El presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio de Chile, Hernán Guillermo Somerville, instó a las empresas cordobesas a buscar oportunidades de negocios en el vecino país para aprovechar los beneficios de los tratados de libre comercio (TLC) que la nación trasandina tiene con diferentes bloques económicos. El ejecutivo, invitado a disertar por la Fundación Mediterránea, fue presentado por Luis Maira, embajador de ese país en la Argentina, como “el principal dirigente de la comunidad empresarial chilena”. Entre sus antecedentes figura el de haber negociado en la década del ‘80, la deuda externa de su país con 500 bancos acreedores y siete países integrantes del Club de París.
“Esa negociación implicó un fuerte ajuste (Chile pagó su deuda al ciento por ciento de su valor), con un enorme costo social, pero generó las bases para el espectacular crecimiento de la década siguiente y para la actual integración con la globalización”, definió sin vueltas, incluso autocalificándose como un “tecnócrata” que debió actuar “en un momento muy difícil” de la historia de su país.
Somerville describió que Chile “no tiene ningún otro destino más que estar integrado al mundo”, y consideró que uno de los desafíos es aumentar la participación de sus Pyme en el comercio exterior. Sobre 35 mil millones de dólares de exportaciones, las pequeñas y medianas empresas apenas participan con el tres al cuatro por ciento, dijo.
Es en ese plano donde el empresario, quien integra los directorios de 10 compañías –entre ellas la energética Enersis con inversiones en Argentina– vio oportunidades para el empresariado cordobés.
Previamente, Gabriel Sánchez, investigador de la Fundación, remarcó que Chile enfrentará “cuellos de botella” para atender la demanda de sus productos desde mercados como Estados Unidos, la Unión Europea y Asia.
Y, precisamente en la visión que ambos países tienen de estos mercados radica una de las principales diferencias en las políticas exportadoras de ambos estados. En el caso de la Argentina, dijo Sánchez, apenas un 32 por ciento de las manufacturas de origen industrial (MOI) va al mundo desarrollado. El grueso se concentra en economías de la región de bajo poder adquisitivo.
Chile, en tanto, manda a EE.UU, Europa y Asia el 73 por ciento de sus MOI, lo cual explica su vocación por celebrar tratados de libre comercio que le permita ingresar productos sin costo arancelario. “Cedieron su reducido mercado interno a cambio de poder entrar a los países más ricos con total libertad”, resumió un empresario asistente al almuerzo organizado en forma conjunta con el Consulado General de Chile en Córdoba.
Somerville explicó que además de ofrecer su inserción internacional a las empresas argentinas para exportar, Chile aspira a “convertirse en una plataforma de negocios” y hasta deslizó la intención de la comunidad empresaria de Santiago de conformar “un segundo Miami”, graficó, para la radicación de las grandes compañías con presencia sudamericana.
Por la mañana, el embajador Maira conversó con el gobernador José Manuel de la Sota sobre las obras necesarias para la integración, como el túnel por el Paso de Agua Negra.
Fuente: LA V