Empresarios, políticos y economistas analizaron los desafíos que vienen para el sector más importante de la producción nacional. "Mientras no seamos capaces de definir el perfil de país que queremos, y del sector agroindustrial que merecemos, vamos a estar expuestos a que cada mañana aparezca una nueva restricción, a que cualquiera esté preparado para darnos una cachetada". Contundente, con esta advertencia, Néstor Niell planteó el desafío que enfrenta el sector agropecuario para construir un nuevo horizonte.
Niell fue uno de los expositores que habló durante el seminario que organizaron la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), que se llevó a cabo esta semana en el Hotel Hilton, bajo la convocatoria "Un nuevo horizonte económico: Desafíos y Oportunidades".
Minutos antes, Ernesto Ambrosetti, director del Centro de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina, esbozó una frase para tener en cuenta: "La prosperidad no se hereda, se crea" .
Para Niell, la prosperidad del futuro pasa por superar la "restricción que es madre de todas las restricciones", que es la falta de un modelo para el sector y para el país. "Debemos tener apetito de futuro, pensar y planear el largo plazo", señaló. Citó el proverbio chino "sino yo, ¿quien?; sino hoy, ¿cuando?", para proponer que sea el propio sector el que se ocupe de esto, desde el Foro Agroindustrial, "que es un excelente ámbito para plantear un modelo de fondo para el corto, mediano y largo plazo".
El segundo problema, alertó, es que "este sector que es tan generoso, no supo instalarse en la sociedad; por el contrario, muchas veces aparece como opuesto a la sociedad". Propuso que, aprovechando la realización del Plan de Fondo, haga un esfuerzo para instalarse y buscar socios. "La falla es nuestra, no sabemos hablarle a la gente; pero estamos en condiciones de contratar a los mejores equipos políticos y de comunicación, que nos ayuden a instalar al sector con una imagen positiva en la sociedad", dijo.
Con varios años de experiencia y trayectoria (fue socio fundador de CIARA), Niell se mostró optimista en superar las dificultades. "Estamos preparados para actuar en las emergencias, la crisis es recurrente, la realidad se ve como desde una calesita", comentó. Pero recordó que la historia demuestra que a pesar de que muchas veces los debates son inagotables y desgastantes, hubo grandes temas, como la privatización de los puertos, que pudieron superarse. "Hoy tenemos el servicio portuario más eficiente del mundo", recordó.
"Lo importante -explicó- es poder instalar el tema". Asimismo, señaló que es fundamental que la política propuesta sea suscripta por el Estado y aprobada por el Congreso. Esto no implica que haya que armar un partido político del campo, sino que requiere un trabajo de fondo desde el sector.
Gustavo López, consultor de la Fundación Producir Conservando, ratificó el rumbo de las 100 millones de toneladas para la agricultura. Destacó el crecimiento del sector en los últimos años y que los rendimientos se triplicaron en últimos 60 años, pero el mayor crecimiento se dio en la última década, en la que la producción creció a una tasa del 5% anual. Hoy, el campo esta produciendo una cosecha de 80 millones de toneladas. "El complejo oleaginoso va a aportar esta campaña 42 millones de toneladas, y pensamos que en poco tiempo va a llegar a los 60 millones de toneladas", aseguró.
Frente al potencial de un futuro lleno de oportunidades, el sector enfrenta el desafío de superar las restricciones que limitan el crecimiento del sector.
En el ámbito externo, "se vislumbra un escenario más complejo", adelantó Ernesto Liboreiro, economista del Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI). Anunció dos buenas noticias: dijo que es probable que los subsidios a las exportaciones se eliminen a partir del 2007, y que los subsidios a la producción se reduzcan (hoy representan 16 veces el valor de las exportaciones de la cosecha argentina y podrían reducirse a un valor que represente 7 veces las exportaciones).
Sin embargo, dijo que "aunque parezca que los mercados tienden a liberalizarse, van a seguir muy regulados", con multiplicidad de normas, con difícil acceso a los mercados, con una profundización de las reglas de juego actuales en la Organización Mundial de Comercio (OMC), que a la larga pueden significar mercados más regulados.
En el plano interno, las restricciones son muchas. Desde la inseguridad jurídica y personal, la política cambiaria y monetaria, la escasez energética, la educación, hasta los problemas sanitarios y de infraestructura.
Pero hubo coincidencias entre los expositores en que la carga impositiva es una de las mayores restricciones. Ambrosetti señaló que la presión tributaria total de la soja supera el 50%, la del maíz el 35%, la del girasol el 45% y la del trigo el 32%.
Raúl Padilla, titular del CIARA, solicitó que el gobierno establezca un urgente cronograma de reducción de los derechos de exportación (retenciones). "Entendemos la necesidad de aplicar medidas extraordinarias en tiempos de crisis, pero no pueden perdurar en el tiempo. Las retenciones atentan contra la competitividad, limitan la expansión y afectan a las economías regionales", indicó.
El seminario contó con la participación de Javier González Fraga, Marcelo Lascano, Raúl Baglini y Carlos Melconián, quienes coincidieron en la necesidad de reducir las retenciones.
Sin embargo, los economistas explicaron que la cuestión fiscal no es sencilla, ya que de la recaudación depende el sostenimiento del tipo de cambio y el pago de la deuda.
Melconián propuso realizar un esfuerzo común por coordinar la política tributaria nacional con la provincial y la municipal, que "hoy es un desmadre". Propuso tener en cuenta tres aspectos: en lo cuantitativo, la caja; en lo ideológico, la distribución, y en lo federal, la coordinación.
González Fraga señaló que al pensar en un modelo para el sector, la economía debería basarse en "un buen superávit fiscal, prudencia inflacionaria, tipo de cambio competitivo, y tasas de interés bajas". Propuso, además, mejorar la credibilidad del SENASA, preocuparse por mejorar la infraestructura y pensar en "clusters" que tengan en cuenta tanto la actividad como los servicios y la organización alrededor de la misma.
Lascano señaló que en el mundo no hay retenciones, ni impuestos que graven la riqueza sin tener en cuenta el rendimiento de la misma. Destacó que el esquema tributario "debe basarse en la equidad". "Si no tenemos personalidad intelectual para definirlo nosotros, miremos que hace el resto del mundo", agregó. Recordó que "la generación del 80 tenía una visión clara para la Argentina, con inserción en el mundo y una economía agropecuaria. La visión la dan los políticos, que deberían ser asistidos por los técnicos; y no los técnicos, que sin políticos pueden llevar a la Argentina a ser "un disparate", consideró.
Por Victoria Manny
Fuente Diario Clarín