Alternativa para zonas áridas y semiáridas. Desde Córdoba se exportó a Europa. Los consumidores pagan 10 euros la caja. La tuna es una de las producciones alternativas intensivas que está apuntando a ocupar un lugar destacado en la problemática productiva de las zonas áridas y semiáridas, dentro de las cuales se inserta el norte de la provincia de Córdoba. "Esta región exige una revisión de su potencial productivo, basados en especies animales y vegetales adaptadas a su medio, con una utilización integral en armonía con su medio dentro de un paquete tecnológico de bajo costo y sencilla aplicación", indicó el Ing. Agr. Daniel R. Herrera, de la Oficina Técnica Villa de María de Río Seco del INTA, la Dirección de Desarrollo Agropecuario y el Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios (Proinder).
La tuna, que puede ser consumida en fresco o procesada y usada con fines que van desde lo medicinal hasta lo forrajero, es un producto considerado comercialmente como fruto exótico, que tiene un largo camino por recorrer en el mercado interno y genera grandes expectativas para el internacional. En Europa, la bandeja de cuatro unidades del fruto de la tuna se paga unos 10 euros.
El uso potencial de la tuna es múltiple. "Dentro del rubro alimenticio, puede comercializarse como fruta fresca, en almíbar, pasas, frutas abrillantadas o glaseadas, dulce, mermelada, arrope, caramelo líquido, pulpa para helados y yogurt, bebidas alcohólicas, vinagre, y jugo natural, gasificado y saborizado", destacó Herrera.
La tuna también puede ser utilizada con objetivos energéticos siendo apta para la elaboración de alcohol y combustible sólido; con fines medicinales (la flor es diurética, la penca es descongestionante, antidiabético, y sirve para fabricar jarabe para la tos); para la elaboración de cosméticos como shampúes y cremas; y como colorantes (betanina del fruto). Además puede cumplir funciones agronómicas para favorecer la fijación de los suelos, se pueden usar como cortina forestal, cultivo colonizador y fertilizante.
Por el mundo
La Argentina ya incursionó en la exportación de tuna y la primera exportación se concretó el año pasado desde la provincia de Córdoba. Segun datos del INTA, fue a través de la firma Inversiones Agropecuarias SA que montó una planta de empaque en Quilino, al norte provincial, que recibe la materia prima de unos 25 productores de varias zonas: Minas, Pocho, Sobremonte, lschilín, Río Seco y Tulumba, entre otras. Desde allí, las tunas criollas recalaron principalmente en Francia y Holanda, más de 15.000 cajas con cuatro frutos de tuna cada una (unas 13 toneladas), que se vendieron en las góndolas del Viejo Continente a 10 euros la caja.
Para entender un poco más del tema, los técnicos se encargaron de aclarar que se denomina tuna a la planta (cactus Opuntia Picus-índica) y a su fruto. Claro que existen unas cuantas variedades, todas ricas en carbohidratos, vitaminas y minerales, que pueden ser utilizadas en la elaboración de mermeladas, jugos, gelatinas, edulcorantes, pickles y vinagres, entre otros productos.
Secretos
Los especialistas en el tema aseguran que la inversión inicial es poco significativa y los requerimientos de insumos son escasos (se puede empezar con un tractor, una rastra, el cercado y las plantas). Los primeros resultados económicos se pueden lograr entre los primeros 4 a 5 años después de la primera plantación de pencas. El cultivo requiere de un desmalezamiento semanal y en el transcurso de los tres primeros años se deben realizar podas formativas de la planta para darle una estructura de soporte, que se logra eliminando flores y frutos.
Las podas sirven para atrasar y escalonar la cosecha o producir una cosecha extra, según el caso. Y esta facilidad de manejo es muy importante en zonas semiáridas como Quilino. La densidad promedio de plantación es de 660 unidades por hectárea y el rendimiento puede oscilar entre 4 y 20 toneladas por hectárea. El rinde varía de acuerdo a las técnicas de manejo y de cultivo que se apliquen.
El mayor productor mundial de este fruto es México, con 400 mil toneladas de producción en la última temporada. En el ranking mundial lo siguen Italia, España y Sudáfrica.
En Córdoba, la tuna se vende a revendedores de la capital o de Deán Funes. El volumen todavía es limitado y no llega a los grandes centros urbanos. El peso de cada fruto de tuna es de 80 a 150 gramos, y durante este mes (enero) se pueden conseguir los mejores en cuanto a calidad. Un lugar fuerte de venta es el Mercado de Abasto de Córdoba, allí se comercializa en cajones de 16 kilos a un precio de entre 3 y 7 pesos, pero los frutos "top" pueden pagarse desde 10 a 12 pesos el kilo. Una ventaja de la tuna es que sin cadena de frío, una vez cortada, tiene una vida útil de entre 10 y 15 días, según el clima.
El fuerte comercial de la tuna es que su mercado prácticamente no está explotado y el potencial del fruto en la industria alimenticia es más que interesante: se puede fabricar arrope, un dulce que se vende a 10 pesos el kilo, jaleas, licores, conservas, vinagre a 4 pesos por litro, o pickles, con la hoja de tuna. La idea es llegar al mercado con un producto diferenciado y con valor agregado para tentar a los consumidores y hacer mejores precios.
Por Liliana Cobelo
Fuente Diario Clarín