Por Martín Redrado. A través de la participación conjunta y la interacción entre la Cancillería Argentina, la Secretaría de Agricultura y los sectores agropecuarios y agroindustriales, la Argentina logró alcanzar, luego de participar en la "mesa chica", es decir junto a sólo quince países, un acuerdo clave para los intereses comerciales de la República en la OMC. Como resultado de un modelo de gestión público-privado, basado en la participación conjunta y la interacción entre la Cancillería Argentina, la Secretaría de Agricultura y los sectores agropecuarios y agroindustriales, la Argentina logró alcanzar, luego de participar en la "mesa chica", es decir junto a sólo quince países, un acuerdo clave para los intereses comerciales de la República en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), cuyo elemento central es la eliminación total de los subsidios a la exportación de productos agrícolas, una reducción sustancial en los subsidios internos a la producción y una importante apertura arancelaria a ser negociada en la próxima etapa.
El acuerdo establece un marco de trabajo para la negociación de modalidades agrícolas. Dichas modalidades, que se negociarán sobre la base del Mandato de Doha (noviembre, 2001) y de la Decisión adoptada por el Consejo General en Ginebra el 31 de julio, contendrán compromisos cuantitativos y plazos en materia de eliminación de subsidios a la exportación, reducción sustancial de subsidios a la producción y mejora sustancial de acceso a mercado, así como nuevas reglas y disciplinas.
Si bien la agricultura no fue el único tema abordado en la Decisión del Consejo General, este es sin lugar a dudas el tema central de esta Ronda del Desarrollo. Los otros temas en los que se alcanzó un acuerdo son: acceso a mercado de productos industriales no agrícolas, algodón, servicios, facilitación del comercio, comercio y desarrollo, reglas, comercio y medio ambiente y propiedad intelectual. Cabe destacar que el equilibrio final sólo se encontrará cuando la negociación concluya dentro del "todo único".
La Argentina cumplió con sus objetivos en esta negociación pues todos sus intereses ofensivos quedaron preservados sin sacrificar ningún interés defensivo. Se lograron compromisos de reducción efectiva en los subsidios internos distorsivos, de total eliminación de los subsidios a la exportación y de apertura efectiva de los mercados.
El centro del texto agrícola es el compromiso que fue asumido por la UE y EE.UU. de negociar una fecha final de eliminación total de los subsidios a la exportación, así como de todas las formas equivalentes, tales como los créditos a la exportación subsidiados que otorga EE.UU. con períodos de cancelación superiores a los 180 días y las ayudas alimentarias ilegítimas.
De todos los instrumentos de política agrícola utilizados por los países desarrollados los subsidios a la exportación son probablemente los más dañinos y distorsivos, ya que, mediante el desembolso de asignaciones presupuestarias relativamente pequeñas, lo gran desplazar de terceros mercados con productos artificialmente competitivos a productores eficientes que no tienen acceso a subsidios, como es el caso de nuestros productores.
También en lo que respecta a los subsidios a la producción se logró un acuerdo sustancial. En efecto, entre los principales temas en este pilar se destaca el compromiso de reducción inicial de 20%, en el primer año de entrada en vigor del acuerdo, de la ayuda global distorsiva, compuesta por la caja ámbar, que incluye a los programas de sostén de precios, la caja azul, en la cual se computan los pagos directos sujetos a programas de limitación de producción y los compromisos por de minimis, correspondientes al 5% del valor de la producción. En otras palabras, se consiguió incluir en los compromisos de reducción además de la caja ámbar, a la caja azul y al de minimis, logrando sólo en el primer año, el mismo porcentaje de reducción (20%) que se obtuvo en la Ronda Uruguay (1986-1994) solo de la caja ámbar y en un período de aplicación de seis años (1995-2000), constituyéndose así en un concepto sin precedentes en las negociaciones internacionales.
En acceso a mercado, que fue uno de los temas más controvertidos en la fallida reunión Ministerial de Cancún (setiembre 2003), se impuso finalmente el concepto de fórmula de reducción de aranceles estratificada, que fue propuesta por el G-20 (integrado por Argentina, Brasil, China, India, Sudáfrica y otros 14 países en desarrollo), en detrimento de la híbrida que presentaron EE.UU. y la UE en su propuesta de agosto de 2003. Dicha fórmula, cuyas principales características fueron acordadas, será aplicada de forma progresiva (a mayor arancel mayor reducción) sobre los derechos de importación consolidados.
El acuerdo reconoce a todos los miembros la posibilidad de designar como sensibles a un número apropiado de líneas arancelarias, que se negociará teniendo en cuenta los compromisos existentes con respecto a dichos productos. No obstante, se aplicará a cada producto el principio de la "mejora sustancial". La misma se logrará mediante combinaciones de compromisos en materia de contingentes arancelarios (cuotas) y reducciones arancelarias que se aplicarán a cada producto. También se ha logrado la reducción o eliminación de los aranceles intra-cuota, así como la introducción de mejoras en la administración de los contingentes arancelarios para que los Miembros, y en particular los países en desarrollo, puedan beneficiarse en el acceso a los mercados en el marco de contingentes arancelarios.
Con respecto del trato especial y diferenciado, los países en desarrollo podrán designar un número apropiado de productos especiales, basándose en criterios relativos a las necesidades de seguridad alimentaria, seguridad de los medios de subsistencia y desarrollo rural. Los criterios y el trato de dichos productos se especificarán más detalladamente durante la fase de negociación.
El texto adoptado es sumamente positivo ya que permite relanzar, sobre bases más concretas, la negociación de modalidades para la agricultura en el marco del sistema multilateral de comercio. La República Argentina, cuya participación de productos agropecuarios y agroindustriales en el valor total de sus exportaciones supera el 50%, será uno de los principales beneficiarios de estos compromisos. El campo tendrá así un horizonte de mediano plazo para convertirse en una pieza esencial de la integración productiva de Argentina en el mundo.
Por Martín Redrado. Secretario de Comercio Internacional
Fuente Diario Clarín