En Lamarque, en Choele Choel, en el valle medio del Río Negro, está madurando la última inversión de la empresa Expofrut: una imponente planta de empaque a la que fluyen los "bins" cargados con esta variedad de piel rosada y sabor parecido al de la Granny Smith, la tradicional manzana verde. Desde allí, todos los días se exportan decenas de contenedores a la Union Europea, Escandinavia, Rusia, Polonia, Grecia, Asia, Estados Unidos, Canadá, Méjico y Brasil, entre otros. Expofrut es el mayor exportador de la industria frutihortícola nacional. El año pasado embarcó 240.000 toneladas, por un valor de 107 millones de dólares. Y este año esperan crecer un 6%. Según la Aduana, en el primer trimestre del año Expofrut se ubicó en el puesto 22 entre las empresas exportadoras argentinas.
La nueva planta implica una inversión de 6 millones de pesos. En una primera etapa se construyeron cuatro cámaras con capacidad para almacenar 1.500 pallets. Pero la empresa creció no sólo levantando edificios nuevos, sino reciclando instalaciones de empresas que iban saliendo del negocio.
"La fruticultura atravesó momentos muy duros, y quedaron muchos en el camino. Nosotros pudimos seguir adelante gracias a la decisión de los accionistas, comprando galpones e infraestructura que quedaba disponible", sostiene Alberto Lacaze, el presidente de Expofrut, un ingeniero agrónomo formado en la Universidad de Buenos Aires. Llegó al Alto Valle a poco de graduarse, y cuenta que su única experiencia con frutas era una changa de control de cargas que consiguió siendo estudiante. Pero le alcanzó para arrancar. El muchacho hizo carrera...
Expofrut es una compañía del grupo de orígen alemán Bocchi, que nació en 1971. Este grupo hoy comercializa un millón de toneladas de fruta en todo el mundo. Originalmente la intención en Argentina era abastecer a una cadena de supermercados en Alemania durante la contraestación. En pocos años, el negocio se amplió en rubros, orígenes y destinos. Expofrut participa con un 22% de las ventas del grupo, que, fuera de Europa, armó campamento en la Argentina y en Costa Rica para frutas tropicales. Aunque ahora están abriendo operaciones en Brasil y Uruguay.
Aquí, hoy están presentes en nueve provincias, con 17 plantas de empaque y enfriado, y emplea en forma directa a 1.700 personas. Durante la cosecha y empaque el número de trabajadores asciende a 7.000.
El 90% de lo que producen se destina a la exportación. Casi todo sale por el puerto de San Antonio Oeste. Allí han construído un frigorífico con capacidad para 3.500 toneladas, que les sirve de pulmón. Cuentan con su propio programa de barcos, con más de 60 salidas regulares por año, coordinadas para ajustarse a los contratos de entrega a los supermercados. "No hacemos ningún negocio sin contrato previo", dice Lacaze. Hasta hace unos años, la modalidad imperante en el negocio era enviar mercadería en consignación y esperar los resultados del remate en Rotterdam u otros mercados de concentración. "Nunca hicimos eso. Expofrut celebra contratos con los supermercados y ajustamos nuestro programa de producción y exportación, para que llegue cuando lo necesitan". El just in time también llegó a esta agroindustria global.
Y con variedades especiales. En uno de los galpones, donde procesan exclusivamente peras, la encargada y su ayudante exhiben orgullosas un muestrario inimaginable. La Williams casi que pasó a la historia. Pero es la base de un negocio "boutique" encarado recientemente: una fábrica de licor de pera. "Usamos la pera bien madura, y es una salida para muchos productores que tienen alternativa para venderla para el mercado fresco".
La clave del negocio es llegar al mercado del fresco, aquí o en el exterior, con las variedades más valiosas y en el momento justo. El mejor mercado, hoy, es Rusia, con una demanda en violenta expansión. Brasil, que hasta hace unos años era el principal comprador de manzanas, ahora se autoabastece en buena medida e incluso exporta. "Nosotros tenemos muy baja proporción de fruta que debemos destinar a la industria, que es la salida natural para el descarte. Y este año, por la competencia de China, el jugo de fruta bajó bruscamente de precio. Por eso muchos productores van a padecer graves problemas y seguramente lo va a sentir toda la economía de Río Negro". Es que, a diferencia de la vecina Neuquén, Río Negro no tiene el maná de las regalías petroleras.
Desde hace unos años, están en el mercado interno, que ahora explica el 10% de la producción. Quisieron explotar la vieja imágen de que lo que llegaba al mercado interno era de calidad inferior que la fruta de exportación. Impusieorn la calidad premium en manzanas, bananas, kiwis, ananá, uvas, cerezas, duraznos, damascos, nectarines, peras, melones, sandías, etc.
El principal rubro es la pera, seguida por la manzana. Pero están en citricultura en el NOA y el NEA. Uvas en San Juan, Mendoza y el Valle, un rubro que le encanta a Lacaze. Ya casi de noche, Lacaze nos muestra una finca tiene 300 hectáreas de uva de mesa con lo último de la tecnología: riego por goteo, y bajo cubierta para evitar el daño por viento y lluvia.
"Este monte es nuestro". La muletilla se repite a cada rato. Expofrut cuenta hoy con 18.000 hectáreas propias en Argentina, 3.000 con plantaciones de frutales. La mayor parte concentrada en el Alto Valle, pero las más grandes están en el Valle Medio. Pero sólo se autoabastecen en un 50%. La otra mitad se compra. Una red de 450 proveedores distribuidos en todas las provincias frutihortícolas.
"Este galpón es nuestro", también repite. "Lo compramos en el remate judicial". La crisis recurrente del sector convertida en oportunidad. Con la espalda ancha de su dueño europeo, y el coraje para invertir en un país y en un sector complicado, pudieron seguir creciendo. "Este año va a ser malo, no tanto para nosotros porque tenemos buenos niveles de producción, poco descarte y buenas variedades".
Cree que los productores que no se reconvirtieron, injertando yemas de nuevas variedades como precisamente la Pink Lady o la Royal Gala (la de cosecha más temprana), van a tener problemas. "Yo sabía que el efecto de la devaluación iba a durar tres años. Ahora tenemos un dólar más bajo que en el 2002, y los costos se duplicaron", dice.
El otro problema que sigue afectando a la fruticultura es la presencia de Carpocapsa. "La existencia de montes abandonados, y los problemas financieros que han reaparecido y se van agudizando, provocan un aumento de la incidencia", dice Lacaze. Esto provocó el año pasado problemas con Brasil, que detuvo camiones en la frontera. Ahora el tema está precariamente arreglado, pero es una espada de Damocles sobre el cuello del Valle. Pero la nave va, y va con fruta. Imposible andar rápido por las rutas del sur, con camiones que van con containers llenos y vuelven con vacíos. Es otra expresión de la Argentina real, verde y competitiva, que sabe que el negocio es el mundo.
Por Héctor A. Huergo
Fuente Diario Clarín