En el orden internacional se ha establecido que, de no mediar algunos imponderables como es el caso del valor del dólar, la vitivinicultura argentina va a seguir transitando su ritmo creciente en cuanto a productos embotellados o envasados. El Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) va a potenciar la estrategia, mientras el esfuerzo previsto por las bodegas para este año es muy fuerte.
Debe recordarse que pocos años atrás las exportaciones argentinas no alcanzaban a los 20 ó 30 millones de dólares, mientras en 2004 se llegó a los 300 millones. Uno de los objetivos era alcanzar a Chile (que exportó el año pasado 600 millones de dólares) y continuar la inserción en los mercados. El plan contempla llegar a los 2.000 millones de dólares para el 2020 como mercado global interno y externo. Actualmente la Argentina se encuentra en los 300 millones en el mercado externo y en los 700 millones en el interno.
“Este año nos hemos fijado alcanzar objetivos parciales”, dijo un integrante de la Coviar, destacando que uno de los desafíos es alcanzar, en cinco o seis años, el nivel de exportaciones de Chile. Especialmente porque la Argentina tiene un mercado adyacente, como es el brasileño, en el que todavía se puede crecer, y mucho. Especialmente porque se han solucionado algunas trabas burocráticas, las que quedaron diluidas con la firma del reglamento vitivinícola del Mercosur.
“El brasileño es un mercado importante porque es de volumen. No sólo para los vinos de alta gama, sino también porque ha comenzado a aparecer el fuerte de la vitivinicultura argentina, que son los vinos más competitivos”, se indicó.
Además de Brasil y ya insertados en Estados Unidos, Inglaterra, en otros países de Europa y con las puertas abiertas para Rusia y China (en estos últimos para vinos de menor valor), el otro objetivo se centra en los países latinoamericanos que están abiertos al vino como bebida natural y que han desarrollado niveles sociales que están tomando más vino.
“Nuestro desafío es consolidar y encontrar el foco de cuáles son los atributos de los vinos argentinos en el exterior, de manera tal de establecer una imagen para que todo lo que se invierta pueda dar los resultados esperados. No de casualidad los grandes jugadores a nivel mundial se han instalado en la Argentina con sus bodegas. Porque van a salir a recuperar sus inversiones, y lo harán a través de la exportación. Por eso la inversión extranjera también va a ayudar”, se indicó.
Esa situación está directamente relacionada con la participación de la Argentina en el Foro de Países del Nuevo Mundo Vitivinícola, que sesionó días pasados en Nueva Zelanda.
Argentina ya ratificó su inclusión a través del Congreso Nacional y eso le ha permitido cerrar una primera negociación con uno de los bloques, mientras continúan abiertas las conversaciones con la Unión Europea. A modo de ejemplo de esa “ventaja”, debe señalarse que Argentina está exenta de tener que certificar el ingreso de vinos a Estados Unidos. Cosa que el resto de los países que no han integrado el foro -incluyendo a los europeos- van a tener que iniciar ese proceso de certificación, que suele ser caro y largo y que se convierte en una barrera paraarancelaria insalvable, sobre todo para pequeñas bodegas.
En lo que hace al acuerdo con la Unión Europea las conversaciones continúan, aunque el avance es lento en razón de que son numerosos los puntos por establecer. Además, la Argentina en ese diálogo tiene en cuenta que las coincidencias que se alcancen no deberán lesionar los acuerdos alcanzados con el Mercosur, que tiene prioridad por el hecho de que a la Argentina le conviene discutir como bloque.
Se han hecho entonces los deberes. Hubo reconversión de viñedos, se incorporó tecnología en bodegas, hubo inversiones extranjeras, se estableció un excelente nivel en la relación precio-calidad. Sólo hace falta entonces consolidar la identidad.
Por Luis Fermosel
Fuente Diario Los Andes