El acuerdo con el Fondo reactivaría el crédito, pero habrá más carga fiscal.
A principios de año, se debatían dos escenarios posibles respecto del futuro exportador. El optimista, formulado por el Gobierno, marcaba un incremento de hasta el 12% en las ventas al exterior. El pesimista, formulado por los mismos exportadores, aseguraba que se podía llegar a dar un descenso este año en ese mismo porcentaje. Cuando faltan pocos días para que 2002 finalice, todo indica que se concretará la segunda estimación. De hecho, según datos del Indec, las exportaciones arrastran una caída del 6% en los primeros 10 meses del año.
Pero se espera que el crecimiento de las ventas al exterior sí se materialice en 2003. El presidente del Banco de Inversiones y Comercio Exterior (BICE), Arnaldo Bocco, cree que el incremento de las exportaciones podría superar el "8 por ciento".
El funcionario también considera que cuatro de los cinco puntos de descenso previsto en 2002 se explican "por la caída de precios promedio" de los bienes exportables mientras que el restante se explica por "la baja de volumen".
"En los primeros cuatro meses del año la cadena productiva estuvo totalmente desestructurada y el grado de incertidumbre fue tremendo. Esos meses son irrecuperables y explican por qué las exportaciones disminuyeron ese uno por ciento", puntualizó.
Todo indica que esta situación de emergencia no volverá a darse en 2003.También existe otro factor clave, que impediría que una realidad adversa vuelva a poner coto al optimismo de los funcionarios: el logro de un entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Bocco dijo que "habrá acuerdo" en breve y eso destrabará "el conflicto que la falta del convenio genera con el resto de los organismos multilaterales".
Luego del acuerdo, estos organismos podrían ayudar a recrear el financiamiento exportador. De este modo, "la Argentina recibirá en 2003 una masiva cantidad de crédito internacional de bajas tasas de interes para financiar exportaciones", indicó.
Con todo, para los operadores de comercio exterior, el año entrante muestra un panorama al menos complicado que sí podría perjudicar el previsto crecimiento exportador.
Por caso, no hay definiciones en el presupuesto de 2003 acerca de si se pagarán los US$ 300 millones que el Estado adeuda a los exportadores en concepto de factor de convergencia, según comentó el titular de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), Enrique Mantilla.
Este estímulo de exportaciones (de alrededor de un 7,5 por ciento del valor de la operación)había sido adoptado por la administración De la Rúa y se derogó poco después de la salida de la convertibilidad. Pero nunca se canceló la deuda pendiente con los exportadores y "no está claro que lo vayan a pagar", dijo Mantilla.
Esta falta de pago está modificando la ecuación económica de operaciones ya realizadas. Pero la distorsión se agrava si se consideran las deudas que el Estado mantiene con el sector en concepto de devolución del IVA.
Este tributo, que recientemente disminuyó del 21 por ciento al 19 por ciento, es pagado por los exportadores a sus proveedores en el proceso de producción del bien exportable. Luego es devuelto por el Estado a los operadores dado que las ventas al exterior están exentas del pago del gravamen. Por lo general, el proceso no es ágil y por eso, al 31 de diciembre, la deuda del Estado en este concepto ascenderá a "600 millones de pesos", según el titular de la CERA. En el sector exportador también se quejan de la mayor carga impositiva que enfrentaron en 2002, derivada obviamente de los derechos de exportación adoptados este año, que pueden llegar al 20 % de la operación.
En 2003, las "retenciones" recaudarán más que los impuestos de seguridad social, un 20% más que el impuesto a las ganancias y tendrá una recaudación equivalente al 50% del IVA, según datos de la CERA.
- Doble filo
Pero esta carga fiscal podría incrementarse aún más si extiende el impuesto a las ganancias a los reintegros de las exportaciones, como prevé el paquete impositivo que recibió la semana última la media sanción de la Cámara de Diputados. El cobro de este tributo podría volverse un arma de doble filo, en virtud de que implicaría un reconocimiento implícito de que los reintegros tendrían por objetivo subsidiar exportaciones en lugar de devolver impuestos indirectos pagados al vender bienes al exterior.
Así, se podrían adoptar medidas como resoluciones antidumping en los países de destino que perjudiquen el ingreso de bienes nacionales.
"Si a una devolución de impuestos, le pongo un impuesto, queda un subsidio. Cambia la naturaleza y esto va a crear un sinnúmero del conflictos comerciales", dijo el directivo. También podría desalentar el crecimiento de las ventas al exterior la no aplicación del ajuste por inflación en el impuesto a las ganancias.
Como no se admite este ajuste "se creará un superimpuesto sobre una ganancia nominal". De este modo, "se gravará el capital de las empresas y no sus ganacias", añadió el directivo.
Por otra parte, tampoco ofrece las mejores perspectivas el actual control de cambios, considerado "primitivo" por el sector exportador.
Al no permitir los depósitos especiales en dólares reclamados por los exportadores y obligar a liquidar (cambiar a pesos) las divisas de ventas al exterior "traba el crédito por US$ 5000 millones", explicó Mantilla.
Esta sequía de financiamiento -que comienza a ser revertida con la creación de fideicomisos y la aparición de modos alternativos de obtener crédito- sería consecuencia de la obligación de cambiar a pesos los fondos de exportaciones.
La obligación de cambiar los pesos por dólares no permitiría dar la certeza de que se repagarán los créditos en moneda fuerte.
Por eso, los exportadores ven con buenos ojos las declaraciones del nuevo presidente del Banco Central, Alfonso Prat-Gay, la semana última en el Senado acerca de que es necesario avanzar a "un control de cambios inteligente". Prat-Gay enfrentará en 2003 el desafío de comprar a los exportadores unos US$ 10.000 millones de superávit comercial respecto de las importaciones. Pagar ese monto sin contar con los suficientes recursos implicaría emitir más pesos y esto podría estimular la inflación.
Otra posibilidad para no enfrentar esta distorsión es justamente que se admita los depósitos especiales en dólares que piden los exportadores a los efectos de recobrar el crédito.
- Controversia
Por otra parte, Mantilla calificó de "arbitraria" la decisión del Banco Central "de cancelar la disponibilidad de divisas en las exportaciones mineras y de petróleo y gas", señaló.
Según el directivo, estas regulaciones son "extremadamente negativas" porque desalientan proyectos de inversión para el aumento de exportaciones en ambos sectores.
Por su parte, el gerente de exterior y cambio de la autoridad monetaria, Jorge Rodríguez, indicó que este requisito surge de las comunicaciones "A" 3425, "A" 3473, "A" 3493 y "A" 3587.
Estas normas de la autoridad monetaria habían reglamentado a partir de diciembre de 2001 el ingreso de fondos por exportaciones, sin exceptuar las de petróleo o minería.
Además, existe un dictamen de la Procuración Nacional del Tesoro que considera que no está vigente desde 1991 el régimen preferencial de ingreso de divisas para el sector petrolero. Rodríguez señaló que las exportaciones de minería y petróleo podrían ingresar en el país divisas por unos "US$2500 millones" al año.
Pero el Gobierno privilegiará la continuidad de las inversiones en el sector petrolero y restituirá la obligación de ingresar sólo el 30% de las divisas en estas exportaciones, según anunció hace unos días el secretario de Energía, Enrique Devoto.
Fuente: Diario La Nación