Las ventas al exterior crecieron más del 1100% en los últimos cuatro años. Los años de oro, cuando la Argentina era -después de Hollywood- el gran productor cinematográfico en toda América, murieron a principios de los 50. La industria tenía seis grandes estudios y hacía en sus laboratorios todas las copias para América latina, pero las subidas y bajadas, aperturas y cierres, fomentos y contra fomentos, le quitaron esa supremacía entre la producción de habla hispana. Hasta ahora. La remake de los buenos tiempos le llegó al cine. Las cifras dan una dimensión del boom: a principios de los años 90, el país producía diez filmes promedio anuales. En 2003, se produjeron 53, y para este año se prevén entre 65 y 70 películas que estarán en condiciones de estrenarse. Así, en poco tiempo, la Argentina trepó como segundo productor de largometrajes de habla hispana después de España, que produce 100 anuales.
Los cineastas argentinos ya son conocidos en los festivales más importantes del mundo, y suelen volver con uno o varios premios en sus valijas. "La nueva reglamentación de fomento es una suerte de catalizador para mantener esta producción, que es muy alta para el ámbito latinoamericano, pero es acorde al ampal amplio desarrollo que la Argentina tiene en el tema", explicó el subgerente de asuntos internacionales del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Víctor Bassuk.
Pero nadie es profeta en su tierra. Los largometrajes nacionales son reconocidos y valorados en el mundo, pese a que acá siguen captando apenas el 7% del público, lo mismo que una década atrás. La discrepancia va más allá, porque los más vistos en la Argentina no son -salvo excepciones- los que más se exportan.
El año pasado, las ventas externas de cine argentino sumaron 6,31 millones de dólares, y en los primeros cinco meses de este año llevan casi 2 millones de dólares, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Es un salto de más del 1100% si se compara con el medio millón de dólares anuales que se exportaba apenas cuatro años atrás. Pero no es fácil medir las divisas que produce el cine. Si bien cada film tiene un período de explotación fuerte que se centra en los primeros cinco años, las ganancias continúan (aminoradas) por el resto de su vida.
Nadie sabe qué entra en la Argentina por derechos de películas de hace 20 años, lo que demuestra que las cifras oficiales revelan sólo una parte de la realidad.
"Tenemos una asignatura pendiente con la generación de estadísticas del negocio del cine argentino en el exterior y eso es porque el Incaa no tiene ningún mecanismo de control sobre el modo y los montos de la negociación de derechos cinematográficos", señaló Bassuk.
Los que abrieron la puerta
"El punto de inflexión se produjo en 2000, cuando dos películas, «La ciénaga» y «Nueve reinas», cambiaron el escenario del cine en su capacidad de exportación. Hasta acá nos manejábamos con el mercado local", explicó el gerente comercial de Patagonik Film, Octavio Nadal.
Patagonik es la productora con mayor cantidad de estrenos este año. "Nueve reinas" encabeza su ingreso de divisas desde la reapertura del exterior, sobre todo por la venta a Warner de los derechos de remake, que la cadena está por estrenar, titulada "Criminal". Ambas multipremiadas películas abrieron la puerta a quienes siguieron detrás, como "El hijo de la novia" (la más vendida), "Cleopatra", "Kamchatka", "Valentín", "Historias mínimas" o "El abrazo partido". "El hijo de la novia" se exportó a 33 países y recaudó sólo en España 7,5 millones de euros. El país que más pagó por el film fue Italia: 300.000 euros. Con su nominación al Oscar, despertó el interés de otros países y su valor llegó a subir hasta un 50 por ciento.
El abrazo partido -ganador del premio del Festival de Berlín- está vendida a 15 naciones. Uruguay, el mercado más pequeño, reportó divisas por 10.000 dólares, valor que sorprendió a sus propios productores. Ahora viene la segunda parte, que en este caso sí es buena: tras un éxito, los directores argentinos empiezan a cotizarse. "«Nueve reinas» fue opera prima. Pero la segunda película de Fabián Bielinsky (su director) vale cuatro veces más. Ya la vendió en el exterior con sólo mostrar el guión, porque saben cómo trabaja", explicó Nadal.
Lo mismo pasa con la reciente película de Juan José Campanella, director de "El hijo de la novia". "Luna de Avellaneda" la compraron Brasil, Israel, México, y en noviembre se estrena en España. Algunos la adquirieron sin verla. Brasil, por ejemplo, pagó tres veces más que el título anterior", señaló el productor ejecutivo de Pol-ka, Juan Vera.
Así, el mercado internacional se volvió tentador. "Nueve reinas", que costó 1,5 millón de dólares en la época de la convertibilidad, obtuvo un 50% de su facturación del exterior; pero el mismo modelo, "El hijo de la novia", con éxito similar y el peso devaluado, facturó dos veces más afuera que en el país. Las más exportadas hoy generan en el mercado externo un 70% de sus ingresos. De cualquier manera, depende de cada película: en el caso de la recién salida "Patoruzito", vendida a Rusia, Bélgica e Italia antes de estrenarse en el país, se prevé que el 60% de su facturación provendrá del público argentino.
Nadal está absolutamente convencido de que el cine tiene que buscar su lugar en el mundo. "Esto [el éxito en el exterior] es nuevo. Los distribuidores que hace cinco años no me atendían, como Miramax, Sony Pictures o Fox, ahora me mandan mails, interesados en los nuevos productos. El cine argentino es reconocido. Si no aprovechamos esto, estamos perdiendo una oportunidad", enfatizó.
Patagonik desembarcó el mes pasado en Rumania y Hungría, de la mano de Telefé Internacional, y está avanzando en la firma de contratos para Polonia, Rusia y la ex Yugoslavia.
La exportación es y será fundamental, no sólo por la ventaja cambiaria. Se festeja la expansión de estrenos por año, pero la torta de espectadores locales es una sola, lo que da como resultado muchos artistas con porciones de público más pequeñas. La misma atomización pasaría con el dinero que el Incaa destina a nuevas producciones.
La salida es ampliar la base de espectadores, exportar. El Incaa puso manos a la obra al incentivar salas de difusión y promoción del cine nacional en el exterior. "Hace diez días terminamos de diseñar el primer apoyo a la promoción de nuestro cine con una sala comercial en París. La sala es Quartier Latin, todo un referente cuando de cine de artes y ensayos parisino se habla", adelantó Bassuk.
El Instituto proveerá y enviará las copias de las películas que aún no tuvieron comprador francés; convocará a los distribuidores locales y la sostendrá durante una semana en cartel. A partir de ahí, el camino lo deberán continuar los privados y el destino lo sellará la propia película y la capacidad de negociación de los productores argentinos.
El Incaa participó este año en tres festivales y para 2005 tiene previsto sumar dos más, en Milán y Los Angeles. También hay acuerdos bilaterales de codistribución que ya se implementaron o están próximos a serlo con Brasil, Chile, Italia e Israel, mientras se trabaja con los socios del Mercosur para lograr en el corto plazo estrategias conjuntas de difusión.
Por Lucila Marti Garro
Fuente Diario La Nación