Una moneda subvaluada constituye la herramienta fundamental que el Gobierno utiliza para aumentar las ventas al exterior y para conocer en qué grado esta política es efectiva y resulta de utilidad comparar sus resultados con los que obtuvo Brasil, que también utilizó el tipo de cambio con similar propósito desde hace ya seis años, o sea que existe una experiencia que puede ayudar a conocer cuál sería nuestro futuro en la materia. La devaluación en Brasil tuvo lugar el 13 de enero de 1999, mientras que la nuestra sucedió a fines de 2001. El primer efecto para el país vecino fue que al año siguiente sus exportaciones cayeron en un 6,5%, algo similar a lo que sucedió aquí, donde la baja fue del 3,4 por ciento. Este comportamiento no es de extrañar tratándose de países cuyas ventas al exterior están constituidas principalmente por materias primas (con la devaluación, algunos operadores con mercadería comprada a precios anteriores pueden lograr, al venderlas al exterior con la nueva paridad, una grande e inesperada utilidad. Sus clientes en el exterior suelen pretender un precio más bajo, solicitud que por lo general es aceptada y eso explica el porqué inmediatamente luego de una devaluación las exportaciones disminuyen en vez de aumentar).
Durante el segundo año después de la devaluación, las exportaciones de la Argentina y de Brasil crecieron en una medida similar respecto del año anterior: 15% para la Argentina y 14,2% para Brasil. En el tercer año, las exportaciones del primero crecieron en un 16,5%, mientras que las de Brasil lo hicieron en sólo el 5,6 por ciento. Luego, Brasil tuvo un aumento en el cuarto año después de la devaluación de apenas el 4,2%, porcentaje que pasó a ser en el quinto año del 20,3% y del 33,1% en el sexto.
Dado que estos años no tienen contraparte en la Argentina -y que no la habrá hasta 2006 y 2007- no podemos saber si para entonces tendremos los mismos resultados favorables, aunque sí puede decirse que las exportaciones argentinas luego de la devaluación crecieron en los tres años siguientes más rápido que las brasileñas, luego de 1999.
Y puede esperarse que, a menos que otras circunstancias difieran respecto de las del vecino país, podamos tener también tan fuerte aumento en nuestras ventas al exterior.
Por Elvio Baldinelli
El autor fue secretario de Estado de Comercio Exterior. Dirige, en la Fundación BankBoston, el Instituto para el Desarrollo de Consorcios de Exportación.
Fuente Suplemento Comercio Exterior Diario La Nación