de jurisdicciones; en efecto, el comercio regional externo está hoy más concentrado en productos agroindustriales que a fines de la década anterior.
El caso de Mendoza es representativo, las MOA crecieron en participación 14 puntos porcentuales en tres años (del 25% al 39%).
Quinto, ¿qué sucedió con la concentración geográfica de las exportaciones? La concentración geográfica de las exportaciones se ha acrecentado levemente en el período, según los resultados que arrojan distintos indicadores de concentración (caso del Indicador de Hirschman y Herfindahl). En el año 2001, las cuatro principales exportadoras (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza) aportaron el 68,9% del total de exportaciones; en 2004 esta cifra llegó al 72,6%. En las exportaciones de MOA, estas cuatro provincias representan el 87,4% del total, mientras que en las de MOI el 80,5% (frente a 85,1% y 76,9% en 2001).
Diferentes respuestas
Puede deducirse del análisis anterior que un tipo de cambio real alto no garantiza un buen desempeño exportador, tanto a nivel regional como de productos.
No todas las provincias han logrado mejorar su inserción internacional en estos años, lo cual refleja que los determinantes de la competitividad son diversos y que la respuesta a una determinada medida de política puede ser muy dispar.
Es indiscutible que el desafío exportador no se realiza de un año para el otro. El desarrollo de un nuevo mercado puede llevar dos, tres y hasta más años, según el tipo de producto que se trate, las exigencias que la demanda plantee, entre otros factores.
Esto puede hacer también que el aumento de exportaciones de ciertos productos sea una consolidación de una tendencia iniciada antes de la devaluación de la moneda local.
El hecho que las exportaciones de algunas regiones del país no hayan respondido a un nivel más alto de tipo de cambio en el sentido que se esperaba, podría simplemente atribuirse a que no ha transcurrido aún el tiempo suficiente. Es probable que esto sea cierto en determinados casos.
El problema residiría en los casos restantes, que vendrían a poner en evidencia una cuestión difícil, tal cual es que los restantes factores que hacen a la competitividad de las empresas, en mediocre desempeño, hayan impedido que las ganancias del mayor tipo de cambio se materialicen en el despegue exportador que requiere el país y sus regiones, para consolidar el buen desempeño económico de estos últimos años.
Por Nadin Argañaraz
El autor es presidente del Ieral de la Fundación Mediterránea
Fuente Diario La Nación