Eduardo Ale, productor lechero y propietario de una planta quesera en la localidad de Las Varas, en la provincia de Córdoba, es un empresario que cumplió el sueño de tantos pequeños productores del sector de contar con su propia fábrica y, más aún, exportar a Rusia las variedades que produce de edam y gouda. Otra particularidad sobresale en este hombre nacido en esta localidad de 1600 habitantes: además de ser un destacado empresario, es su intendente.
Mientras en la última década sus seis tambos y su producción de quesos están marcados por un acelerado crecimiento, Ale afirma que su mayor orgullo reside en haber encontrado en el valor agregado un motivo para crear numerosos puestos de trabajo.
Con un espíritu claramente emprendedor, apuesta a que a los 45 mil litros diarios de leche que llegan todos los días a su establecimiento para ser convertidos en quesos se les sumen, dentro de ocho meses, nada menos que otros 250 mil que se volcarán a la nueva planta productora de leche en polvo.
Como intendente municipal, Ale también supo imprimir con rasgos muy personales a su desempeño, ya que no cobra sueldo ni viáticos, no usa el vehículo oficial y no le gusta dar discursos desde los palcos. "Soy intendente pero no soy político", aclaró Ale, que asumió en diciembre de 2003, sin militancia partidaria previa aunque con un amplio respaldo del radicalismo.
En su planta productora, Cayelac ("por San Cayetano, el patrono del trabajo, al que le tengo una gran devoción y la palabra lácteos"), el 50% de la leche que se procesa (23 mil litros) proviene de tambos propios y el resto es aportada por productores lecheros de un radio de 20 km.
Ale cuenta con seis tambos y está próximo a inaugurar el séptimo. Explota 3000 hectáreas. Entre los tambos y la fábrica da trabajo a 45 personas y 6 familias de tamberos. Piensa que antes de 2005 comprará gran parte de la producción de los tambos ubicados en un radio de 80 kilómetros y dará trabajo a otras 40 personas en forma directa, e indirectamente, a unos 30. Un buen número para un pequeño pueblo que tiene en Cayelac su mayor fuente de trabajo.
El año 2004 marcó para Cayelac la apertura de una nueva etapa: la de la exportación. "En diciembre de 2004 realizamos nuestra primera venta a Rusia, adonde mandamos dos contenedores con un total de 50 toneladas de queso gouda y edam." A ese primer embarque le sucedieron otros dos en menos de tres meses.
También hay mucho interés en la producción "made in Las Varas" en México, Chile y varios países más.
Hablando de estrategias productivas, Ale señaló que "nunca voy a dejar de mantener el mercado interno, porque es el que nos ayudó a pasar todas las crisis de la lechería".
Además, agregó, "en este país no sabemos hasta cuándo podremos seguir exportando, por eso sólo estoy exportando el excedente de la producción, entre el 20 y 30% del total".
En cuanto a su mercado interno, los productos fabricados por Ale tienen amplia demanda en Buenos Aires, Neuquén, Ushuaia y Río Grande.
Para Ale, uno de los mayores secretos del éxito alcanzado por su empresa es "evitar las grandes cadenas supermercadistas".
El productor-intendente contó que su próxima gran meta consiste en la puesta en marcha de "una fábrica de leche en polvo diseñada para procesar 250 mil litros" de leche diarios. "Tendría que estar en funcionamiento hacia fines del corriente año. La idea es aumentar la capacidad para volcarla a la producción de leche en polvo o queso, según las condiciones que ofrezca el mercado."
"Mi objetivo es dar trabajo y con ello una vida digna", asegura una y otra vez, con total convencimiento, este empresario que ejerce una influencia significativa en la vida cotidiana de su pueblo.
A todas luces surge la verdad que Ale no necesitaría aclarar: su exitosa Cayelac, tal cual se presenta, con sus tambos y quesos, cubre las expectativas del progreso económico personal y familiar.
Reconoce que "muchos más dolores de cabeza" le podría traer, con su inversión casi millonaria, la proyectada fábrica de leche en polvo. Pero no duda: "A cada proyecto que pongo en marcha lo hago pensando en el pueblo para evitar que se estanque. Quiero crear fuentes de trabajo porque eso significará progreso y dignidad para toda la comunidad".
Para Ale, defender la lechería en todos los pueblos que carecen de industrias es casi una obsesión. "Pensemos que si yo destinara las 3000 hectáreas para agricultura, solamente estaría dando trabajo a tres familias, mientras que hoy llego a más de 50. Por esto, yo siempre defiendo la producción láctea", dijo Ale. Por otra parte, el productor está más que agradecido al sector en el que se inició hace casi dos décadas. "Gracias a la lechería, convertida hoy en mi pasión, arranqué hace 17 años de cero. Esto me hace sentir orgulloso", insistió.
Por Patricia Angeletti
Fuente Diario La Nación