La Argentina podría exportar alimentos a China por 12.000 millones de dólares anuales en los próximos años, lo que representaría casi multiplicar por seis lo que vende actualmente. Esa es la principal conclusión de un estudio del Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA) que analiza el papel de China en el mercado agroalimentario mundial y las perspectivas que tiene la Argentina para ingresar en ese mercado. El trabajo, elaborado por los economistas Edith S. de Obschatko y Federico Ganduglia, afirma que esa cifra representa el máximo de potencial de ventas, tomando en cuenta las exportaciones de 2003 y considerando los alimentos de los que China se abastece en el mercado mundial y que la Argentina podría proveer.
Para alcanzar ese volumen de ventas externas deberán sortearse varias dificultades, sostiene el informe. Entre ellas, las fuertes políticas de estímulo a su propia producción que aplica China y la feroz competencia de otros países que ya iniciaron su inserción en el mercado chino. Entre los competidores más importantes se destacan Chile, que vende vinos, uvas y ciruelas; Brasil, jugo de naranja, carne aviar y vacuna, y Australia y Nueva Zelanda, que venden carne vacuna y ovina, lácteos y lanas.
"China, por mucho tiempo, seguirá siendo un fuerte demandante de alimentos", afirman Obschatko y Ganduglia.
Actualmente, las exportaciones de alimentos argentinos al gigante asiático están concentradas en el complejo oleaginoso: porotos, aceites y harinas de soja. En 2003, representaron el 93% de las ventas de productos agropecuarios y más del 80% de las exportaciones totales. Según el trabajo del IICA, un aspecto crucial para orientar el perfil exportador argentino al mercado chino será lograr un aumento en el precio medio de los productos exportados, además del valor total. "En este sentido, China es importador neto de muchos productos de mayor valor que los granos (aceites vegetales, carne aviar, naranjas, limones, otras frutas, vinos y productos lácteos, entre otros)", afirma el informe.
Durante un seminario realizado en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, diversos especialistas y empresarios analizaron el trabajo y se refirieron a las dificultades y a las oportunidades que representa China.
"La demanda de oleaginosas se va a mantener en los próximos años y la economía seguirá creciendo", estimó Alberto Rodríguez, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara). No obstante, dijo que hay una serie de barreras paraarancelarias que permiten inferir que el gobierno chino está dispuesto a proteger a su industria y su consumo "a como dé lugar", dijo. Puso como ejemplo una norma que establece la obligatoriedad de controlar la mercadería en el puerto de destino, cuando, según los usos y costumbres del comercio internacional, se debe hacer en origen. Y otra de tipo sanitario, que considera a los aceites crudos como refinados y comestibles. En las últimas negociaciones realizadas entre la Secretaría de Agricultura y funcionarios del ente sanitario chino se creó un grupo de trabajo para que estas normas causen perjuicios.
Otra demostración de cómo China puede modificar las reglas según su conveniencia se dio en marzo pasado, cuando declaró en default contratos por compra de soja de América del Sur por 400 millones de dólares.
Frutas
Las frutas también tienen buenas posibilidades de ingresar en el mercado chino. Adolfo Storni, director comercial de la empresa citrícola San Miguel, dijo que un grupo de empresas argentinas está organizando un consorcio para vender a China frutas frescas de alta calidad para contar con mayor volumen de mercadería. "El postre de los chinos es la fruta, no consumen helados o flanes", dijo. "Podemos entrar en contraestación", añadió. Sin embargo, la Argentina deberá competir con otros países del hemisferio sur como Chile o Sudáfrica. "Chile tiene como ventaja su salida al Pacífico, pero la calidad de su fruta no es tan buena como la de las variedades argentinas", indicó Storni. Otra barrera que deberá superarse, dijo, será la definición de un protocolo sanitario para especificar el tratamiento de frío que deberá darse a la fruta.
"El segmento de alto consumo puede ser muy favorable para las ventas de frutas", añadió Gustavo Isla, gerente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI). Pese a que son grandes productores de manzanas "consumen fruta importada como si fuera un alimento exótico".
Por Cristian Mira
Fuente Diario La Nación