La helicicultura en Argentina tiene una diferencia significativa con otras experiencias: primero se establecieron los contratos de compra, y luego la producción. Esto ha permitido dedicarse al negocio sin incertidumbre sobre el destino de la producción. Para comercializar se ha establecido un modelo de red que permite vender la producción con un gasto mínimo y prácticamente sin intermediación entre el productor argentino y el comprador europeo. De este modo, a diferencia de otros negocios, la mayor parte del margen neto de venta, descontados los gastos de envío y los impuestos, queda para el productor. Adicionalmente, los contratos con los productores son abiertos, es decir que tienen libertad de colocar su producción en otro destino si consiguen condiciones más atractivas.
Buena parte de la rentabilidad se sostiene en un precio relativamente alto, de más de cuatro euros por kilo de producto CIF (costo, seguro y flete puesto en Europa). Aquí el atractivo radica en que en las últimas décadas, y debido a las particulares características de la oferta y la demanda, el precio del caracol en Europa y en el mundo se ha mantenido estable o con ligeras alzas, tendencia que no se revertirá en lo inmediato, ya que el producto continuará subofertado.
Los precios en los contratos se fijan de acuerdo al promedio de los mercados europeos, lo que asegura el horizonte de valores.
Debe apuntarse, sin embargo, una limitación importante: los contratos existentes son para animales vivos, lo que obliga al envío aéreo; en estas condiciones, una buena parte de la productividad se aplica al pago de este servicio que, de evitarse, permitiría una rentabilidad aún mucho mayor.
Los productores están respondiendo aceleradamente a este desafío ya que aseguran que antes de mediados de año se establecerán contratos para la colocación de producto procesado. Se espera comenzar con presentaciones muy sencillas, aunque las perspectivas en este campo son enormes. De hecho, aunque concentradas en el pequeño mercado local, existen ya plantas operando para la elaboración de producto precocido congelado, y se esperan más inversiones en este área.
Concepto de negocio
Diez mil euros por hectárea es sin duda un rendimiento atractivo por unidad de superficie y ubica al caracol como una producción intensiva.
Como tal, no deberá compararse con los negocios predominantes en el agro argentino, ya que implica conceptos muy diferentes: la inversión inicial es muy elevada (unos 35 mil euros por hectárea); los tiempo de retorno son muy largos (con estos números, la inversión se recuperaría en cuatro años). Además, como todo negocio exportable está sujeto a las decisiones políticas sobre el tipo de cambio y retenciones, pero es un negocio menos expuesto a la fluctuación de precios que los commodities y con perspectivas inmediatas de agregación de valor.
Se trata de un negocio de “matriz” europea: el modelo productivo tiende a un uso intensivo de la tierra y a minimizar el empleo de mano de obra; son factores que implican un alto costo en Europa y compensan los altos costos del flete para la producción local.
Sin embargo, si los productores realmente piensan en un horizonte de largo plazo, al igual que para el resto de la producción agrícola de Argentina, el verdadero negocio seguramente empezará con la agregación de valor.
Por Amadeo Sabattini
Fuente Diario La Voz del Interior
El autor es coordinador de la red de criaderos de Hélix del Sur y director del establecimiento El Consuelo, de Río Segundo.